Navidad es Jesús

lunes, 28 de diciembre de 2009
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Ven Espíritu Santo, amor eterno del Padre y del Hijo, derrama sobre nosotros nuevamente el don de la esperanza que no defrauda, la esperanza que brota de las promesas de Dios, estas promesas que los profetas nos vienen anunciando en estos días, en los textos de la palabra y que nosotros estamos haciendo carne. Que seamos hombres y mujeres de esperanza también en este tiempo, en este Adviento que no es solamente un Adviento litúrgico, también es Adviento de la historia para nuestra iglesia, para nuestra patria. Que seamos hombres y mujeres de esperanza, que esa visión del mundo sea transfigurada por ella y trabajemos para desarrollar las inmensas posibilidades de crecimiento que el Padre Dios ha sembrado como semilla buena en todo cuanto ha creado. Ayudanos Espíritu de vida a tener con el Padre, proyectos de paz y no de desgracia y a construir con El su porvenir soñado de esperanza. Ayudanos a tener los ojos fijos en Jesús para que no nos aflijamos como los hombres y mujeres de corta mirada que viven ahogados en la estrechez de lo aparente y lo que es nada.

Por eso vení Espíritu Santo a dilatar nuestra mirada, a dilatar el corazón para descubrir el signo de los tiempos de tu presencia que viene, que llega, que se acerca, en nuestra vida familiar, comunitaria, en aquello que aparece oscuro, vacio, incomprensible, doloroso, en aquello que aparece como tedioso, repetitivo, monótono, en aquello que aparece como sin vida, en nuestra familia, en nuestra iglesia, en nuestra patria. Ven Espíritu Santo a calmar los corazones, a sanarnos, a armonizarnos, a equilibrarnos, a serenarnos, ven a poner una mirada de paz que sea realista pero que esté impregnada por la fe y la confianza en un Padre que no abandona a sus hijos, en un Padre Dios que sigue escribiendo derecho en renglones torcidos. Ven Espíritu Santo a darnos sed de oración en estos días de silencio contemplativo, de búsqueda inquieta, de silencio contemplativo, de encuentro, de dejarnos encontrar, de dejarnos mirar, de dejarnos abrazar, de dejarnos amar. Ven Espíritu Santo, ven a través de la poderosa intersección del Corazón Inmaculado de María. Amen

Como todos los sábados tenemos el testimonio sacerdotal que nos envía Ana María de barrio Panamericano de Córdoba. Dice ella que en este año sacerdotal que estamos viviendo quiere compartir sencillas palabras para agradecer al padre Héctor Esposito que celebra misas en el Amparo de María los primeros y terceros sábados de cada mes. Tiene una forma muy especial de hacer sentir en los presentes la presencia del Señor brindando enseñanzas, consejos para seguir el camino de Jesús de una manera que sabe llegar al corazón de cada uno. Cuando yo empecé a ir a esas misas estaba un poco alejada de la iglesia, gracias a él como instrumento, como canal, pude volver y sentirme cerca entendiendo a través del padre Héctor desde el corazón, la grandeza y la bondad del amor que el Señor nos tiene como sus hijos, sanando mi alma, mi espíritu, también entendiendo la importancia de la confesión sacramental y de la mano de María, pedir su intercesión para aumentar la fe, alabar, agradecer y pedir por las necesidades que nos aquejan. A través de este medio quiero agradecer al padre Héctor que también hago extensivo a usted por llegar a través de radio María. Gracias Ana por tu testimonio

