La introducción de este libro, hace un marco perfecto a nuestra reflexión de hoy:
“Cierta vez le preguntaron a la filósofa existencialista y novelista francesa Sim on de Bovoire cual era su definición de adultez, y ella respondión ’un adulto es un niño inflado por la edad’. Tengo a menudo la sensación de vivir en una sociedad de niños inflados, hombres y mujeres cuyos documentos de identidad y cuyas apariencias –mal que les pese- denuncian que han pasado claramente la línea demarcatoria de la mayoría de edad y se niegan a aceptar ese hecho natural de la vida y dan afanosas y penosas batallas por ocultarlo o disimularlo. Se empecinan en conservar actitudes infantiles o adolescentes, expresan pensamientos de una sorprendente linealidad o elementalidad, se vinculan de una manera inmadura y utilitaria, carente de responsabilidad y compromiso. Su manera de consumir las modas a las que se entregan, los fanatismos tanto deportivos, artísticos, pseudos-espirituales que los atrapan hacen temer que hayan sido víctimas del virus de la regresión. Hablan con vocabulario cada vez más desnutridos y planos, se llenan la boca de ‘bolu’ ‘loco’ ‘copado’… y empiezan cualquier conversación con ‘vos ¿todo bien?’ como advirtiendo que no quieren escuchar nada que no sea divertido, bárbaro o espectacular, o simplemente superficial. Dedican horas, energía mental, y buena parte del resumen de su tarjeta de crédito a luchar contra su propio cuerpo para mantenerlo en una imposible, eterna, trabajosa y falsa juventud, Hay un marketing idiotizante que nos quiere a todos jóvenes todo el tiempo… antes se contemplaba cada edad como etapa de un camino de realización personal. A la niñez le seguía la juventud, pero solo por unos años, y después la madurez tenía su culto a la plenitud de la persona y hasta la vejez era deseada y reverenciada. Ahora, de un modo forzado y postizo, hemos abdicado a todas las edades para reducirnos al perverso estado de la inocencia juvenil. Como decía un periodista, Luis Amiguet, ‘el marketing del juvenismo usurpa a los jóvenes lo más superficial de sus señas de identidad, y si, en cambio, se castiga con contratos basura, a los jóvenes de verdad.”
GL: ¿Cuáles serían las características que marcan la madurez, o la persona adulta, que asume plenamente esa etapa de la vida?
SS: Creo que una persona adulta en su evolución emocional, espiritual, afectiva, psíquica, es ante todo una persona responsable, pero no responsable entendido como cumplidor solamente, sino responsable porque se hace cargo de su vida en cuanto a elegir los rumbos y las consecuencias de los rumbos que va eligiendo. Es decir: se hace cargo en el trabajo, en la pareja, en la paternidad, en la amistad, se hace cargo como ciudadano, y se hace cargo en los diferentes papeles, roles y funciones “Se hace cargo” quiere decir ‘no busca al culpable para aquellas cosas que tienen consecuencias no deseadas o consecuencias que lastiman, repara cuando lastima, es una persona que ha entendido que vive entre otros diferentes y ha entendido que la riqueza de los vínculos se da a partir de las diferencias. Ha entendido y lo demuestra en sus actitudes que los deberes y los derechos, si bien van juntos, tienen una secuencia que es primero los deber y después los derechos, porque no vivimos solos y no vivimos para nosotros. Vivimos entre otros y para otros. Una persona adulta es una persona que sabe que el tiempo en el que vive es un eslabón de una larga cadena. La familia a la que pertenece, todo el mundo que le ha tocado vivir, es un mundo que tiene una historia que otros han sembrado para que el hoy coseche, y que el está obligado a sembrar para que a su vez otros cosechen. Por tanto, es alguien que cuida, honra a quienes vivieron antes que él. Cuida en el presente y lega para el futuro. Y esto lo demuestra en la forma en que se relaciona con los otros, en la forma en que trata los espacios públicos, en que trata a todos los elementos que son útiles para todos. No es que ‘declama’ esto sino que lo ‘demuestra’ en la cotidianeidad, y sobre todo tiene mas o menos en claro cuales son los valores esenciales sobre los cuales ha decidido construir su vida y ha hecho de s esos valores casi una ‘segunda piel’: no se los saca cuando va a dormir o cuando está solo o cuando le conviene porque le van a quedar mejor otros valores, sino que esos valores son parte absolutamente indivisible de él. Y viviéndolos, los transmite y permite que se divulguen en la sociedad, los transmite a sus hijos, a sus alumnos si es docente, en definitiva, los transmite a los más jóvenes porque él ya es una persona madura y sabe que hay otros para los cuales él es referente y se comporta como tal. Creo que esta es la base de una adultez bien vivida, vivida de una manera que acompaña los ciclos de la vida, que no se disocia de esos ciclos y que no intenta detenerlos de una manera absurda para permanecer en una juventud eterna como si la juventud fuera un valor en sí misma. La juventud es simplemente una de las etapas de la vida. Pero si uno no completa las etapas de la vida, en definitiva no completa la vida. Creo que mientras estamos vivos tenemos el deber moral –y los deberes morales son para con el prójimo- que es acompañar las etapas de la vida siendo lo que se es en cada momento.
