El Sacerdocio.

miércoles, 14 de abril de 2010
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            Es actualmente doloroso para la Iglesia hoy particularmente en países de Europa y Estados Unidos, la realidad de la pérdida de vocaciones y al mismo tiempo  todas las acusaciones que hay acerca de la pederastia. Quizá aquí no se ha vivido con tanta intensidad, sin embargo viene golpeando, y por eso en este Jueves Santo quisimos volver sobre este aspecto de la crisis eclesial quizá más delicado.

            Para eso, vamos a volver a la fuente, a la razón de ser del sacerdocio, y también comentaremos algunos aspectos de esta crisis. A su vez, también es muy bueno agradecer todo el aporte que ellos hacen a través de esa dedicación a la causa del Evangelio. Y además conectarnos nosotros con esa especie de deuda que tenemos para con ellos: ¡cuántas veces hemos encontrado el consuelo, el consejo, el discernimiento, el acompañamiento, en la figura de un sacerdote!

            Intentaremos hoy abrir la puerta a todos estos aspectos: los oscuros, críticos, dolorosos, pero también, justamente por eso, los más luminosos, los que son presencia de Jesús en medio de esta situación y los que siguen para nosotros derramando el Espíritu Santo.

GL: ¿cómo engancha la figura sacerdotal con el Jueves Santo?

DB: Jesucristo reunido en la última cena, rodeado de sus discípulos, partiendo el pan y compartiendo la copa de la Nueva Alianza, es el ícono del Sacerdocio realizado en El de manera perfecta y plena. Jesús les dice a los Apóstoles “hagan esto en memoria mia”. Por eso se considera que allí nace el sacerdocio: en esta voluntad de Jesús de que sus discípulos vayan por el mundo haciendo en memoria suya lo que él hizo por nosotros. Que no es simplemente tomar una copa y partir un pan, sino entregar la vida. No es repetir el rito, porque la Eucaristía es mucho más que un rito.

            En todas las religiones hay sacerdotes. Sacerdote es aquel que une a los hombres con la divinidad. Para los cristianos, Jesucristo es aquel que tiende el puente entre Dios y el hombre porque El es Dios y hombre. En su corazón se unen, se conjugan, se abrazan el cielo y la tierra, Dios y la humanidad. En cuanto hombre, El ofrece a Dios la respuesta plena y perfecta que nosotros  no supimos ofrecer y lo hace en nombre nuestro, y así nos lleva al encuentro del Dios que nos ofrece abundantemente su gracia y misericordia. Porque es hombre nos comprende y tiene con nosotros una cercanía insuperable. Porque es Dios, puede hacer de esto no solo un deseo, puede realizar aquello que ningún hombre podría hacer.

            Cristo es el Unico Sacerdote. Todas las otras formas de sacerdocio en la Iglesia, son participación en el sacerdocio de Cristo

GL: ¿Cuál es, según tu propia visión, la misión fundamental del sacerdote –si es que hay una-, lo que no se puede perder, lo esencial? Porque a veces puede responder como a distintos llamados, distintos carismas, para unos puede ser su compromiso social, para otros su rol dentro de los sacramentos y del culto

DB: Es una pregunta que me hice muchas veces. Creo que tiene que ver con mantener viva la conciencia de que no hay mas que un solo sacerdote. Yo soy un servidor para que los hombres se encuentren con el único Sacerdote a través del ministerio. Creo que lo mismo que Jesús ofrecía a los hombres de su tiempo, nosotros tenemos que ofrecer a los hombres de hoy: la abundante misericordia del corazón de Dios: esperanza a los desesperanzados, consuelo a los afligidos, salud a los enfermos, libertad a los oprimidos. Un sacerdote es aquel que ofrece a los hombres lo que los hombres andan buscando y solo Dios puede dar.

            Es algo paradojal, porque nosotros también tenemos necesidad de ellos: somos dispensadores de los misterios de Dios, y al mismo tiempo destinatarios. El sacerdote es a la vez “pastor” y “oveja”, es “maestro” pero nunca puede dejar de ser “discípulo”, tiene que estar “al frente de su pueblo”, pero también “junto a su pueblo” para caminar con él.  Y Jesús lo vivió así: El, siendo el Señor y el Maestro, se puso al servicio de sus hermanos..

            El Jueves santo fue la síntesis de lo que fue la vida entera de Jesús: el servicio –manifestado allí en el lavatorio de los pies-, el partir el pan y entregarlo –su vida entera fue una entrega-.