Como dice el spot de Radio María, "Navidad es Jesús". Esto que se ha hecho reflexiones, meditaciones, oraciones y hasta un folleto que ustedes también han recibido y que también se ha hecho canción. "Navidad es Jesús", este es el gran lema, la gran propuesta para todos y cada uno que queremos contagiar a toda la Argentina, Navidad es Jesús. No pasemos pop alto la Navidad. Como duele cuando uno escucha a tantos bautizados decir en estos días, que tengas felices fiestas o que tengas feliz año nuevo y pasan por alto la Navidad como si Navidad no existiera, como si Jesús no viniera a nosotros, como si el tema estaría en el 31 y el 1º y el cambio de un año civil, un cambio de almanaque, un cambio de calendario pero no un cambio de vida, un cambio de corazón, eso es lo que trae Jesús. Les propongo a todos que desde esta historia que quiero relatarles que es la Navidad de Antonia todos nos hagamos una pequeña auto evaluación de cómo estamos interiormente, sin aturdirnos, sin enloquecernos, sin evadirnos, para vivir esta Navidad. Les cuento la Navidad de Antonia, un testimonio

La Navidad para ella no era una fecha más, era un tiempo muy especial, un tiempo donde se entremezclaba en lo más profundo de su ser una variedad de sentimientos y sensaciones, un tiempo donde parte de su vida pasaba cada año delante de sus ojos y entraban en diálogo con su presente. Año tras año sucedía lo mismo, era inevitable, no podía vivir el tiempo de Navidad de otra manera. La Navidad en su niñez fue un día más, sin nada especial, familia de inmigrantes pobres, sin muchos hermanos, no había dinero ni interés en festejos ni regalos. Huérfana y con hermanos dispersos siguieron pasando sus navidades sin demasiado para pensar, festejar o rezar. Ya con su familia propia vinieron los tiempos de las grandes reuniones con los familiares de su esposo y la Navidad tuvo el sabor del encuentro familiar, lleno de color, alegría y unidad y Dios comenzaba también a tener su lugar en la vida de Antonia aunque ardua la vida se iba encaminando e iba viendo como la familia se consolidaba y el hijo y la hija iban formando su propia familia. Pero Dios, según ella alguna vez comentó, le tenía preparado algo inesperado

Un 28 de Diciembre muere su esposo y tres años después su hija en un accidente de automóvil un 27 de Diciembre cuando aún no había llegado a los 30 años. El tiempo navideño se transformó para siempre para Antonia, las grandes reuniones navideñas ya no tenían lugar en su vida ni en su corazón. Se sintió morir y el tiempo de Navidad naciente de Dios hombre le pareció ser la agonía final de la muerte. ¿Qué futuro, que sentido tendría la vida? Nada valía la pena, lo que había gestado en su seno le fue arrebatado en el tiempo donde todos festejan un nacimiento, pensaba ella. La Navidad no tiene ningún sentido ni sirve para nada, se la escucho gritar. En estos pensamientos estuvo casi un año hasta que llegó la Navidad siguiente donde se le abrieron los ojos. En sus brazos tenía a su nieto, un bebe como el del pesebre. El niño en sus brazos era tan vulnerable como el del pesebre. Despojado, envuelto en pañales, frágil y con todo el misterio de la vida por delante. Empezó a vislumbrar que la vida y la muerte son como dos compañeras de camino, que a la primera le sigue inevitablemente la segunda y que a esta le sucede la vida, la vida con mayúscula.

Que la Navidad da esperanza y sentido a la vida, que la Navidad no es solo el comienzo sino un anticipo de la resurrección, que sin Navidad no hay Pascua y sin Pascua no hay salvación. Navidad es la primera luz, pequeña y oculta, que irá creciendo y revelándose cada día más hasta llegar a su esplendor y gloria eterna. Para Antonia, entonces, Navidad cobró tal vez, no lo se, su sentido más profundo. Cada año la vivió de un modo sereno, contemplativo, sin grandes reuniones, sin grandes festejos ni estridencias, la vivió al estilo de Belén, en sencillez, con su nieto, su hijo y su yerno hasta que a ella le tocó su Navidad en el cielo a los 96 años. Navidad nos invita a poner la mirada del corazón en el pequeño gran Dios que no nos deja nunca a la deriva, que siempre nos da, con su propia vida, esperanza, una esperanza que no es escapismo ni alienación, ni evasión de la realidad doliente que todos vamos llevando, algunos desde la enfermedad o la debilidad de la vejez, otros por las adicciones, los resentimientos, las heridas. Una esperanza que nos habla que no hay vidas viejas o acabadas sino siempre la vida se va abriendo paso

