La fraternidad como respuesta a la guerra

lunes, 25 de junio de 2018
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25/06/2018 – Como cada semana, el Rabino Marcelo Polakoff y el Padre Javier Soteras, se sientan en torno a una mesa para conversar en “Diálogo de hermanos”.  En este programa el diálogo fue sobre el sacrificio de Isaac, la paz y la guerra, y el don de la fraternidad.

 

 

El programa comenzó con la lectura de “El sacrificio de Isaac” (Gn 22, 1-19) y tanto el Padre Javier como el Rabino Marcelo coincidieron en que, es uno de los textos bíblicos más difíciles; hay una orden de sacrificio, el matar a un hijo amado, con fines religiosos.

Hay una lucha interna en Abraham; quiere obedecer la orden que se le ha dado, pero no quiere matar a su propio hijo. ¿Qué es lo que busca Dios en esta ocasión? Quiere que Abraham rompa con la costumbre de idolatrar a través del sacrificio, destruir el círculo de violencia de su época. Sin embargo, ¿Qué pasa cuando lo religioso justifica actos de maldad?

Otro punto que tocaron en este “Diálogo de hermanos” fue el de el gran negocio que hay detrás de las guerras. La venta internacional de armas son un gran barómetro de las tensiones en el mundo.

De acuerdo con las últimas estadísticas, proporcionadas por el Instituto Nacional de la Investigación de la Paz ubicado en Estocolmo, durante los últimos 5 años los volúmenes de transferencias de los sistemas principales de armamento, aumentó un 14% entre 2006 y 2011. Las tensiones de Asia aumentaron, debido al ascenso de China como potencia mundial. La vida en Corea del Norte es precaria. El 64% de las exportaciones de armas proviene de Estados Unidos, Rusia Francia y Alemania. El 58% de estas ventas le pertenece a Estados Unidos y Rusia.

Muchas guerras comienzan por el hombre y se terminan justificando con Dios. Un claro ejemplo de esto es la situación del mundo islámico.

Sin embargo la Paz y el Amor no son temas utópicos, son algo que se construye desde todos los ámbitos ¿Cómo? Mediante el tercer y último punto que se tocó durante el programa, la fraternidad.

Ejercitando la fraternidad se equilibra la libertad e igualdad de la persona. Obviamente su construcción no es fácil; hay que trabajar y compartir la parcialidad, no la totalidad. Dios nos salva de la violencia a través de este don, ya que aquél que sirve es el que tiene valor, el valor de la empatía.

“A nadie llamen Padre, a nadie llamen Maestro, entre ustedes son todos hermanos. El primero entre ustedes que sea el último”