            Creo que nosotros los sacerdotes, en la medida en que nos acercamos a la gente entregándoles no algo nuestro sino lo que Jesús tiene para ofrecerles, encontramos las alegrías más grandes de nuestro ministerio, y la gente encuentra en nosotros lo que realmente viene a buscar, lo que necesita.

GL: Hubo un período en la Iglesia en el que formar parte del Clero era formar parte de un Poder. Algo que se representa en este momento diferente o distante de lo que en este momento estás diciendo y mostrando como esencia del sacerdocio: un líder que el mismo tiempo es pueblo, un padre que al mismo tiempo es hijo… A pesar de los esfuerzos que la Iglesia viene haciendo a partir del Concilio Vaticano II, no siempre se ha podido borrar de la cabeza de la gente la idea del Clero asociado al poder.  Y esto redunda en un trato muy ceremonioso que a veces hace a los sacerdotes. Muchas veces los dejamos solos porque los consideramos seres poderosos, especiales, autoridades, jefes, es decir, una imagen que está lejos de lo que acabás de traer. ¿crees que la Iglesia al menos aquí en Argentina, se ha limpiado de esas asociaciones de clero o institución religiosa con poder, o todavía nos queda mucho camino por andar? Además, este ‘poder’, por tener una dimensión religiosa, casi se diría que es “el poder de los poderes”, es decir, imprime una autoridad mucho mayor aún que un poder político o económico porque estamos tocando cuestiones eternas. Y esto está bien en contraste con esta imagen de “servidor” que nos traías.

DB: Creo que todavía nos queda mucho por trabajar, y en algún sentido nos va a quedar siempre si somos realistas y aceptamos que esto es algo que está metido en el corazón de los seres humanos  y de las instituciones desde siempre. No por nada era una insistencia muy fuerte de Jesús a sus discípulos esta de que ‘no se comporten siguiendo los criterios del mundo sino los que han aprendido de El: el que quiera ser grande en este mundo hágase servidor y último de todos’  ‘todos ustedes son hermanos’. Estas son las insistencias fuertes que nos va a proponer una y otra vez el Evangelio. Eso es lo normativo. Si fue tan insistido ya en los evangelios es porque desde el principio la comunidad cristiana descubrió que esto iba a ser siempre una dificultad. Va a ser un desafío para la Iglesia en todos sus miembros, pero particularmente en aquellos que representan a Jesús, no falsear la imagen de Jesús.

            Pablo VI, en el Concilio Vaticano II, tenía bien claro de que la Iglesia tenía que recuperar la transparencia del testimonio de Jesús servidor de Dios y de los hermanos. Aquel que no aceptó ser defendido con la espada. ¿cuántas veces hemos intentado defender con la espada, cuántas veces hemos pretendido para la Iglesia ciertos privilegios en nombre de dios o de no se qué, que realmente ofenden al Jesús de los Evangelios, humilde y servidor, que se vació de su gloria para pasar como uno de tantos y servir a todos, y por eso fue exaltado?

GL: ¿cuáles son esas ‘espadas’ con las que a veces intentamos defender a la Iglesia? ¿son espadas de acero?

DB: Lo fueron en algún momento. La espada representa todas las formas violentas de intentar solucionar los conflictos entre los hombres, mientras que Jesús nos dio la clave en su testimonio de vida –recogido admirablemente por Pablo en sus cartas- de que al mal se lo vence con el bien, nunca por otro camino.

            Jesús, Hijo de Dios encarnado, viene para hacer nuevas todas las cosas, también la sociedad humana en sus manifestaciones más seculares. Nosotros no podemos distinguir como muchas veces se pretende, entre ámbitos sacrales y ámbitos seculares. Desde el momento en que Dios viene a hacerse uno de nosotros, seguir a este Maestro significará para nosotros comprometernos en la transformación de la sociedad en el sentido del Reino de Dios. Si los sacerdotes de hoy no se consideran servidores en este proyecto de Dios, verdaderamente están desorientados

GL: A veces el fermento del Evangelio molesta dentro de una sociedad y por eso la gente quiere separarlo. Es lo que pasó con Monseñor Romero. Porque evidentemente que Jesús tiene en los valores del Reino, en su comportamiento, en sus gestos y en su posicionamiento en la sociedad contemporánea, dimensiones políticas, económicas, sociales, morales. Es absolutamente integral el mensaje, y muchas veces nos molesta como nos molesta que nos digan que para ser el primero hay que ser el último: molesta a nuestro ego.