GL: Es muy frecuente en toda la actividad literaria que trabaja sobre este tema, de hacer una comparación con lo que era antes. Notamos una verdadera pandemia de actitudes adolescentes en los adultos, basadas fundamentalmente en esto de hacer de mi deseo un derecho. Este tipo de comportamiento lo vemos cotidianamente en todos los planos de la sociedad. Ahora bien: cuando se escribe sobre este tema, se apela al modelo anterior: “…antes…”. Antes el rol del adulto era un rol muy claro, la sociedad empujaba para que todos alcancen esa meta de adultez, esa adultez estaba fundamentalmente signada por el honor, el deber, el cumplimiento, las responsabilidades, la fidelidad. Antes teníamos una familia patriarcal, con roles muy estereotipados, bien clasificados. Entonces los adultos hoy tenemos un problema ¿tenemos que mirar para atrás para alcanzar nuevamente un grado de salud mental como sociedad que es el que estás describiendo cuando describís un adulto? ¿no hay otro modo de pintar una referencia que no sea 50 o 100 años atrás?
SS: Para ser un adulto de la manera que lo describí, nada tiene que ver el antes. Esto algo que uno tiene que hacerlo en e4l tiempo que le toca vivir, que es el hoy. Se habla del antes porque es evidente que en algún momento se ha quebrado o se ha perdido un eslabón de una cadena que venía progresando de una manera natural. Para decir que tengo que ser una persona consecuente con sus valores no necesito mirar para atrás. Y tengo que preguntarme hoy ¿cuáles son mis valores? Y honrarlos hoy, y a mi manera y en este mundo. Cada uno vive en el tiempo que le toca, en el presente. Y el presente es ese punto del tiempo donde el pasado, tanto personal como colectivo ‘coagula’, se concreta en un ser, el que soy hoy, que está cimentado en lo que ha venido viviendo hasta aquí conciente o inconcientemente. Es como un árbol: puede ser muy bonito cuando lo vemos pero debemos saber que tiene algo que no se ve y que son sus raíces, no está puesto así en la tierra porque se caería con cualquier viento, y sus raíces le han permitido crecer.
Nuestro pasado más allá de las cuentas que podamos tener pendientes con él, es parte de lo que somos, y nuestro futuro es aquello que desde este presente proyectamos y también es parte de lo que somos. Entonces el presente es un tiempo que no se hace a sí mismo sino que se construye de lo que proyectamos, lo que soñamos, lo que tenemos como propósito en la vida, mas lo que de alguna manera hemos venido siendo hasta hoy. Esto es vivir el presente y es allí donde uno tiene que ser lo que es, en este caso, adulto
Cuando no vivimos en el presente, pasamos a vivir en el instante, que es otra cosa. Y creo que eso es lo que hoy está ocurriendo en nuestra sociedad: mucha vida en el instante. Y el instante no tiene raíces, es fugaz, se pierde en la nada, no reconoce pasado y no se conecta con un propósito futuro. Y creo que cuando se cae en este juvenismo, esta especie de idolatría de la juventud por la juventud misma, uno no avanza hacia ningún lugar. Porque si quiero ser eternamente joven no puedo proyectarme hacia el futuro porque en el futuro voy a envejecer, y al detener el tiempo de mi vida tampoco mi pasado va a crecer. Porque en la medida en que uno crece, crece su pasado, su historia, y hasta crece la posibilidad de cambiar el pasado si es que uno no está conforme con él. Porque el pasado no se puede cambiar en cuanto a los hechos que transcurrieron, pero si se puede cambiar la mirada que una tenga sobre él, y la significación. Y eso se cambia desde un presente que tenga sentido.