Siempre hay Navidades en nuestras existencias. Una vida que brota del amor incondicional y gratuito de Dios por el ser humano. Por eso entonces te pregunto a través de lo que nos da como luz, el testimonio de Antonia ¿Cómo estás preparándote para vivir esta Navidad? ¿Que pesos, que carga, que condicionamientos, que ataduras, que cadenas, que angustias, que tristezas, que vacíos existenciales, que vacíos de amor, que miedos están un poco ocupando el lugar que tendría que ocupar ese Dios que llega a nosotros? Basándome en el evangelio que se leerá este fin de semana, yo quería hablarte de eso justamente, de que Dios sigue haciendo nacer la esperanza desde las márgenes de la vida humana. Digo márgenes por no decir una palabra más dura, todo aquello que está sobrando, aquello que está cayendo de la mesa, aquello que esta discriminado. Las emociones que aún siguen convocando a hombres y mujeres de este mundo en torno a un pesebre y a una mesa tienen que ver también con que la Navidad no solo cuenta una historia acontecida a otros hace tiempo sino que vuelve a ponernos de cara a lo que vivimos en el aquí y ahora

Y es porque en la Navidad se vuelve a hacer presente el camino por el cual Dios decidió hacerse hombre en medio de las más variadas circunstancias y experiencias en las que nosotros mismos, a diario, podemos reconocernos. Al mismo tiempo el acontecimiento de la encarnación del hijo de Dios, nos cuestiona también desde lo social, histórico, político porque pone de manifiesto la solidaridad de Dios con diversas situaciones de nuestra realidad, porque El no es ajeno a estas circunstancias sino que opta por revelarse, por manifestarse a través de ellas. Así por ejemplo, que el mismo Dios haya elegido el vientre de una adolescente pobre para expresar su misterio de amor a los hombres, dice mucho. Es la opción de acercarse a los seres humanos en esta situación ¿verdad? Lo digo en un tiempo de desprecio a la vida, lo digo en un tiempo  en donde por ejemplo en España la cámara de diputados ya aprobó y la cámara de senadores va a aprobar el aborto a partir de los 16 años, un aborto así, indiscriminado, con un desprecio a la vida enorme. Que terrible, parece que no aprendemos de la historia, parece que más de un millón de muertos en la guerra civil española no han hecho madurar a una sociedad para respetar la vida, para cuidar la vida, para contener la vida

Por motivos ideológicos extremos se sigue despreciando la vida y lo que es peor mandando a una nación tan querida como es la de España a la auto destrucción. Porque un país, una nación que desprecia la vida tan descaradamente no puede esperar más que la ruina en todo sentido en un futuro no muy lejano. Según los testimonios que narran los evangelios, sabemos que Jesús nació en Belén en un pesebre porque no había lugar para ellos en ninguna posada, sabemos también que el pesebre no era tanto como uno se puede imaginar una especie de corral de animales allá en el fondo, sino que era una especie de lugar que estaba al lado de la casa como una especie de depósito donde se ponía los animales durante el tiempo más frío y allí no había una posada digna, diríamos. De pronto es como si el mundo hubiese sido, para esa pareja joven un no lugar o apenas un lugar destinado a los animales. Como tantos contemporáneos nuestros también ellos pasaron por la experiencia de no tener un lugar digno donde vivir, un techo donde cobijarse, una cama donde nacer, así Jesús abrió por primera vez sus ojos en un pesebre, como hoy podría haberlo hecho en un basural, bajo una auto pista o quizás hasta en el pórtico de alguna iglesia