            Pronsato –sacerdote jesuita- decía acerca de la traición de los primeros sacerdotes que rodearon a Jesús, que no fue la de Judas. Su reflexión dice: “Judas se levantó para traicionar, y nadie salió a correrlo. Satanás entró en el alma de Judas, probablemente porque no estaba habitada por el amor. Nadie lo corrió, nadie le preguntó ‘hermano, ¿dónde vas?’, nadie le dijo ‘hermano, no hagas esto’. Si los doce hubieran entendido el mensaje de Jesús en el pan partido hace escasos minutos, hubieran corrido tras Judas en vez de quedarse recostados complacientemente en el pecho de Jesús” Es la imagen de una comunidad que impide, con todo el amor del mundo y hasta donde pueda, un pecado en un hermano suyo. En cambio se quedan quietos disfrutando de la presencia del Señor mientras otros van a hacer sus ‘chanchurros’

            Me pareció muy fuerte esta imagen: cómo el Señor comienza sacramentalizando su comunidad con una especie de sabor amargo, del individualismo que reina muchas veces también sobre nosotros, que primamos esta experiencia religiosa individual, por encima de lo que es este amor compartido comprometido, en ese caso con un traidor. leyendo a Promsato me impactaba esta constante paradoja: inmediatamente después de su gran entrega en la Eucaristía, tenemos ya un acto de traición por parte de toda la comunidad sacerdotal primera.

 

DB: Creo que es muy buena esa reflexión: no se puede decir que solo Judas fue el traidor. Tampoco los demás estuvieron a la altura de las circunstancias. Respecto a lo del ‘sabor amargo’, yo creo que Jesús tiene que beber hasta el final un cáliz amargo: la amargura de que la Luz viene y los hombres prefieren las tinieblas. Pareciera que las tinieblas vencen. Sin embargo el testimonio de Jesús consiste en mantenerse en la fidelidad, seguir amando hasta el final, y eso es lo que redime y abre una posibilidad que de otra manera no se vislumbra.

            Por eso, de cara a los escándalos actuales y a todos los problemas que hoy vivimos los curas y la Iglesia, volver a las fuentes nos hace mucho bien. Jesús no era un ingenuo. Sabía perfectamente a quién había llamado y qué había en el corazón de cada uno. Muchas veces como rector del Seminario escucho reclamos como ‘qué hacen ustedes’. Es verdad que tenemos que  comprender las problemáticas actuales, ser muy cuidadosos en la selección de candidatos, perfeccionar las técnicas de formación, los métodos, las propuestas. Pero hay una realidad ineludible: aún a Jesús –que no podemos decir que no haya sido un buen formador-

            Hay ciertos planteos simplistas que creen que Dios está presente allí donde hay una Iglesia victoriosa, con huestes de sacerdotes …  Creo que el planteo de jesús es otro: a él no le interesa el número, sino que el mundo capte que al mundo solo lo salva él, en su entrega de amor radical, insobornable, al Padre por todos, especialmente por los pobres.

            Bruno Forte, obispo en Italia, mandó hace poco una carta a los sacerdotes con motivo del año sacerdotal, donde entre otras cosas dice “somos sacerdotes porque Cristo nos ha querido tales: nos ha llamado y nos ama, El, que es fiel en el amor…a El hemos dicho que sí, y desde entonces se ha encendido una llama de amor que con su gracia no se ha apagado más”. Insiste en esto de que es la gracia de Cristo la que nos sostiene, el que nos empuja a lo que hacemos por los otros, desde la simple acogida cordial, la escucha perseverante y paciente, el esfuerzo por transmitir a todos el sentido y la belleza de la vida vivida por Dios a las obras de caridad y al compromiso por la justicia, compartiendo especialmente la necesidad del pobre y buscando hacernos voz de quien no tiene voz. Ciertamente nos parece poco todo lo que hemos hecho, sentimos el peso de nuestros errores, a menudo producidos en buena fe. Nos aflige la tristeza de nuestros pecados, nos turban nuestras omisiones. Si algo de auténtico y de bello hemos hecho, ha sido porque Jesús nos ha dado el hacer. Es el el que se ha entregado a nosotros y nos ha hecho capaces de gestos de gratuidad que por nosotros mismos no habríamos podido pensar ni soñar.