Entonces: podemos hablar de lo que fue antes. Pero inevitablemente lo que hagamos lo vamos a tener que hacer hoy, y va a tener que tomar las formas de nuestro hoy personal y colectivo
GL: Para describir esta “adolescencia crónica”, pandémica, que afecta a la sociedad, se apela a una comparación con lo que ocurría antes, y se va modelando el antes algo así como ideal, o al menos más sano de lo que estamos viviendo hoy. Y creo que en algunas cosas realmente lo era. Quisiera que así como describimos a la persona adulta, describas al “adolescente crónico”, o mejor dicho a ese adulto que no quiere crecer, y que se está volviendo muy contagioso hoy.
ENTRE LAGRIMAS Y EUFORIA
Este loco juego de vivir, esta nueva aventura de sentir Te has ido en el medio de mi historia Entre lagrimas y euforia Pienso en ti Aun no he terminado de entender, aun no he terminado de crecer Vida y muerte solo dos palabras, cual es buena y cual es mala para mi
Solo queda el silencio de tu sombra y el eco de mis gritos que te nombra Intento retenerte en mis recuerdos Estas demasiado lejos y pienso en ti
“Este culto a la apariencia tanto como la irresponsabilidad galopante de gobernantes, funcionarios y opositores, tiene origen en la inmadurez colectiva de la sociedad y de sus individuos. Los políticos emergen de esta sociedad, son parte de ella. Ah í están como ejemplo las actitudes ‘pandillescas’, el no hacerse cargo, el juntarse solo con la barrita de amigos, la falta de respeto por normas básicas como la Constitución, la pobreza del lenguaje, con frecuencia se suele escuchar a algún ministro alardear de su propio lenguaje soez con que califica de vagos, nabos o tarados a quienes no piensan como él. Así como el adolescente no acepta normas o busca transgredirlas para afirmar su identidad, la corrupción en la política se ha convertido en una forma de afirmarse en la actividad de ser aceptado y de pertenecer. La cultura también está afectada por el juvenismo desde el momento en que gobiernos nacionales o locales creen que ella se mide por kilo o por metro cuadrado y llaman eventuos culturales a recitales callejeros que alteran la vida de la ciudad dejando como resultado más basura, ningún mejoramiento en la creatividad ni en el pensamiento ni en el conocimiento. Miles de adultos que forman parte de ese público salen de allí convencidos de haber asistido a hechos históricos, mientras los balances culturales se cuentan en cuánta gente fue. Un tipo de contabilidad adolescente en el que la fabulación magnificante se usa para afirmar la identidad. La diferencia es que mientras los adolescentes se sienten grandes con el dinero de papá, en este caso la pretendida comunidad política se siente grande con el dinero de los contribuyentes.”
GL: Sergio, ¿cómo es un ‘adulto adolescente’ o un ‘niño inflado’?
SS: Para tener el modelo, podríamos describir primero cómo es un adolescente. Un adolescente es alguien que está en una etapa de transición de la vida –porque ni la infancia ni la adolescencia son para quedarse- en la cual se maduran habilidades físicas, intelectuales, se termina uno de completar para luego ser adulto, donde sí se permanece, porque en esa etapa transcurre el mayor tiempo de nuestra vida. Como toda etapa de transición, es cambiante desde el punto de vista físico, emocional, las emociones son inestables: en un día puede sentirse el más bello y el más horrible y esto derrumba su autoestima y después la tiene que levantar, hay una urgencia permanente, las relaciones también son inestables, intensas, es un hervidero hormonal y sus deseos son de un ímpetu tremendo y los considera derechos. Y si no se le cumplen se considera ofendido porque siente que no se le respetan derechos. No tiene proyectos de vida porque está en un cambio permanente, ni puede asumir responsabilidades serias, ni puede responder realmente porque no tiene fondos desde económicos hasta emocionales con los cuales responder a ciertas consecuencias de sus actos.
Cuando ocurre esto y otras cosas en un adolescente es normal, y los que somos adultos debemos saber, cuando nos toca tratar con adolescentes desde las diferentes funciones –padres, docentes, familiares (tíos, padrinos), o simplemente como adultos en el mundo- que esta es una etapa de la vida, que no es así la persona sino que es así la etapa que transita.
Cuando todo esto lo hace un adulto, ahí tenemos un problema. Y este es el problema: creo que hay una masa crítica de adultos que actúan así, una masa que incide en la sociedad, que crea costumbres, hábitos, sentencias en la sociedad, ya no es un problema personal sino de todos: como sociedad no tenemos quórum para construir un proyecto colectivo, para construir una ética y vivir de acuerdo con ella, y la vida de cada adulto que quiere vivir como adulto se hace peor, porque en lugar de tener socios entre sus congéneres está cada vez más solo para poder vivir como adulto, se va quedando sin interlocutores. Y encima uno tiene detractores porque es un ‘amargo’ un aburrido, un ‘pesado’, Dicen: ‘la vida hay que vivirla’ y no la viven porque este es un slogans del adulto que no quiere ser adulto. Justamente: si ‘la vida hay que vivirla’ hay que pasar por todas las etapas, y no quedarse empantanado ridículamente en una etapa.
