Ceferino: el principal atractivo de Chimpay

martes, 5 de febrero de 2019
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05/02/2019 – Junto a Gustavo Loza, recorrimos la localidad de Chimpay, ubicada a la vera de la Ruta Nacional Nº 22, en la región del denominado Valle Medio de la provincia de Río Negro y es conocida como la cuna del beato Ceferino Namuncurá, el “santo de la Patagonia”.

Gustavo Loza, periodista y referente técnico de Turismo Religioso de la Agencia Córdoba Turismo, indicó que hay dos lugares donde se venera al beato Ceferino, diciendo que “Ceferino Namuncurá tiene dos lugares, Chimpay que es su cuna, y después, cerca de Junín de los Andes, en el paraje San Ignacio donde se encuentra un cultrún, que en su interior contiene los restos del beato y Lirio de la Patagonia -dijo- y adelantó que “este último lugar lo recorreremos otro día”.

La gran devoción en Chimpay

Para conocer más sobre la realidad y características de Chimpay, nos conectamos en primer lugar con Rogelio Funes, presidente del Ente turístico de la Municipalidad de Chimpay, quien indicó que “Verdaderamente, Ceferino ya es para la gente el santo de la patagonia, más allá de que es beato desde el 11 de noviembre de 2007”.

En este sentido, expresó que “Ceferino genera una gran devoción, no solamente en Río Negro, sino en todo el país y en países limítrofes, y es incesante la llegada de peregrinos al Santuario del Parque Ceferino, un parque muy hermoso -describió-, de mucha tranquilidad, mucha paz, a orillas de un brazo del río Negro, del legendario Currú-Leuvú -llamado así por los mapuches (Currú: negro y Leuvú: río)”. Y agregó diciendo que “allí está la estatua en madera de lengua, realizada por el artista Juan Sánchez, está el Templo dedicado al Cristo de la vida y de la tierra, que es una especie de toldo indígena, hay también una pequeña ermita con María Auxiliadora, y un Monumento a Ceferino Namuncurá”.

Rogelio Funes, señaló además que lo que hace que la convocatoria sea multitudinaria, “Es la fe en Ceferino, en ese indiecito que dejó su familia para ir a estudiar a Buenos Aires, que se fue y dijo: <Quiero ser útil a mi gente>, porque -aclaró el funcionario- veía que su gente, totalmente ignorante, era devorada por enfermedades, por la pobreza, por la hambruna, entonces, él fue a Buenos Aires para estudiar y volver y ser útil a su gente, y aquí es donde lo ayudaron los sacerdotes salesianos que tanto hicieron en la Patagonia”, enfatizó.

Recordó además que Ceferino, entre otras cosas, fue compañero y amigo del cantante Carlos Gardel, y que juntos integraron el coro de la Capilla. Completó diciendo que “su salud comienza a deteriorarse y le diagnostican tuberculosis. Lo llevan a Italia para que se recupere y continúe estudiando el sacerdocio, allí muere muy joven, a los 18 años”.

El milagro de Ceferino Namuncurá

A la ronda de invitados, se sumó Valeria Herrera, la mujer que recibió el milagro -al curarse de un cáncer de útero- y que dejó a Ceferino a un paso de la santidad.

“Desde mi humilde lugar me siento sobrepasada por la gracia, ser vocera de Ceferino, es un título muy grande”, comenzó diciendo Valeria.

“En medio de mi juventud, con 23 años, con un diagnóstico fatal, como el que tenía, con un cáncer de útero, con metástasis, con los días contados, realmente, me encontré con Ceferino, ni por azar, ni por destino, sino porque él quiso cruzarse en mi vida”. Y me pedido fue: <Si realmente necesitás un milagro hacelo conmigo>, esa fue mi oración, y yo creo que fue una imposición en medio de la angustia, yo sabía que la situación era complicada y solamente él, que había tenido ese ardor misionero y que había muerto joven, podía entenderme”, relató.

“Él quiso ponerme en su historia”, dijo Valeria.

“Yo lo único que conocía era una estampita con la pintura de Ceferino y la presentación que me hacía mi abuela: <Este es el santo de los niños>”, recordó. En este sentido, Valeria Herrera nos invitó a detenernos en la mirada de Ceferino, porque dijo: “Si ustedes se detienen en la mirada, y sobretodo en una foto de Ceferino… yo digo… son ojos de un anciano y de un chico, la sabiduría, la profundidad…, háganlo”, insistió.

Por último, Miguel Cabrera, periodista especializado en turismo, titular de la Secretaría de Turismo de la Nación, BA Iglesias, redactor de la revista Ladevi, explicó la importancia de la comunicación del turismo religioso, pero antes se refirió a su devoción a Ceferino, diciendo que “Yo a Ceferino le he pedido algo una vez y el beato ha cumplido, realmente es un santo que cuando uno va a Chimpay se emociona de ver la pasión de la gente”.

Por otra parte, en torno a la comunicación, indicó que “La comunicación tiene que ser 360”, refiriéndose a que la comunicación tiene que ser en todos los medios, tiene que ser externa e interna”. Y ejemplificó diciendo que “Quien se acerca por ejemplo a un templo, se le pueda informar sobre lo que tiene que ver con su historia, con su arquitectura, para que pueda apreciar bien su belleza”, señaló el periodista.

En este contexto, el periodista expresó que “Muchas veces hay que hacer un trabajo puntual con la gente del lugar, con el párroco del lugar, para que la gente entienda que el turista que llega, no lo hace para invadirlos”.