            La gente nos ayuda muchísimo cuando nos hace ver que nosotros somos muy poca cosa. La conciencia de la indignidad del hombre como sacerdote es fundamental para un adecuado ejercicio del ministerio sacerdotal conforme al evangelio. Si alguien se cree que puede ser por sí mismo ser signo viviente del evangelio en medio de la comunidad, está en un error capital.. solo Cristo puede llevar a los hombres a Dios. Y si nosotros podemos en alguna medida reproducir algún gesto de Jesús, es porque El nos sostiene con su gracia.

            Es esta conciencia la que debemos revivir.

           

            El tema del poder en la Iglesia entre otras cosas, han apartado a las personas y han sido traiciones de la iglesia al mensaje original de Jesús, que vemos clarísimamente en los Hechos de los Apóstoles, en las cartas de San Pablo, y también lo vemos en la Iglesia de hoy.

 

GL: Hay en la Iglesia otros aires amargos,  que tienen que ver con la pederastia entre otras cosas, con estas acusaciones que parece que en algunos países del mundo están proliferando. Y me preguntaba si podía alcanzar con la mirada de la misericordia también estas realidades.

 

DB: El hecho de ser cura no solo que no dispensa sino que agrava la responsabilidad de estos actos. No hay duda de que deben ser rechazados enérgicamente. Es un tema muy serio sobre el cual la Iglesia está generando hoy  una reflexión en diversas instancias, no solo a nivel del Vaticano sino también hay una búsqueda en las universidades, centros de estudio, seminarios. Nos interesa cada vez mas que estos gravísimos pecados y delitos sean cada vez menos frecuentes en la Iglesia. Son realidades muy dolorosas que la Iglesia ha de  reconocer y enfrentar con valentía. Los caminos que haya que seguir después, habrá que ver en cada caso.

            Pero también quiero decir lo que decía hace poco el Padre Pepe di Paola en las villas, que muchas veces caemos en generalizaciones según las cuales ponemos a todos en la misma bolsa, cuando en realidad hay mucha gente en la iglesia, religiosos, religiosas, que dan la vida por sus hermanos. Esta no es ‘la única’ realidad en el sacerdocio actual. Hay también, y puedo dar fe, mucha generosidad, entrega y voluntad de reflejar entre los hombres el Evangelio entre los sacerdotes

 

GL: Creo que lo de la pederastia no es algo ‘creado’ por la prensa, pero sí creo que la prensa es impiadosa con una institución que en general hace mucho bien a la humanidad, con miles de personas dedicadas a curar las heridas de la humanidad. Por eso creo que hay que ser delicado y respetuoso en el tratamiento del tema. No digo que haya que ocultarlo. Hay que tener cierto dolor a la hora de hablar de una institución cuyos miembros cometen un pecado tan grave, y al mismo tiempo encontramos en la misma institución gente con una entrega heroica.

 

DB: creo que mucha prensa es verdaderamente hipócrita. Esto no quita que lo que haya de verdadero en estas acusaciones deba ser reconocido, aclarado, esclarecido y sometido a las instancias que la sociedad tiene prevista para estos delitos. Como Iglesia nos duele profundamente. Es el dolor del Corazón de Jesús no solo al ver la traición de Judas sino también la cobardía, es desentendimiento, el distraimiento de los demás que no se involucraron con lo que estaba pasando, que no comprendían su mensaje, que en la hora de la prueba desertaron. Ese sufrimiento del Corazón de Cristo sigue siendo actual, y asume estas formas. De todo esto, le ruego al Señor que nos saque purificados, que acreciente en el corazón de la Iglesia, y especialmente de los sacerdotes, un deseo mayor de santidad, de fidelidad al Evangelio.

GL: Por ahí puede quedar la idea de que la pederastia busca la iglesia como ámbito, como refugio privilegiado, que la mayor cantidad de pederastas está en la Iglesia. ¿qué pasa con la Iglesia, que tantos pederastas tiene? ¿hay también en otras instituciones, en otros ‘colectivos sociales’,? ¿está igualmente repartido? ¿o hay una falla, algún problema, ya sea en la formación o en la modalidad o en la normativa del sacerdocio que de alguna manera ejerce un polo de atracción hacia los pederastas?

