12/04/2019 – El Padre Ángel Rossi, sacerdote jesuita, comenzó su reflexión invitándonos a ingresar en la Semana Santa, diciendo que “Ya estamos en el umbral de la Semana Santa y tramo a tramo, nos hemos ido aproximando al escenario en donde otro, con mayúscula, el Señor, pagó nuestra cuenta debitada”, indicó.
“Nosotros también nos ponemos en esa muchedumbre agolpada que va a ser el domingo de Ramos, esta muchedumbre que lo saluda al Señor al paso, nosotros también nos ponemos en esa muchedumbre agolpada en aquel día en torno a la fiesta judía, ellos, toda esa gente y nosotros tenemos oscuridades que pueden ser iluminadas, muertes que esperan ser resucitadas”, reflexionó el padre Ángel.
“Lo que allí sucedió, puede suceder también hoy”, advirtió el sacerdote. Y completó diciendo que “En Jerusalén estaba la costumbre de dar la bienvenida a los peregrinos, que llegaban para celebrar la Pascua con palabras del salmo 118: <Bendito el que viene en nombre del Señor>, y Jesús no fue la excepción”. “Él envió previamente a dos peregrinos para que trajeran un burrito y a quien se extrañase, debían responderle el Señor lo necesita”.
“En esta imagen del burrito que es portador de quien viene en nombre de Dios, nos saludan a nosotros, si el burrito hubiera llegado solo, posiblemente nadie le hubiera hecho caso”.
Por otro lado, el padre Ángel nos animó a contemplar en estos días el estremecedor relato de lo que ha costado nuestra redención, diciendo que “En ese drama está la respuesta de amor extremo de Dios para cada uno de nosotros, nuestra felicidad, el acceso a la gracia ha tenido un precio, se ha pagado por nosotros y tenemos que situarnos en ese escenario, donde Dios a través de su Hijo, nos obtendrá la condición de hijos ante él y de hermanos entre nosotros”, acertó.
“<Todo fue por mí>, este <Por mí> tiene que metérsenos en esta Semana Santa, en lo hondo del corazón, sin este realismo, este por mí, que personaliza, estaríamos y quizás seria la tentación de esta Semana Santa, como espectadores ausentes, que a lo sumo siguen el proceso de Dios o de la butaca de la lástima o a veces de la indiferencia”, destacó. “Sólo quien reconoce ese por mí va a poder adorar al Señor, con un corazón agradecido”, recalcó.
Finalmente, el padre Ángel Rossi nos propuso preguntarnos: “¿Entramos o no entramos a la Semana Santa?”. Nos animó a recordar a aquellos que ante la pregunta del Señor: “algunos rajaron, otros lo seguían desde lejos, dice el Evangelio”. “Uno puede decir que si alguno de los discípulos huyeron, que si otros lo seguían desde lejos, <Qué puedo esperar de mí mismo>, pero bueno, uno humildemente puede pedir la gracia para poder seguir de cerca al Señor y no de lejos”, concluyó el sacerdote jesuita, superior de la Compañía de Jesús de la ciudad de Córdoba.
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