El libro de los Hechos de los Apóstoles es un valioso testimonio sobre los orígenes del cristianismo

viernes, 4 de enero de 2019
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04/01/2019 – La hermana María de la Paz Carbonari, religiosa de la Congregación Discípulas del Divino Maestro, comenzó a compartirnos la riqueza que tienen los Hechos de los Apóstoles en el Nuevo Testamento. “Este libro contiene un testimonio precioso sobre los orígenes del cristianismo. En él se cuenta cómo fueron naciendo las primeras comunidades cristianas primitivas y cómo se extendió el Evangelio por todo el Imperio Romano. La mayoría de los católicos conocemos algunos de los episodios que se cuentan en él, porque lo escuchamos todos los años en la segunda lectura de los domingos del tiempo de Pascua. Sin embargo, es muy probable que la mayoría de nosotros no lo haya leído entero nunca, ni se haya parado a pensar cuál es el mensaje que encierra este libro para las comunidades cristianas de hoy, casi veinte siglos después”, comenzó diciendo la religiosa.

Para comprender adecuadamente los Hechos de los Apóstoles , la hermana Paz indicó que “hay que tener en cuenta que se trata de la segunda parte de una obra más amplia compuesta por un cristiano de la segunda generación, a quien la tradición identifica con el nombre de Lucas. La primera parte de esta gran obra es el Evangelio según San Lucas. Comparando los prólogos de ambos libros observamos que ambos libros están dedicados a un mismo personaje llamado Teófilo, y sobre todo que Hechos de los Apóstoles es continuación del Evangelio de Lucas. El hecho de que Lucas sintiera la necesidad de añadir una segunda parte a su Evangelio nos revela que para él era muy importante conocer cómo los primeros cristianos habían puesto en práctica las enseñanzas de Jesús. También estaba muy interesado en mostrar cómo aquellas primeras comunidades de discípulos habían llevado a la práctica el encargo que Jesús les había dado de ser sus testigos hasta los confines del mundo, continuando la misión iniciada por Él en Galilea. Este es también uno de los grandes valores de este libro para nosotros. Tenemos en él un ejemplo de cómo pueden ponerse en práctica las enseñanzas de Jesús, y un recuerdo constante de que nosotros somos continuadores de su misión”.

La hermana Carbonari agregó que “a medida que vamos leyendo el libro de los Hechos de los Apóstoles vamos teniendo la sensación de que a veces nos presenta una comunidad demasiado perfecta, en la que todos estaban muy unidos y compartían todo. Lucas, que vive en la segunda generación cristiana, mira hacia las comunidades de la primera generación buscando en ellas un ejemplo para las iglesias a las que él se dirige. Por esta razón, en el Libro de los Hechos historia y catequesis se mezclan, sin que sepamos muy bien dónde termina una y dónde comienza la otra. En todo caso, para leerlo nos será útil distinguir entre la Iglesia de la que habla y la imagen ideal que Lucas nos presenta de ella. La Iglesia de la que habla coincide con la primera generación cristiana en la que aún vivían los apóstoles. Era una iglesia plural, en la que había diversos grupos y diversas formas de entender y vivir la fe en Jesús. Algunos estaban más apegados a las tradiciones judías que otros. Había también diferencias sobre a quién debía anunciarse el Evangelio y qué es lo que se les debía exigir a los que se convertían. Estas diferencias creaban a veces tensiones entre los primeros cristianos. Sin embargo, la imagen que nos presenta Lucas de aquella Iglesia tiene los rasgos de una comunidad ideal. Aunque a veces deja entrever las diferencias y tensiones que existían, lo que más acentúa es su unidad y su estilo de vida ejemplar, como vemos en los sumarios o resúmenes de la vida comunitaria (Hch 2, 42 – 47; 4, 32 – 35). Lucas ha contemplado aquellos primeros años como el modelo de lo que debe ser siempre la Iglesia y ha subrayado su vivencia comunitaria, la presencia constante del Espíritu y su impulso misionero”.

Finalmente, se refirió a las tres claves del libro: “El título del libro podría dar a entender que lo más importante en él son los apóstoles, pero en realidad no es así. Es cierto que se habla de Pedro y los demás apóstoles, de Esteban, Felipe, Bernabé y sobre todo de Pablo, pero ninguno de ellos es el protagonista del libro. El verdadero protagonista del libro es el Espíritu Santo. Él es quien impulsa a los cristianos para que den testimonio de Jesús y quien dinamiza la vida de las comunidades, que forman los que aceptan este testimonio y se convierten. Espíritu, comunidad y misión son los tres grandes ejes de la historia que cuenta Lucas, y son por tanto las tres claves para leer este libro. El Espíritu, que había acompañado a Jesús durante toda su vida, y que él había prometido a sus discípulos antes de subir al cielo se hace presente en el comienzo mismo de la Iglesia, el día de Pentecostés, y después a lo largo de toda la actividad de los mensajeros del Evangelio, pero mientras ellos aparecen y desaparecen, el Espíritu está siempre alentando a la Iglesia. El Espíritu es quien mueve a los discípulos a dar testimonio de Jesús. La Iglesia que nos presenta el Libro de los Hechos es, ante todo, una Iglesia misionera. Los doce con Pedro a la cabeza, los siete capitaneados con Esteban, y los doctores y profetas de la Iglesia de Antioquía, cuyo principal representante será Pablo, todos ellos hombres llenos del Espíritu Santo, forman una cadena que va llevando el testimonio de Jesús desde Jerusalén (apóstoles) hasta Antioquía (helenistas) y hasta los confines del mundo (Pablo), cumpliendo, así, el encargo que les dejó Jesús antes de marchar.Finalmente, en el libro de los Hechos este impulso es siempre obra de una comunidad congregada y animada por el Espíritu. Pedro da testimonio junto con los demás apóstoles y sus palabras traen nuevos miembros a la comunidad. Pablo y Bernabé parten de Antioquía y cuando vuelven comparten con aquella comunidad su experiencia misionera. Todo en este libro tiene una referencia comunitaria; todo se hace desde la experiencia de la comunión y la fraternidad”.