 

DB: Yo no soy especialista en el tema ni tengo datos científicos ni estadísticos cuidadosos, pero entiendo que el mayor número de casos de abuso en menores tienen lugar en el seno de las familias. A nosotros nos duele mucho que esto haya tenido como actores a personas consagradas, que han decidido libremente entregar su vida al Señor y vivir el celibato como estímulo y signo de la caridad pastoral. Por eso duele más. Pero son también muchas y dolorosas las situaciones de abuso de menores por parte de padres o tíos. Creo que no es adecuado vincular como idea causal opción por el celibato y pederastia. Me parece que tiene que ver mas bien con patologías presentes en personas que pueden hacer opciones celibatarias u otras opciones de vida. Y es allí donde hay que estar atentos y ser decididamente más cuidadosos en las casas de formación y seminarios. Desde hace tiempo la Iglesia nos está invitando a hacerlo y a echar ,mano de todos los recursos disponibles, no simplemente la intuición sino psicodiagnósticos, estudios de profesionales que puedan aportar un dato bien fundado.

            Saber que entre nosotros hay quienes, usando la investidura sacerdotal cometen semejante delito, es un dolor muy profundo en el corazón de la familia. Es además una gran vergüenza para los miembros de la Iglesia y nos compromete muy seriamente a ofrecer otro mensaje y a comprometernos clarísimamente con el Evangelio y sus valores.

            Creo que está científicamente comprobado que la mayoría de los casos de abuso de menores tiene lugar en el seno de las familias y por personas muy próximas como son padres y tíos. Ahora bien: así como eso no nos tiene que llevar a descreer de la familia y sí nos tiene que llevar a trabajar seriamente sobre estas cosas, a sacarlas a la luz, a dar argumentos, razones y recursos para afrontar esto con valentía para ser capaces de denunciar y encontrar en la sociedad contención y protección, y poner fin a esto, tampoco nos tiene que llevar a decir que no es posible ya confiar en un sacerdote. Porque esta parece que quisiera ser la insinuación profunda que se quiere instalar en la conciencia de la gente.

 

GL: Es bueno que el mundo sepa que a la familia católica esto le duele. El tratamiento del tema tiene que hacerse de manera tal de poder salvar lo que es valioso para una sociedad. Muchos medios hacen un tratamiento tan escandaloso y burdo del tema, que no se hace cargo de lo que genera, y sin embargo envían a sus hijos a escuelas privadas católicas, porque saben que tiene valores que hoy la escuela pública no puede ofrecer.

 

DB: yo soy un gran defensor de la escuela pública argentina, porque a mi me ofreció cosas muy buenas, y doy fe del enorme esfuerzo que hace en ofrecer cosas buenas a los niños. Pero quiero decir que lo que decididamente hay que instalar en la sociedad y en la Iglesia –nosotros hablamos desde la Iglesia, pero somos también ciudadanos- el diálogo como posibilidad de sacar a la luz estas problemáticas. Un diálogo basado en la verdad y en el respeto del otro, pero también un diálogo valiente y claro, que no disimule ni tape, y que no se retraiga por las consecuencias que puedan venir. En esto también, ‘solo la verdad nos hace libres’. Necesitamos vivir nuestra condición de bautizados como adultos, participando, tomando la palabra, sabiendo que en la Iglesia se nos convoca para construirla juntos. Este rostro afeado de la iglesia por los pecados de sus miembros, solo será embellecido por la gracia de Dios, pero ciertamente también por el compromiso de todos nosotros: tanto pastores como religiosos como laicos, todos tenemos que aportar. En una escuela donde verdaderamente hay una buena comunicación entre autoridades, padres, docentes, chicos, donde todos nos involucramos  estas cosas van a darse, pero igualmente van a estar mas controladas. Lo mismo una familia: la salud de nuestras relaciones es lo que hay que cuidar y controlar.

 

Como rosa que derrama felizmente su fragancia

Y lentamente se marchita en el altar,

Está el alma en adoración consumiéndose por amor.

ARDE EN MI AMOR, SEÑALES DE SALVACIÓN

Como un ángel que intercede constante

Ante el trono del Dios santo

Alcanzando la salvación por todos está el Señor.

 

Participan los oyentes

       En muchos casos la comunidad endiosa al sacerdote: esperamos todo de él sin tener en cuenta que es un hombre igual que cualquiera. En una ocasión una señora decía que ella prevenía a su nieto contra los curas y los policías porque eran todos violadores. Yo no la conocía pero le dije ¿señora, si un carnicero viola a un chico ¿ud. Se hace vegetariana?, o si un colectivero es violador ¿va a andar toda la vida a pie?’ Hay una canción que dice ‘cuando se cae un árbol hacemos mil escándalos pero cuando crecen miles de árboles no nos damos cuenta’. Los sacerdotes son uno más y pueden cometer pecados tanto como cualquier otro, no por eso hay que lapidar a la Iglesia.