GL: Hablas en tu libro de una ‘anemia de adultez’ y ‘tragedia moral como sociedad’. ¿en qué situaciones ves reflejado esto, en qué síntomas sociales?
SS: Estas serían las enfermedades, pero serían abstractas hasta que uno no ve los síntomas. Y los síntomas están entre nosotros. Por ejemplo: si vemos la cantidad de accidentes que se siguen produciendo en las rutas, que es una tragedia porque es como si el país estuviera en guerra: todos los años se sumas 8000 o 10.000 más, mas los que quedan discapacitados. Todo esto es producto de no respetar normas y manejar como si fueran autitos chocadores. Esos autitos los manejas los niños y adolescentes en los parques de diversiones, y en la calle los adultos no manejan como adultos sino como adolescentes: manejan para hacerse notar, no les importa el otro, manejan sin noción de riesgo. Otra característica del adolescente es que se cree inmortal y no asume que la vida está rodeada de riesgos y no los asume: toma conductas de riesgo sin asumir que son riesgosas.
Otro ejemplo: los comportamientos que se dan entre los políticos mas que de ‘componentes de partidos’, de ‘barritas’ que se citan para pelearse, se prepotean, no piensan en el bien común, desconocen toda pertenencia de conjunto que vaya más allá de esa barrita o del fragmento de partido a que pertenecen. Se olvidan de que si eligieron la política es para trabajar por el bien común de toda una sociedad.
Otro ejemplo: es un comportamiento social adolescente tratar los espacios públicos como se los trata. Un adolescente en su casa deja todo tirado, se olvida que alguien está trabajando para pagar esas cosas que él rompe o que no cuida. Cuando olvidamos que esos espacios públicos nos pertenecen a todos, que es deber de cada uno cuidarlos, que no puede ser que cada uno se lo apropie porque como tiene que protestar por algo tiene un derecho no satisfecho en lo inmediato entonces no le importa cómo lo va a dejar. El que hace un piquete o una huelga, no es que no tiene derecho a protestar sino que tiene el deber de dejar ese espacio limpio y de no romperlo porque todos los demás tienen derecho a utilizar ese espacio que es de todos y en buenas condiciones. Hay protestas adultas y hay protestas adolescentes.
Otro: los programas televisivos que tienen más raiting en la sociedad, uno puede darse cuenta del nivel de evolución emocional, afectiva de esa sociedad. Si un personaje monstruoso que encima se convierte en ídolo colectivo, estamos hablando de un estado mental de adultos adolescentes.
Además creo que una sociedad es adolescente cuando tiene ídolos transgresores y los lloran cuando esos ídolos terminan en muertes trágicas simplemente por no tener responsabilidad sobre sus propias vidas, y le rinden honores, cuando a otros que trabajan anónimamente como el Dr. Maradona prácticamente se los ignora a nivel público.
Una sociedad es adolescente cuando los jugadores, la hinchada, los periodistas deportivos se comportan como se comportan y hablan como hablan y alientan ese tipo de comportamientos. Cuando todo parece una ‘piolada’: cuando en un mismo partido se hizo el gol mas bello de la historia del fútbol, y si bien lo reconocemos, siempre nos parece que lo que nos distingue, lo que nos identifica es ese ‘gol con la mano de Dios’. Yo no creo que Dios esté de acuerdo con esa mano sino mas bien que este gol está contra los principios de Dios desde el punto de vista de la honra de los valores.
Una sociedad es adolescente hasta en sus comportamientos sexuales. A veces –según estadísticas- tienen un comportamiento más serio sexualmente personas menores de 20 años que otras entre los 40 y 50 años.
Según una encuesta, más del 50% de los argentinos afirman que están dispuestos a no cumplir la ley cuando la ley va en contra de sus intereses, y esto va desde pequeñas leyes municipales, convenciones, hasta las leyes más importantes. La ley está presente en nuestras vidas de muchas maneras. Si cruzo un semáforo en rojo, estoy contraviniendo una ley que ha ordenado el tránsito para que no nos matemos en las calles. Se van disolviendo las normas de abajo hacia arriba y después se llega a extremos que nos escandalizan a todos. Una ley está hecha no para satisfacción de intereses personales –en este ejemplo sería llegar temprano a alguna parte-, sino para integrarnos a todos que somos diferentes, en una misma comunidad. La ley está hecha, en última instancia, para ‘limitar’ porque si no predomina la ‘ley de la selva’, la ley del más fuerte. Siempre la ley va a recortar un poquito mis derechos y por tanto va a estar en cierto sentido en contra de mis deseos.
