08/12/2017 – Cada 8 de diciembre, millones de personas en todo el mundo arman sus pesebres y algunos lo acompañan con el arbolito de Navidad. ¿Qué significa? ¿Qué sentido tiene?
Hoy el Papa Francisco se encontró con las delegaciones de Polonia y de la Abadía de Montevergine (Italia), cerca de cuatro mil personas, que regalaron este año el árbol y el Pesebre que adornarán la Plaza de San Pedro esta Navidad 2017.
Allí recordó que “en la simplicidad del pesebre encontramos y contemplamos la ternura de Dios, manifestada en la del Niño Jesús”. “¡Que la Natividad del Señor sea una ocasión para estar más atentos a las necesidades de los pobres y de aquellos que, como Jesús, no encuentran quien los reciba!”, exhortó el Papa.
“Cada año, el pesebre y el árbol de Navidad nos hablan con su lenguaje simbólico. Hacen que sea más visible cuanto se percibe en la experiencia del nacimiento del Hijo de Dios”, dijo el Papa.
Explicó que el árbol erguido nos estimula a tender ‘a los dones más altos’ (cf. 1 Co 12,31), a elevarnos por encima de las nieblas que ofuscan, para experimentar cómo es hermoso y alegre sumergirse en la luz de Cristo. En la simplicidad del pesebre encontramos y contemplamos la ternura de Dios, manifestada en la del Niño Jesús.
“El Nacimiento (o pesebre) es el lugar evocador donde contemplamos a Jesús que, tomando sobre sí las miserias del hombre, nos invita a hacer lo mismo, a través de acciones de misericordia. El árbol, que viene este año de Polonia, es un signo de la fe de ese pueblo que, también con este gesto, ha querido expresar su lealtad a la sede de Pedro”.
El Santo Padre dio su agradecimiento especial a los niños presentes, tratados en los servicios de oncología de varios hospitales italianos y de las zonas afectadas por el terremoto del centro de Italia, quienes, coordinados por la Fundación “Condesa Lene Thun”, se ocuparon de los adornos: “Queridos niños […], en sus creaciones transfirieron sus sueños y deseos de ser levantados hacia el cielo y de dar a conocer a Jesús, que se hace niño como ustedes para decirles que los ama”.
“Gracias por su testimonio, por embellecer estos signos navideños que los peregrinos y visitantes de todo el mundo podrán admirar. ¡Gracias! Esta noche, cuando se enciendan las luces del Nacimiento (pesebre) y del árbol de Navidad, también se iluminarán los deseos que hayan transferido a los adornos y los podrán ver todos. ¡Gracias!”
Concluyendo el encuentro Su Santidad deseó que el Nacimiento del Señor “sea una ocasión para estar más atentos a las necesidades de los pobres y de aquellos que, como Jesús, no encuentran quien los reciba”, y a todos auguró una feliz Navidad, que hizo extensiva a sus seres queridos.