 

– Creo que a veces la Iglesia maneja mal los casos de “escándalo” de los sacerdotes, por ejemplo, cuando corren rumores acerca de cierta mala conducta, en lugar de investigar y tratar el caso concreto como una persona más de la sociedad, los trasladan a otro lugar. Esa no deja de ser una forma de ‘encubrir’ y de ‘ser cómplice’, y no soluciona el problema si es real el rumor, ni tampoco si no lo es, porque esa persona contra quien se levanta un falso testimonio queda herida

 

GL: Es verdad que esto ha ocurrido. Padre, le pregunto ¿esto sigue ocurriendo como modalidad, o era una práctica ignorante de la gravedad de la circunstancia o de la patología con que se estaba enfrentando?

DB: Yo no puedo decir que esto ‘no se da’ porque desconozco la totalidad de lo que sucede. Lo que sí puedo decir es que en voz del Papa esto ha sido totalmente descalificado como manera pastoral de actuar, incluso el Papa ha sido muy duro particularmente con los obispos irlandeses donde les dice que no han puesto todo lo que debieron poner para que los procedimiento de afrontamiento de estas cuestiones hayan sido como habían sido establecidos previamente por él mismo y por las normas de la Iglesia. El Papa ha sido radical en esto, y eso tal vez no ha tenido tanta difusión.

                Sobre este y otros temas mas de una vez hemos advertido que se le exige a la Iglesia una respuesta de una profundidad, de una integralidad, de una contundencia, que no se está dispuesto a exigirle de la misma manera a otros.

                La Iglesia es a la vez pobre y rica. Y ofrece su riqueza a las personas a manos llenas. En todo el mundo, cantidad de instituciones sociales de ayuda a personas necesitadas están en manos de organizaciones religiosas. Por eso creo que sería bueno ampliar la mirada. Hay muchísimas personas –laicos y consagrados- acompañando la vida de los vecinos, compartiendo su nivel de vida, sus vicisitudes, sus contratiempos, y no se van (como no se fue Jesús) porque lo han tomado como una opción de vida

GL: Creo que lo que estamos tratando de dejar en claro que no estamos defendiendo a ‘la Iglesia, sino a lo que la Iglesia lleva de verdad, bien, belleza, a todo el mundo. Porque si nosotros boicoteamos ese don que la Iglesia es para el mundo como sirvienta de la humanidad, vamos a ser sin duda una familia humana muchísimo más pobre

DB: La Iglesia no necesita que la defiendan, Dios no necesita que lo defiendan. Lo único que nos pide es que le abramos el corazón

 

Comentarios del Padre Daniel Blanco respondiendo a distintos  aportes y preguntas de los oyentes       

 

DB: el uso de los símbolos, los signos sacerdotales tienen su valor, la Iglesia los pide. Hay ocasiones en que el sacramento de la reconciliación se pide en lugares donde no  es tan sencillo tener la estola a mano. Eso no es lo fundamental en el sacramento, ni mucho menos  lo  invalida. Creo que lo que la gente busca en nosotros más que esos signos, es fundamentalmente que seamos  reflejos reales, confiables de la misericordia y la gracia de Jesús. Y otra cosa que la gente busca en los curas y espera de ellos, es que le demos , que le dediquemos tiempo. Cuando el cura le da tiempo, es como que Dios le da tiempo

 

                No todo lo que sucede es la voluntad de Dios. La voluntad de Dios primera es que todos nos reconozcamos hijos suyos, amados infinitamente por El, incondicionalmente, y para eso envió a su Hijo. No era inexorable esto de que Jesús fuera rechazado. El anhelo profundo de Dios era que Jesús hubiera sido acogido, pero históricamente no fue lo que ocurrió. A veces somos fatalistas: que haya ricos y pobres, buenos y malos, etc, es voluntad de Dios, y no es así. La voluntad de Dios es que todos tengan lo necesario, la voluntad de Dios es que todos seamos felices, que todos vivamos plenamente. Todo lo que empobrece, achica, recorta este proyecto, no es voluntad de Dios