TRATANDO DE CRECER. Baglieto
Como decía un catalán, voy tratando de crecer y no de sentar cabeza,
pibe de barrio buen tropero en la partida, un miembro mas del circo desesperado un punto en un planeta, un bicho que camina Aun resuenan los acordes, de una guerra en si bemol sin ninguna melodía,
una mamó le pone nombre a su machito y así las flores crecen junto a los cardos y derrotan las tormentas, y se caen y levantan Todavía me emocionan ciertas voces, todavía creo en mirar a los ojos todavía tengo en mente cambiar algo, todavía y a dios gracias todavía El sol quema la lengua de los lagartos, la verdad es buen veneno pa’ las tripas todavía hay mucha gente que esta viva, todavía y Dios gracias todavía. Multiplicar, es la tarea, es la tarea …es nuestra tarea Como canción de carnaval, se metió por el bolsillo un cielito pa’ mis hijos,
un tiempo nuevo y bueno pincelado de otras formas, tirando un poco mas a los colores fuertes,
donde el mar salude a todos, donde un beso sea moneda corriente. Todavía me emocionan ciertas voces …
GL: Cuando uno piensa en adultez en estos términos, es decir, piensa en estabilidad, compromiso, capacidad de resignar deseos, necesidades e incluso derechos a favor del bien común, piensa que uno tiene una vida corta, no es inmortal, inmediatamente se asocia a cosas aburridas, planas, insatisfactorias, displacenteras, hipócritas, oscuras, en definitiva, cosas que le quitan sabor a la vida. Esa asociación emocional que se hace muchas veces y que los adultos también las padecen, es una asociación que me gustaría que nos expliques
Tenemos que multiplicar la alegría de la adultez, pero ¿dónde la encontramos cuando tenemos un espejo de ‘adultos aburridos, amargados, agobiados’. Estoy pensando en muchos padres: los que cumplen con sus compromisos están cansados, y a los otros se los ve muy bien, bárbaro, genial, pero dejando un tendal de relaciones rotas, hijos abandonados, hijos-amigos
En la calle percibimos, ya sea porque los adultos somos o nos mostramos así –siempre cansados, agobiados, etc-, ya sea porque al marketing no le conviene que crezcamos, porque el adulto es una persona que sabe discernir, que sabe diferenciar lo superfluo, lo urgente de lo necesario y por tanto es un consumidor inteligente. A la sociedad de consumo le conviene tener una masa a-crítica, y por eso hay una intencionalidad de boicotear el acceso a la madurez. Esta asociación de sentimientos o vivencias desagradables ¿de dónde vienen y cómo se resuelven?
SS: creo que cuando uno no le encuentra sentido a su propia vida casi todas las vivencias son desagradables. Algunas podrán ser placenteras durante unos instantes, pero en definitiva va quedando como un sedimento en el fondo de una insatisfacción vital permanente que es esta sensación de vacío, de sinsentido. En la medida que la vida avanza y el sentido de la vida no aparece, crece la sensación de vacío y uno intenta detener el tiempo para ver si de esa manera puede descubrir el sentido que no encuentra. Pero el sentido de la vida se encuentra viviéndola, y no me lo van a traer hecho desde afuera porque al ser todos personas únicas, cada uno tiene un sentido a descubrir por él mismo. Lo que es común al sentido de todas las vidas es que el otro está presente en ese sentido a través de diferentes formas de vínculos. Pero mientras estamos distraidos y no pensando en esto, somos ‘pasto de consumo’, porque a mayor sensación de vacío existencial mayor necesidad de ‘calmantes’, que pueden ser cosas, personas, relaciones… Esto de vender lo que no se puede vender, que es ‘eterna juventud’, necesita para poder ser exitoso no que estemos satisfechos con nuestra vida sino todo lo contrario.