Además, muchos se olvidan que su madre, María, no habías completado con José el proceso establecido por la cultura judía en lo que refiere al matrimonio y esa era lo que le preocupaba al recibir el anuncio de su próxima maternidad. “¿Como puede ser esto si no convivo con ningún varón?” María no había completado la legalidad religiosa de su época que establecía el desposorio que un año antes de convivir era como que se comprometían y eso no había pasado todavía cuando María había quedado embarazada. Pero esta situación que tiene que ver con la legalidad de la cultura judía en lo religioso, también tiene que llevar a preguntarnos a nosotros hoy, como a veces nos cuesta mirar y comprender situaciones parecidas en donde hoy los jóvenes, con mucha facilidad, se van a convivir así  muy rápidamente, a veces en situación precaria en todo sentido ¿no? en lo material, en lo psicológico, en lo afectivo, en lo moral, en lo espiritual, a veces aparece un embarazo quizás no buscado, no deseado y bueno, a veces la relación termina muy pronto y cada uno por su lado y a otra cosa mariposa y después una segunda convivencia y una tercera

Pero también a veces, hay casos de jóvenes que se van a convivir sin recibir el sacramento del matrimonio incluso sin haber pasado por el civil pero que uno puede acompañar para que vayan creciendo y madurando a nivel psicológico, afectivo, humano, espiritual y vayan teniendo gradualmente, una experiencia de Cristo Jesús que los lleve después de un tiempo, a recibir el sacramento con sencillez. Ojalá con sencillez, con dos testigos suficiente, a lo mejor un día de semana a la mañana o a la tarde porque como digo siempre no es necesario casarse un sábado por la noche ni casarse con traje, con grandes vestidos ni con grandes fiestas que ese es otro prejuicio cultural que no lo puso la iglesia, lo inventó la sociedad, lo inventaron los humanos. Porque hay gente que me dice, “Y no, yo no puedo casarme por la iglesia porque no tengo la plata para el vestido, ni para la fiesta” Y ahí esta el tema, uno puede recibir el sacramento del matrimonio cualquier día de semana con dos testigos, dignamente o si quiere hacerlo con amigos y familiares pero con sencillez. Yo digo, volviendo un poco al tema, que a veces no sabemos acompañar estos procesos

Y como a mi no me gusta entregar sacramentos así, a trocha y mocha sin ton ni son, con alegre inconciencia y mucho menos el sacramento del matrimonio también puedo llegar a entender que hace falta un proceso en los jóvenes de hoy para captar que implica este sacramento y que a veces ese proceso implica una convivencia que ciertamente no es lo ideal ni es lo deseado pero que viendo la realidad como se presenta, por allí deberíamos tener esa actitud de comprender ciertas situaciones y descubrir la infinidad de vida que desborda a la ley y es acogida por Dios en su corazón. También tenemos a los perseguidos. Desde su nacimiento Jesús comenzó a vivir aquello que sería una constante a lo largo de toda su existencia, la persecución y el hostigamiento por parte de los poderosos. Un rey ambicioso quiso acabar con El desde el inicio de su vida, como un día, allá por el año 30 en Jerusalén finalmente lo haría la conjunción de los poderes políticos y religiosos de su tiempo. También tenemos la matanza de los inocentes. Los relatos cuentan como Herodes mandó matar la vida inocente del niño Jesús acontecimiento que quedó grabado en la tradición como la matanza de los inocentes

Hechos como estos tienen una escalofriante actualidad en nuestra realidad hoy aun que intenten pasar desapercibidos ante nuestra mirada. ¿Cuántos pibes son matados lentamente hoy? ¿Cuántos son asesinados violentamente? Pensemos un poquito en los últimos 15 días nada más, en el último mes, en los últimos dos meses. Pensemos en los que han sido muertos violentamente para robarles un par de zapatillas o la bicicleta, o la moto o aquellos que han muerto y no sabemos por sobredosis de paco o aquellos que han sido matados para robarle los órganos para mandarlos al exterior o aquella cantidad de jóvenes que siguen muriendo a diario en nuestras rutas porque son un desastre las rutas nuestras en general. Cuantos inocentes por la corrupción, por la mentira, por la falta de gobernabilidad, por la inoperancia. ¿Cuántos pibes son matados hoy? Pensemos, la vida inocente sigue siendo desechada y descartada. Después tenemos los refugiados y exilados A causa de la persecución José María y Jesús debieron huir a Egipto para ponerse a salvo de la persecución de Herodes viviendo una de las mayores desgracias que a una persona pueda ocurrirle, la del desarraigo forzoso de su propio país

