Hoy se ha cumplido este pasaje de la escritura que acaban de oir

jueves, 10 de enero de 2019
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10/01/19.- El texto de hoy nos muestra que Dios quiere que todos, hombres y mujeres, grandes y chicos, seamos verdaderamente felices, que vivamos una Vida plena de sentido y que podamos desarrollar nuestros talentos y ponerlos al servicio de los demás. Sin duda que, como dice el Papa Francisco: de esta vida no nos vamos a llevar nada… Sólo nos llevaremos lo que entreguemos a los demás, lo que podamos ayudar y hacer por el otro, la mano que podamos dar al hermano. Que en este año tan especial, podamos tener los mismos gestos y sentimientos de Dios Padre, que seamos también misericordiosos con los que tenemos alrededor.

Este, es el programa que Él cumplió a lo largo de su vida, y el que se nos propone a sus discípulos. Llegar a hacer esto, supone cambiar la realidad insolidaria, elitista, excluyente, en un modo de vida que se sustente en la solidaridad, la igualdad, la justicia y la fraternidad. El trabajo del Reino que toca realidades sociales, es un trabajo espiritual porque exige la conversión interior de personas y estructuras.

Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región.
Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.
Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos
y proclamar un año de gracia del Señor.
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.
Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca.

Lc. 4,14-22.