Creo que de los grandes problemas sociales se sale desde donde cada uno es influyente. Todos nosotros somos personas influyentes y a veces nos lo vamos olvidando o nos lo hacen olvidar. Tenemos vínculos, trabajo, amigos, familiares…en ese lugar donde actuamos, podemos comenzar a actuar de manera distinta. Porque así como para entender los fenómenos hay que traerlos a la vida cotidiana, para cambiarlos hay que comenzar desde la vida cotidiana. La sociedad no cambia desde sus gobernantes sino desde sus componentes. Nosotros podemos empezar a ser adultos frente a nuestros hijos, podemos ser personas responsables entre nuestros familiares y amigos,
Por supuesto siempre va a aparecer quien te diga ‘sí, pero esta sociedad no te deja’. Ese es uno de los condicionamientos. Decía Victor Frankl que el ser humano es el único ser capaz de ir más allá de los condicionamientos. Todos tenemos el condicionamiento de ser temporales, el del país donde nos tocó vivir, condicionamientos de salud, pero además tenemos la conciencia y el libre albedrío que nos permiten ir mas allá de los condicionamientos. Y por tanto en virtud de una condición de vida que queremos vivir, comenzar a trabajar para lograrlo.
Una vez pidieron a Einstein que definiera una neurosis, y él lo hizo de la siguiente manera: “es hacer lo mismo y pretender un resultado diferente”. Si queremos una sociedad diferente, cada uno debe comenzar a hacer algo distinto.
– ¿Hasta que edad se considera la adolescencia?
SS: La infancia y la adolescencia duran y seguirán durando siempre lo mismo, porque son etapas que tienen una única función en la vida que es que desarrollemos herramientas con las que venimos al mundo. Son etapas que se nos dan al principio de la vida para madurar habilidades físicas, intelectuales y afectivas. Hay una tendencia hoy a decir que porque vivimos más la adolescencia se ha alargado. Si la adolescencia se hubiera alargado porque vivimos más también hubiera tenido que alargarse la infancia y entonces por ejemplo se nos caerían los dientes de leche a los 14 años, empezaríamos a caminar a los 5 años, y la gestación duraría 15 o 16 meses. Y no se puede nacer a los 12 meses de gestación. Como mucho se podrá nacer a los 7 meses. Quiere decir que se puede madurar antes o algunos procesos se pueden adelantar, lo que no se pueden es retrasar.
Entonces a los 20 años la adolescencia se cierra sí o sí. A los 22 años uno es un adulto joven. Aquello para lo cual la adolescencia es una etapa de la vida se ha cumplido ya. Parece un horror hoy mencionar que un chico no puede estudiar y trabajar, cuando tantas generaciones lo han hecho
GL: ¿qué pensas de declarar la mayoría de edad a los 18 años?
SS: Ya es ley, y me parece una barrabasada del clientelismo político. Creo que es un doble mensaje absurdo y casi esquizofrénico porque por un lado se adelantó la mayoría de edad a los 18 años y estos chicos pueden casarse, comprar propiedades, resulta que por otro lado la misma ley dice que tienen que seguir siendo mantenidos por sus padres hasta los 21. Por tanto esto es producto de una confusión mental de los políticos y creo que lo han hecho para ganarse electores y demuestran una vez más lo poco que piensan y la poca responsabilidad en las medidas que toman cuando son medidas que van a afectar a toda una sociedad.
Creo en definitiva que es una forma más de dejar hijos huérfanos en esta sociedad y de abandonar a los jóvenes.
GL: Es una forma más de quitar poder a los adultos, aún cuando muchas veces los padres no se comporten como adultos. Pero a los padres que asumen su rol de manera adulta, carecen de recursos y herramientas para poder acompañar a los adolescentes hasta la verdadera madurez. A mi me preocupa esto en este panorama
SS: Celebro que haya espacios como éstos porque es una forma de advertir a la sociedad hacia dónde estamos caminando si seguimos así, y por otro lado son espacios generadores de esperanza para quien toma conciencia y asume la responsabilidad que le toca.
GL: En esta época de ‘juvenilismo’ que no es lo mismo que juventud, me encantó la denuncia de una verdadera esquizofrenia de imponer este patrón juvenil adolescente como patrón de comportamiento –creo que en los medios está muy claro, en el lenguaje que se usa también-. Esas disputas que se arman entre personas de 50 años para arriba, en torno a lo ‘que me dijo, me miró…’ son realmente adolescentes.
