11/09/2018 – Te acercamos esta hermosa oración donde ofrecemos al Señor nuestra vida para que Él, con su abrazo de amor, la transforme:
“Aquí estoy, Señor, a tu puerta,
entre estremecido y asustado,
aturdido y expectante;
sin saber cómo he llegado,
sintiendo que avivas, en mi corazón,
las cenizas del deseo y la esperanza
y despiertas, con un toque de gracia,
mis entrañas yermas.
Aquí estoy, Señor, a tu puerta,
con el anhelo encendido,
con el deseo disparado,
con los ojos atentos y los pies prestos,
aguardando lo que más quiero -tu abrazo-,
luchando contra mis fantasmas y miedos,
desempolvando mi esperanza olvidada,
nuestras promesas y encuentros.
medio cautivo, medio avergonzado,
necesitado, enamorado..;
queriendo despojarme de tanta inercia y peso,
rogándote que cures las heridas de mi alma
y orientes mis puertas y ventanas
hacia lo que no siempre quiero
y, sin embargo, es mi mayor certeza.
¡Tú sabes cómo!”
Florentino Ulibarri