Catequesis del miércoles de la XIX semana durante el Año
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada".
Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?".
El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?
¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si este servidor piensa: ‘Mi señor tardará en llegar’, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,
su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.
El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.
Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
1. Con los pies en la tierra y el corazón en el cieloSiguiendo con el evangelio de ayer el Señor llama a la vigilancia, a estar preparados para la manifestación de Él, que viene. Para recibirlo al Señor (que viene) hay que estar preparados, bien dispuestos.
Su llegada es sorpresiva, sin avisarte, por eso el estar preparados es una actitud permanente que supone discernimiento y fidelidad a vivir de cara a la voluntad de Dios y su gloria.
Pedro hace de nexo entre las dos parábolas, le da un matiz especial, esta parábola ¿para quien es? pregunta.
Es una llamada a la fidelidad, en lo cotidiano, en lo pequeño, el que es fiel a lo poco, será bendecido.
Hoy el Señor te llama a abrirte a su presencia en lo cotidiano, en tu familia, tu estudio, tu trabajo, tu servicio, el llamado es a estar en la presencia del Señor que quiere darle un color distinto a tu rutina, la que Dios quieres santificar y llenar de vida.
Con los pies en la tierra y el corazón en el cielo.
Las cinco parábolas a las que pertenecen estas dos, según los especialistas, advierten a los guías religiosos y a los discípulos de la seriedad y cercanía del Reino de Dios presente en Jesús.
Advierten de un nuevo orden que solo se lo puede abordar desde la fe, a la que nos tenemos que abrir desde la espera.
A un orden desgastado de una humanidad que perdió su norte, le espera un nuevo tiempo al que somos llamados a abrirnos, adherir y vivir como novedad que cambie el rumbo de la historia.
Solo para abrirnos al Reino de Dios y el justo orden que Él viene a traer para cambiar el sentido de la historia.
La palabra nos invita a creer que Dios viene para acompañarnos a la construcción de un mundo nuevo.
Dios vino, Dios llega, Dios llevará a término su obra, Él es fiel: el mismo ayer, hoy y mañana.
Ese Dios vivo, presente en la historia, nos llama a permanecer fieles al vínculo de amor con Él.
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