28/09/2018 – “Tenemos descuidado el cuidado”, comenzó reflexionando el Padre Ángel Rossi, sacerdote jesuita. Expresó que sobretodo tenemos descuidado el cuidado de las personas, “uno advierte quizás a veces más cuidado en una mascota que en un ser humano”.
En este contexto, recordó las palabras escritas por el sacerdote y escritor español, José Luis Martín Descalzo, dedicadas a su planta de yuca:
Me habían regalado para el cumpleaños una yuca estupenda, de tres troncos, casi un pequeño bosque. Yo no soy para nada práctico, pero esta planta era justo para mí, porque bastaba con regarla una vez cada semana o cada diez días e incluso podía resistir varios meses ella sola en invierno sin preocuparse demasiado de ella.
Un día, al descorrer las cortinas del salón, la vi agonizante, sus ramas se habían curvado hasta tocar el suelo, sus troncos se habían vuelto blandos, fofos, muchas de sus hojas amarilleaban ya.
En ese momento me di cuenta, por primera vez, de que mi yuca era un ser vivo, ahora que la veía muriéndose. Y su agonía empezó a dolerme en algún lugar del pecho. Moría por mi culpa de padre descastado. Y, con ella, algo se quebraba en mí.
Me ha hecho descubrir algo que yo no había pensado, que el florecimiento de los seres vivos depende casi más del jardinero que de la misma planta y que de la tierra en la que está colocada. Poco cuidado produce mucha maravilla. Un olvido puede ser asesino.
Me ha hecho pensar que todas las cosas importantes florecen muy despacio, tardan años tal vez y hay que aceptar largos inviernos de aparente inmovilidad y estancamiento, pero que un día -no sabemos cuándo– todo amor termina por germinar y florecer.
El Padre Ángel nos invitó a renovar este desafío de cuidarnos unos a otros. Dijo que “Esta analogía nos hace pensar en cuántas veces, con muy poquito, con una delicadeza, con cuidar el trato, con escuchar, podemos hacerle sentir al otro nuestra cercanía”.
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