Tenemos cuatro nuevos beatos, una voz de esperanza para la Argentina

domingo, 28 de abril de 2019
image_pdfimage_print

28/04/2019 – Al pie del cordón del Velazco, en el Parque de la ciudad, La Rioja, ayer fueron declarados beatos los mártires riojanos: monseñor Enrique Angelelli, los padres Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, y el laico Wenceslao Pedernera, cuya fiesta se celebrará cada 17 de julio. Desde distintas partes del país y fuera de él, siguieron con mucha emoción la transmisión a través de Radio María Argentina, en una nueva cobertura especial.

Peregrinos de todo el país llegaron a La Rioja, como así también de Paraguay, Uruguay, México, Chile y Francia. La ceremonia fue presidida por el enviado Papal, el prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos Giovanni Angelo Becciu. Estuvieron presentes también el nuncio Apostólico, León Kalenga Badikele; representantes de la diócesis de Viviers Francia, el Obispo de La Rioja, Dante Braida, el Arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo,  más de 60 Arzobispos, Obispos y Obispos Auxiliares y más de 200 sacerdotes de todo el país.

Cabe destacar, que todos los textos y discursos tuvieron su versión en lengua de señas.  Además, el canto de entrada, mientras la procesión se dirigía al altar, fue la “Invocación” de La Cantata a los Santos latinoamericanos” ( Pbro. Jorge Leiva / Adaptación: Matías Mercado).

Por otra parte, en el centro del Altar, se ubicó al Niño Alcalde, porque el pueblo riojano le canta al Niño Alcalde el acontecimiento de la fe, el Tinkunako, el encuentro entre los aborígenes y los españoles por un milagro de San Francisco Solano en la Pascua de 1503 que originó un nuevo pueblo, con un bordado mexicano que contempla este encuentro. Junto a él estuvo la imagen del santo patrono de La Rioja, San Nicolás, que junto a la imagen del Niño Alcalde tienen más de 400 años cada una.

Con plantas autóctonas retamas, jarillas, cardones, pichanas, nardos, flores blancas y rojas, panes caseros debajo de la cruz, se adornó el escenario – altar, donde se recordó el compartir de Angelelli.

Momentos especiales

Uno de los momentos especiales fue cuando se descubrió la gigantografía con la imagen de los nuevos beatos, acompañando este momento el canto: “Himno a los mártires”, compuesto por el Grupo Pueblo de Dios, en el año 2018.

En el mismo momento que comenzaba el Himno a los Mártires, se iniciaba la procesión con las reliquias, las que fueron colocadas al costado del altar. La cruz, donde se depositaron las reliquias de los Siervos de Dios, fue hecha por durmientes del ferrocarril cercano a donde arrojaron los cuerpos de los Beatos Carlos y Gabriel.

A modo de conclusión, el cardenal Angelo Becciu pidió la intercesión de los beatos: “Que la fe de los beatos nos ayuden a ser testimonios de una iglesia comprometida en todos los ámbitos de la sociedad, construyendo puentes y derribando los muros de la intolerancia y la injusticia”. Mientras que el obispo de La Rioja, monseñor Dante Braida agradeció a todos los que hicieron posible “el sueño de la beatificación, y a los creyentes, que con fe han logrado dar testimonio de amor por los beatos”, concluyó.

Breves datos biográficos de los nuevos beatos

Mons. Enrique Ángel Angelelli Carletti, obispo de La Rioja, nació en Córdoba el 17 de julio de 1923. En 1938 ingresó en el Seminario de Nuestra Señora de Loreto, en Córdoba, ciudad donde fue ordenado presbítero, el 9 de octubre de 1949. A su regreso, desempeñó su ministerio en barrios humildes de Córdoba y como asesor de la Juventud Obrera Católica. El 12 de marzo de 1961 recibió la consagración episcopal como Obispo titular de Listra y Auxiliar del Arzobispo de Córdoba, Mons. Ramón Castellano. El 24 de agosto de 1968 inició su ministerio pastoral como tercer Obispo de La Rioja. Desarrolló su acción pastoral buscando concretar la opción preferencial por los pobres y animando la evangelización según las enseñanzas del Concilio Vaticano II. Pastor de tierra adentro, fue resistido por sectores reticentes a la renovación eclesial y por quienes veían peligrar su poder económico a raíz de las consecuencias de la actuación pastoral de Mons. Angelelli. Acalladas sus misas radiales en dos ocasiones, en marzo de 1976, después del golpe militar, la persecución hacia Mons. Angelelli y sus colaboradores se hizo más violenta y explícita. El 4 de agosto de 1976, regresando de Chamical a La Rioja de la celebración de la novena del funeral de los Siervos de Dios Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville y de Wenceslao Perdernera, Mons. Angelelli muere en un accidente provocado dolosamente por la embestida de un vehículo en Punta de los Llanos, paraje “el Pastor”.