Hay cerca de 20.000.000 de personas desplazados y refugiados en el mundo. ¿Cuántos José, María y Jesús dando vueltas por el mundo extrañando su tierra, desconociendo lenguas y costumbres  teniendo que sobrevivir lejos de casa humillados muchas veces, denigrados? Pero entonces ¿Cuál es el rostro del Dios que se revela en Navidad? ¿Qué dice Dios de sí mismo y que le dice a los seres humanos desde el pesebre de Belén? ¿Quién es Dios y quien es el hombre? ¿Y que es la iglesia? Con todo esto que hacíamos como diagnóstico para esta Navidad que se nos acerca ¿Quien es Dios? Bueno Dios es el que toma la iniciativa esto es lo importante, siempre eh, siempre Dios es el que toma la iniciativa de acercarse. Entonces vos, en cualquier situación que te encontrés aunque te sientas el más miserable de todos los seres humanos, tenes que saber siempre con convicción, que ya Dios salió a tu encuentro que Dios se hace encontradizo eso es muy importante. Porque la historia de este niño, Dios hecho hombre mostrará en su adultez, sobre todo en su Pascua, que ese acercamiento es hasta el extremo o sea es un amor hasta el extremo, hasta donarse, hasta entregarse

Desde el pesebre ese acercarse de Dios no es a todo e indistintamente. Es un acercarse, lo tengo en el texto del evangelio, a lo débil, a lo pobre de nuestra historia, es un acercarse de modo parcial, diríamos entre comillas, ya que al mismo tiempo que se acerca a los pobres e indefensos se aleja de los Herodes, entre comillas, que dan muerte, muerte de todo tipo, muerte física, muerte moral, muerte espiritual. Pero es también un Dios de ternura y gratuidad. Por pura voluntad grandísimo amor decide salir de sí mismo y su misterio para ser el Emmanuel el Dios-con-nosotros y para nosotros. Dios en persona vino a visitar a su pueblo donde ha decidido quedarse plantando su carpa entre nosotros. En el pesebre nos encontramos con un Dios audaz, audazmente arriesgado para decidir tomar la curva más peligrosa de la historia al optar acercarse al ser humano como hombre haciéndose tan frágil y dependiente como puede serlo un bebe. Dios opta por revelarse, manifestarse desde lo humano de modo completo Con esto hay una luz enfocando sobre quien es el ser humano, que es el hombre, esto es maravilloso y que es esa luz que no tienen justamente los que no reciben la revelación

Desde el pesebre de Belén el bebe Dios no pronuncia palabra alguna pero de por si, que Dios se haya hecho bebe ya es una palabra clara  Con la Navidad vuela en pedazos el esquema mental que divide la realidad entre cosas sagradas y cosas profanas porque todo es asumido por Dios desde el mismo momento de hacerse hombre, persona, ser humano. Así el cuerpo, la vida y la maternidad humana son expresión de lo de Dios, de lo divino. Si, también tu cuerpo es expresión de lo divino entonces la humanidad sobre todo aquella que es pobre, débil, frágil, indefensa puede transparentar a Dios que quiere ante todo y sobre todo la vida del ser humano. Y entonces ahí aparece la iglesia colmo mediadora porque la opción del lugar para nacer se relaciona con el lugar para morir. Hay una correspondencia entre la marginalidad del pesebre donde nace el salvador con la marginalidad del calvario en las afueras de Jerusalén, allá, afuera donde Jesús es torturado y asesinado brutalmente. La iglesia, comunidad, desde el pesebre de Belén hasta el calvario de Jerusalén deberá encontrar su lugar en las fronteras de la exclusión donde muchísimos hermanos hoy son expulsados como desechos prescindibles, como basura.

