11/03/2019 Compartimos un bello escrito del padre Max Echeverría Burgos, sacerdote jesuita, donde reflexiona acerca de su vida de seguimiento del Señor, comparándola como un viaje mar adentro:
“Ya ha pasado un poco más de un año desde que comenzó este viaje como ‘compañero de Jesús’.
Entro al mar. A navegar sin ser marinero.
Mis velas desajustadas hacen tambalear la barca.
Temo.
Atrás quedan las riveras que hacen compañía.
La soledad silba a mí alrededor.
Hasta que… ¡Sorpresa! Velas de otras direcciones sorprenden a mi navío.
Acolchan mi silencio, ajustan mis velas
Confío.
El resto no es otra cosa más que esta última palabra: Confiar.
Confiar que me hago mar sin dejar de ser río.
Confiar en el horizonte como un regalo que abraza al levantar la mirada.
Confiar en quién da el regalo, en quién nos lleva al mar, en el viento que nos mueve…
¿A caso no está en la brisa suave?
¿A caso no en el silencio de este viaje?
¿A caso no en la presencia de otros navegantes?
El tiempo entonces es la respuesta.
Para darme cuenta, que silencios, compañeros, llantos y alegrías, pasan y nos envían.
Pero el horizonte sigue ahí; abrazándome la mirada
y con ella la vida entera.”
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