02/11/18 – Hoy celebramos a nuestros queridos difuntos, celebramos el acontecimiento de que la muerta ha sido vencida, Cristo ha resucitado y con Él resucitan todos los que ya están en el cielo. Que ese espacio que quedó vacío ante la partida de nuestros seres queridos, se llene de el gozo y la alegría de saber que ellos, en el cielo, disfrutan de la presencia de Dios para siempre.
Lc 24,1-8
El camino de la muerte es una senda de esperanza; y recorrer nuestros cementerios, así como leer las inscripciones sobre las tumbas, es realizar un camino marcado por la esperanza de eternidad.
Solamente quien puede reconocer una gran esperanza en la muerte, puede también vivir una vida a partir de la esperanza. En el supremo acto de amor de la cruz, sumergiéndose en el abismo de la muerte, la venció, resucitó y nos abrió también a nosotros las puertas de la eternidad.
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