02/05/2018 – El sacerdote chileno Rodrigo Polanco se refirió a los laicos como una de las principales preocupaciones que surgieron del Concilio Vaticano II. “En los primeros siglos del cristianismo, todos los bautizados, es decir todos los laicos o miembros del Pueblo de Dios, hacían un apostolado, eran misioneros, anunciaban la fe. Fue así que la Iglesia se fue expandiendo gracias a la acción de los laicos. Y eso es lo que el Concilio de la mitad del siglo 20 ha querido recuperar”, destacó el teólogo desde Santiago de Chile.
Por otra parte, el padre Polanco indicó que “cada persona, cuando Dios la ha creado, la hizo con todo un proyecto de vida detrás. Y para eso hay que prepararse desde joven, formándose moral y valóricamente, tratando de ser generoso y siempre entregado a los demás. Esto significa que la vocación no surge de la noche a la mañana, sino que es algo que se va trabajando”.
Asimismo, el sacerdote subrayó que “el lugar del laico es el mundo y ahí tiene que mostrar la gloria y la belleza de Dios. Y eso se demuestra con la justicia que uno hace, con la amistad, con la sonriso que uno pone o con la bondad que se tiene hacia los demás”.
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