04/09/2018 – Junto a la compañía y el valioso aporte de María del Carmen Oro, biblista, virgen consagrada y formadora de agentes de pastoral bíblica, en “Mujer, don y tarea” estamos desarrollando un ciclo dedicado a conocer lo que dice la Palabra de Dios sobre el aporte de la mujer a la historia del mundo.
Basada en los libros y las refecciones del teólogo Paul Evdokimov, quien advirtió la necesidad de una purificación del movimiento feminista en ciertas concepciones que desfiguraron la imagen de la mujer, la especialista invitó a los fieles cristianos a descubrir la riqueza magnifica que la revelación bíblica brinda sobre todo lo creado y, dentro de lo creado, la realidad de la mujer y el varón.
María del Carmen dijo que hay ciertos elementos para tener en cuenta a la hora de analizar la realidad de la mujer desde la revelación bíblica: “Primero, no tener ningún complejo para ir a las fuentes de la revelación que nos es dada por Dios. Segundo, el ser humano es capaz de Dios, todo ser humano tiene una dimensión de trascendencia, hay un anhelo, una tendencia, un ansia de Dios y las reivindicaciones radicalizadas se basan en ideologías que niegan la dimensión trascendente del hombre”.
Además, destacó que la revelación bíblica sobre la condición femenina en los 2 primeros capítulos del Génesis habla del ser humano: “Nunca se habla de la mujer o del hombre como realidades cerradas en sí mismas o aisladas, sino siempre en una condición de alteridad, de reciprocidad; tanto con Dios como como el ser humano. Por lo que sería un error caer en una reflexión sobre la mujer o el feminismo cerrado en sí mismo”.
Por otro lado, María del Carmen explicó que el lenguaje bíblico tiene características simbólicas que muestran como lo trascendete nos es dado gratuitamente. Y también hizo una aclaración importante sobre las traducciones: “Cuando habla de la creación del ser humano, muchos textos bíblicos dicen: “Hagamos al hombre”. La correcta traducción es “al ser humano. Dios creo al ser humano a su imagen y semejanza, varón y mujer los creo”.
“En esta realidad del ser humano, creado en un misterio comunional de reciprocidad, se refleja la comunión de Dios. Dios es misterio de amor, lo que implica siempre alguien a quien amar; por eso, no podemos tratar la realidad de la mujer fuera de este misterio. Esta realidad es constitutiva al ser humano, nada podemos hacer si no es colaboración”.
Finalmente, la especialista dijo: “Utilizar a los demás en tanto y en cuanto los necesite (el hombre a la mujer o la mujer al hombre) es devastador porque niega la dimensión de comunión profunda en la que fuimos creados”.
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