Los que tienen raiting no se vayan a creer que gozan de admiración y prestigio. La gente muchas veces mira estos personajes para criticarlos o para tomarles el pelo. Quizá ellos lo sepan, o no. Tal vez ni maduran intelectualmente y no se dan cuenta de cómo viene la mano. De todos modos, sería bueno ‘dar un paso’ de adultez y no premiar con el raiting este tipo de propuestas
El problema que se nos presenta a muchos padres es ¿Cómo hacer crecer a nuestros hijos en una sociedad adolescente? Sobre todo porque se multiplican los roles. Antes los padres teníamos prácticamente el rol de cuidar y proteger la vida, dar cariño, y de vez en cuando dar algunos empujones a ‘los cachorros’ para que salgan de la guarida, para que salgan del ámbito del cuidado de los padres. Hoy tienen que hacer de todo: de papá y mamá en el ámbito de lo afectivo, lo cual es muy difícil, tienen que hacer de policías, de servicio militar, de escuela, de proveedores económicos, de refugio y al mismo tiempo de trampolín…
Por eso hay que hacer alianza con las instituciones. Si los padres por ejemplo en la escuela, que es simple colaboradora en la educación- van a protestar porque al hijo le pusieron una mala nota o amonestaciones, en vez de hacer lo contrario, y en el caso de que las sanciones sean injustas arreglar el caso exclusivamente entre adultos, favorecen esta fantasía adolescente de que pueden hacer lo que les venga en ganas y no voy a pagar consecuencias por lo que hacen.
La fórmula del crecimiento es la del grano de trigo. Jesús dijo “si el grano de trigo cae en tierra y no muere, queda solo, pero si muere da mucho fruto”.
Supimos morir al útero, supimos morir a la infancia. ¿Por qué no sabemos morir a la adolescencia? ¿Qué fantasmas, que temores, que miedos yacen en el porvenir de la adultez que ante el desafío de crecer nos quedamos solos con tal de no morir bajo la tierra del tiempo?
Donde esta mi corazon, que se fue tras la esperanza Tengo miedo que la noche, me deje tambien sin alma Donde esta la palomita, que al amanecer lloraba Se fue muy lejos dejando, sobre mi pecho sus lagrimas Yo tengo una pena antigua, inutil botarla afuera Y como es pena que dura, yo la he llamado la añera Donde estan las esperanzas, donde estan las alegrias, La añera es la pena buena, y es mi sola compañia
Hay un equipo que está trabajando sobre el tema “El maltrato verbal es violencia”
María Isabel Pellizari, coordinadora del Equipo diocesano de niñez y adolescencia del obispado de San Isidro, junto con otras instituciones organizaron una campaña cuyo lema es “El maltrato verbal es violencia”
GL: La violencia verbal hacia los niños está tan naturalizada, que si no prestamos atención casi ni nos vamos a dar cuenta.
El siguiente es un spot hecho para medio audiovisual.
-Sos idiota o te hacés? Estas son mis cosas, mis herramientas y no se tocan. ¿sos tonto? ¿no te da la cabecita? Y ahora qué: te vas a poner a llorar. Das vergüenza ¿sabés? Estoy harto de decirte las cosas. No sé a quién saliste. Parece que lo hacés a propósito”
Una vez que lo dijiste, lo dijiste. El maltrato verbal también es violencia. ESCUCHATE, Es un mensaje del Consejo publicitario Argentino. Para mayor información, visita www.escuchate.org.ar
La imagen que acompaña esto es la de un niño de unos 8 años que mientras el papá habla, el niño apreta un botón en la frente, se abre un pasa cassette. El niño agarra un casete que está en su frente, lo da vuelta, lo vuelve a meter y vuelve a apretar el botón. Esto nos da claramente la imagen de que el niño está grabando en su mente estas afirmaciones.
– Yo jamás en la vida le levanté la mano, jamás se me ocurriría ponerle un solo dedo encima al pobre inútil bueno de mi hijo
GL: ¿Qué los ha motivado a hacer esta campaña?
IP: Nosotros hace mucho tiempo trabajamos la problemática del maltrato y la violencia en la infancia y adolescencia desde un lugar de orientación y asistencia directa a las consulta de los casos que llegan a nuestra sede. La posibilidad de poder trascender solamente se daba a través de capacitaciones a personas que trabajaban desde lo social o desde lo psicológico esta temática. Pero había una necesidad de llegar al conjunto de la sociedad con algunos temas que culturalmente se estaban dando como naturales, y al no tener conciencia el adulto lo que ocasionaban sus actitudes no se hacía presente como una problemática a trabajar. Y la única posibilidad era a través de los medios de comunicación. Por eso nació la idea de acercarnos al Consejo publicitario, que siempre desarrolla campañas de bien público y entusiasmarlos con este tema y con esta idea. Hace un año que estamos trabajando en esto y tuvimos la suerte de que se nos asignara una agencia creativa que tomó muy responsablemente la idea de dar un mensaje social, y pudo pasar el contenido en estos mensajes. Esto lo vemos por la repercusión y la respuesta que estamos teniendo en los adultos en sus consultas.