La iglesia, es decir todos los bautizados, el Papa, los obispos, los sacerdotes, los laicos, casados, solteros, todos, la iglesia debe encontrar su lugar en las fronteras de la exclusión. La iglesia está llamada a ser más pesebre que palacio. Muchas veces la cuidada estética arquitectónica de muchos templos hermosos que tenemos en Argentina y fuera de la Argentina, uno dice, ay que hermosa iglesia, que hermosa basílica, que hermosa catedral y que hermoso el altar y el sagrario y el baptisterio y no se cuantas cosas más. A veces tanta cosa estética arquitectónica no ha favorecido, digámoslo claramente, a lo largo de la historia, ¿Por qué? Y porque a veces hace falta más sencillez, mas simplicidad, hace falta ser mas pesebre acogedor y menos, perdónenme la expresión, museo. Es decir necesitamos adorar a Jesús desde la sencillez y la pobreza del evangelio. Desde esta historia tan llena de no lugares para los pobres y excluidos, la iglesia tiene la misión de manifestarse cada vez más como lugar para aquellos que no lo tienen. Hacerse espacio de acogida y de donación, ser misericordiosa, capaz de correr el eje del mundo desde el centro a los márgenes de la vida humana

Allí donde Dios sigue naciendo y pariendo un mundo con lugar para todos y para todas. Que hermoso que podamos reflexionar la Navidad así, que hermoso. Todos ustedes ¿no experimentan en el corazón que en este inicio del III milenio, en este siglo tenemos q    ue carcomo un paso en generosidad todos los bautizados para presentar un rostro más vivo, más humanado, más encarnado en una iglesia más acogedora, más cordial, en cada capillita, en cada cenáculo, en cada parroquia, en cada colegio católico, en cada lugar? ¿No les parece a ustedes que necesitamos reconstruir ladrillo por ladrillo lo que es la iglesia doméstica, cada hogar, cada familia que se dice cristiana católica, que tiene que redescubrir el rostro humanado de Dios que le está hablando en el esposo, la esposa, en el papá, en la mamá, en los hijos? Yo creo que sí, por eso justamente, es una de las cosas que me lleva a hablar de esto, que la Navidad nos habla de parentesco, de la familia y la propia identidad y esto es muy importante. Todos los seres humanos nos asomamos a la existencia como parte de una corriente de vida que nos precede

Venimos al mundo inmerso en una trama de relaciones e historias que nos constituyen como personas, desde nuestra familia biológica hasta nuestra familia humana. Realizamos nuestra humanidad sintiéndonos parte de ese entramado vital. Cuando festejamos Navidad nos acordamos de lo fundante que es para nuestra vida la experiencia de familia. Los vínculos familiares son el vientre histórico que nos va dando forma, que va tejiendo lentamente algunas notas importantes en nuestro modo de ser. La familia en la pluralidad de sus modelos, es tan fundante para la experiencia humana que nuestra personalidad recibe la relación familiar, ese aporte que es único e irrepetible. En ocasiones no sabemos bien que misión tomar, que rumbo seguir frente a las encrucijadas que la vida nos presenta. Los signos no siempre son lo suficientemente claros como para que la desición a tomar caiga de maduro. Ante una cantidad de situaciones existenciales muy probablemente uno se hace la misma pregunta que aquella jovencita de Nazareth, María, ¿Qué significara esto? Esto que está pasando en mi hogar, en mi familia, esto que está pasando en mi matrimonio que tenemos ganas de romper, de separarnos, ya no podemos mirarnos a los ojos, dialogar, hablarnos