Wenceslao Pedernera

Laico y padre de familia, nació en La Calera, departamento de Belgrano, provincia de San Luis, el 28 de septiembre de 1936. Ya desde joven se dedicó al trabajo en el campo y en 1961 se trasladó a Mendoza para trabajar en la finca Gargantini. En marzo de 1962 se casó, en Rivadavia, con Marta Ramona Cornejo (Coca) y de esta unión nacieron tres hijas: María Rosa, Susana Beatriz y Estela Marta. Si bien no participaba de la vida eclesial, luego de asistir a las novenas predicadas por los Oblatos de María Inmaculada, se convirtió decidida y entusiastamente, participando en adelante, de misiones populares, semanas bíblicas y comenzando a recibir con asiduidad los sacramentos. Al mismo tiempo se comprometió en el ámbito de las cooperativas rurales y, en 1968, entró a formar parte de la coordinación regional del “Movimiento Rural de la Acción Católica Argentina” en la región de Cuyo. En 1972 participó en dos cursos de formación y profundización organizados por el mismo Movimiento en la ciudad de La Rioja; allí conoció a Mons. Angelelli a quien percibió como un pastor comprometido con los pobres y por eso, meses más tarde, se trasladará con su familia a Sañogasta en La Rioja, apoyado concretamente por Mons. Angelelli. En la Argentina de aquella época, este servicio a favor de la cooperación solidaria de los trabajadores, era sospechado y estigmatizado como subversivo, y por este motivo, particularmente después de la llegada de la dictadura militar, Wenceslao padeció varias amenazas juntamente con sus familiares. En la noche del 24 al 25 de julio de 1976, mientras se encontraba descansado en su casa, fue atacado por un grupo de hombres que lo acribilló delante de su esposa e hijas; gravemente herido, murió horas más tarde en el hospital de Chilecito, no sin antes perdonar a sus asesinos y pedir a su familia que no odiara.

Padre Gabriel Longueville

Nació en Étables, Francia, departamento de Ardèche, diócesis de Viviers, el 18 de marzo de 1931. El 26 de septiembre de 1942, entró en el Seminario Menor de Saint Charles en Annonay y en octubre de 1948 pasó al Seminario Mayor de Viviers. Llamado al servicio militar desde 1952 hasta 1954, volvió a ser convocado para ser enviado a Argelia en 1956. De retorno al Seminario, completó los estudios y fue ordenado presbítero el 29 de junio de 1957. En 1968, después de servir pastoralmente en su diócesis como formador en el Seminario, a pedido suyo, fue enviado como misionero fidei donum a Argentina, a la provincia de Corrientes primero; en 1971 se traslada a la diócesis de La Rioja donde adhirió con convicción al proyecto pastoral de Mons. Angelelli. El 7 de mayo fue nombrado vicario cooperador en la Parroquia “El Salvador” de Chamical. Se esforzó por conocer y comprender a su rebaño, visitando los pueblos y parajes más lejanos, animando la organización de Cáritas y el acompañamiento de los más pobres y excluidos. Escultor y pintor, retrató en sus obras el paisaje humano y natural del pueblo encomendado. Estrecho colaborador de la misión pastoral de Mons. Angelelli, el 18 de julio de 1976, fue llevado con engaños a una actuación policial, junto a Fray Carlos de Dios Murias, para ser asesinados. Sus cuerpos fueron encontrados en el paraje “Bajo de Lucas” a 7 km. de Chamical.

Fray Carlos de Dios Murias

Sacerdote de la Orden de los Frailes Menores Conventuales, nació el 10 de octubre de 1945, en Córdoba. El 17 de diciembre de 1972 recibió el presbiterado de manos de Mons. Angelelli. Vivió los siguientes dos años en calidad de vicario cooperador, primero en la Parroquia “Cristo del Perdón”, en La Reja (Partido de Moreno) y luego en José León Suárez, donde tuvo ocasión de desarrollar una intensa acción pastoral, especialmente con los jóvenes y con los más necesitados. De marzo a julio de 1975, Fray Carlos de Dios visita Chamical, diócesis de La Rioja, en vistas a establecer allí una comunidad de la Orden de los Frailes Menores Conventuales. Entusiasmado con el dinamismo pastoral diocesano, la estrecha comunión y cooperación de los sacerdotes y religiosas con el obispo, el 27 de febrero de 1976 fue destinado de manera estable al servicio de la Diócesis de La Rioja; el 6 de mayo, Mons. Angelelli lo nombró vicario cooperador de la parroquia “El Salvador” de Chamical. Muy cercano a la gente, en sus homilías denunciaba con fuerza las injusticias perpetradas por quienes detentaban el poder político en aquella época. El domingo 18 de julio, mientras estaba cenando en la casa de las religiosas del Instituto “Hermanas de San José”, fue llevado junto al Siervo de Dios Gabriel Longueville por algunas personas que se presentaron como miembros de la Policía; ambos fueron asesinados en la noche de ese mismo día.