GL: Concretamente ¿cuáles son los efectos de esta violencia verbal en los chicos
IP: Nadie va a decir que está bien matar a palos a un chico. Pero esto de la desvalorización, de la ruptura de la identidad del chico (‘no sos nadie’, ‘no valés’, ‘no podes’) continua y repetida en la crianza, hace que cuando llega a adolescente y cuando entra a la adultez, es una persona que no valoriza la vida, que no tiene la posibilidad de proyectarse, no tiene otra forma de reaccionar que la violencia. Entonces nosotros estamos cuestionando la violencia que tiene la sociedad, pero somos nosotros quienes estamos formando a la gente violenta, porque en nuestro modo de crianza ya le damos una impronta.
El adolescente que sale y mata, que no tiene valor de la vida y por eso lo hace, tampoco valora su propia vida. Si siempre se le ha dicho ‘no servís para nada’, ‘no valés’ ‘no podés’ –conciencia que no es prioritaria de las clases más humildes o mas desvalidas sino que está en todos lados- hacen que el adulto también crea esto: ‘no soy proyecto de nadie, no puedo proyectar’, ‘no sirvo para nada, no puedo hacer’, ‘no se integra socialmente, no puede apoyar a su familia’. Quedan marcas en el alma que traen una serie de consecuencias como la dispersión permanente, la delincuencia juvenil, la dificultad de hacer proyectos y asumir responsabilidades.
GL: ¿qué hacen ustedes cuando un papá se siente identificado y se ve reflejado –porque acá no es cuestión de tirar piedras a nadie sino de crear conciencia para cambiar actitudes-
IP: Esta pagina de Internet tiene una serie de recursos que tienen que ver con lugares donde se trabaja con la familia respecto de la crianza y educación de los hijos, que podrían ser puntos de partidas para acompañar a papás que acaban de reflexionar sobre una situación dolorosa, que les molesta porque se hace conciente. Después del darse cuenta, debe salir y pedir ayuda. Cada caso tiene particularidades. Es difícil encontrar gente que trabaja en el tema, pero existen.
GL: Tampoco se trata de trabajar la sintomatología solamente. La violencia verbal es un síntoma de la persona que no madura, que está enojada, de una persona neurótica o incluso enfermedades más graves. A veces son enfermedades, a veces son conductas violentas. No hay una sola forma de trabajar la violencia. Por otra parte, nadie puede dar lo que no tiene. Una persona que tal vez por su historia personal esté inundada de violencia y no encuentre otra manera de relacionarse que esa, tenga que buscar lugares donde nutrirse de nuevos modos de vincularse para luego poder brindarlos en sus relaciones.
IP: Por eso decimos que hay que acercarse a lugares especiales que acompañan, que van a tomar los elementos de cada situación particular. No se puede dar una receta de ‘cómo dejar de ser violento’ pero hay que tomar conciencia de que en realidad todos somos miembros de familias estresadas por alguna causa, y que hay modos diferentes de crianza y modos diferentes de relación. Y nos pareció que era bueno conocer las consecuencias del modo que he podido –no que he elegido, porque algunas veces es lo que el adulto puede- manejarme. Acá no hay culpas, no hay que manejarse con la culpa porque la culpa no es motor de nada.
Entonces, el primer paso es tomar conciencia de que hay algo acá que no funciona y esto es lo que ocasiona que estemos viviendo de este modo ¿puede ser que vivamos de otro modo? Entonces lo que les pedimos es: el que pudo darse cuenta de que está pasando algo, que pueda abrirse a compartir, a averiguar y sentirse acompañado por alguien, por un grupo, etc. Hay miles de alternativas que cada uno desde su lugar va a poder ir encontrando para enfocar ciertas cosas.
Hay instituciones que a través de un apoyo desde personal hasta comunitario se van logrando hacer talleres de juego, talleres de relación. Hemos hecho aquí en una villa una actividad de fortalecimiento con 30 mamás, una experiencia piloto durante 2 meses, y las mismas mamás estaban asombradas de los espacios de diálogo que habían logrado con sus hijos adolescentes
GL: Los spots ¿se van a ir renovando?
IP: Los spots se están pasando por canales de cable y de aire. Estos son espacios que los medios ceden y tienen convenio con el Consejo Publicitario argentino para campañas de bien público. El trabajo de la agencia fue ad honores, con lo cual la producción ya no se renueva. Si con una nueva apertura logramos darle una continuidad probablemente podamos hacer algún otro tipo de mensaje.
GL: Sería muy bueno, porque vivimos en una inmediatez tan grande que los mensajes también se van naturalizando, nos acostumbramos a escucharlos, y la verdad es que esto necesita ser sostenido en el tiempo, porque estamos ante una sintomatología grave de mal trato en todas las formas
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar | Incrustar
Suscríbete: RSS