Esto que está pasando con mi hijo, con mi hija, con esta enfermedad, ¿que significará esto? Se trata de un ejercicio permanente y diario en el crecimiento humano ahondar, profundizar en el significado de los acontecimientos, saber discernirlos, descubrir en las cosas el paso de Dios, es Dios que pasa que sigue pasando por eso ¿Qué significará esto? Tiene un sentido muy profundo y me gustaría que tu oración de estos días junto a María, unidos a ella, sea justamente en base a esta pregunta. No dejar perder la oportunidad de que esto que me está pasando, aunque sea doloroso y oscuro, sea para mi un paso de Dios. Dios que pasa. Cuando el ángel le anuncia a María el nacimiento le dice que al niño debe ponerle el nombre de Jesús que significa Dios salva. Para nosotros poder nombrar es una experiencia de significación profunda, nos sentimos interpelados desde nuestra exterioridad cunado alguien pronuncian nuestro nombre el llamar a alguien es de alguna manera convocarlo a la existencia, recordarlo, tenerlo en cuenta, traerlo a la memoria. Ser reconocido por nuestro nombre es signo de identidad, llamar por el nombre, poner nombre, nombrar son experiencias humanas decisivas por eso Dios te llama y me llama por nuestro nombre.

Cada uno tiene que valorizarse por el nombre de bautismo que ha recibido porque Dios te llama por tu nombre. Y que lindo que nos llamemos por nuestros nombres en todos lados, es hermoso llamarnos por nuestros nombres ya que el apellido lo han agregado los hombres, pero el nombre nos lo dio Dios en el bautismo. Y en esta Navidad descubrir el nombre de Dios en Jesús es descubrirnos a nosotros también como hijos e hijas muy amados. Por eso que los acontecimientos de la Navidad nos ponen frente a la experiencia humana del nacer que junto con la de la muerte son aquellas que rozan más de cerca el misterio. Se trata del regalo más importante que maternidad, paternidad de Dios nos ha dado a los seres humanos, ser artesanos de la vida. Probablemente no haya experiencia humana para nosotros más crítica que el asomarnos a la vida desde el vientre de nuestra madre. Una experiencia que implica dejar la placidez uterina para comenzar a tejer nuestra historia en el seno de la creación. Ámbito más adverso que nuestra propia madre pero condición fundamental para realizar en plenitud, nuestra existencia con libertad. En esta Navidad, también el Señor a vos y a mi nos está llamando a un nuevo parto, a un nuevo nacimiento, a que dejemos la placidez quizás de una vida cómoda de actitudes, de criterios, de posturas que no van con el evangelio, que no son del Espíritu y que vivamos entonces otra actitud, la actitud de la vida.Esa es la propuesta entonces

Oración final

Señor, realmente hay mucho valor en nuestro tiempo, hay sufrimientos y hay injusticias, ayudanos a sembrar semillas de esperanza, descubrinos la alegría de la paciente espera activa y fecunda, comprometida por la vida de aquellos que nos rodean sobre todo, enséñanos a hacer crecer la esperanza en algo nuevo,  anímanos a entregar nuestras vidas para la construcción del reino. Es tiempo de espera Señor, pero también es tiempo de donación y compromiso efectivo contágianos la fe sencilla de María que dio su vida para alumbrar el reino y hacer nacer la esperanza en medio de su pueblo. María, virgen del si enséñanos a descubrir la única palabra, Jesús, entre las numerosas palabras vacías. Enséñanos la apertura y la disponibilidad contra todo miedo que nos bloquea, forma en nosotros el fruto de tu vientre para que podamos convertirnos en mensajeros de la esperanza para otros. Señor, haz que en esta Navidad nuestro hogar sea luz que se encuentre siempre encendida haz que colme al hambriento y necesitado de amor, de ternura, de comprensión, de misericordia. Mano que se extienda para dar y recibir, alegría que pregone “nos ha nacido el salvador” la vida tiene sentido Amen Aleluya

                                                                                          Padre Rubén Francisco Bellante