PEREGRINOS – Canción
Letra y Música: RobertoCantos
Corazón chiquito rojo vivo lleno Fueguito que arde y que sigue ardiendo. Con ésta canción como una pena suave Voy acariciándome los sentimientos Hondo fuerte dentro siempre la vida intensa Como cuando el sol nos cae detrás del cerro Y se me aparece la primera estrella Que brilla en la tarde preparando el silencio Y el cielo… el mar de arriba Pierde su luz cuando anochece Y van al desparramo las estrellas Como una arena leve.
Mate amargo viaje mano y pie descalzo Ruido de hoja seca en la siesta fría Desde el sauce cae la rama y toca el suelo Caminito al cielo pa’ mis alegrías. Nudo del destino tiempo detenido Cóncavo es el pecho cóncavo es el nido Éste amor es como un duende sin memoria Un soldado a contramano del olvido Y el cielo… el mar de arriba Pierde su luz cuando anochece Y van al desparramo las estrellas Como una arena leve.
Visualizar la vida como camino es lo propiamente cristiano. Machado ha hecho un poco un homenaje a este caminar, este peregrinar.
La experiencia de caminar la vida, paso a paso, cada uno con su carga. Hay rodeos, hay extravíos, hay períodos difíciles, y hay caminos fastidiosos donde las subidas son largas, y hay otros caminos sencillos. Y hay quienes caminan solos, y quienes lo hacen en hilera unos detrás de otro. Y se va marchando por los caminos que otros han recorrido y señalado antes para que el peregrino que venga después sepa cual es el rumbo y no se pierda.
El camino es una metáfora de nuestra vida. Abarca todo lo que nos acontece, todo lo que examinamos, todo lo que padecemos. Algo nos mueve: nos ponemos en movimiento, tenemos motivos, obramos resueltamente para seguir andando. Recorremos caminos y por eso nos mudamos de un lugar a otro. Y los compañeros de camino a veces van con nosotros y a veces toman otro camino. Y nosotros debemos seguir por el nuestro porque llevamos un rumbo, una meta. Y hay momentos en que nos volvemos a encontrar. Hay momentos en que nos encontramos porque nos perdemos, y otros en los que nos encontramos porque el compañero de camino cruza nuevamente la misma senda rumbo a otra meta. Y también, como en la vida, necesitamos provisiones, y necesitamos guías, y agradecemos las misteriosas señales que Dios a través de la buena voluntad de otros hombres a veces muchos años o siglos atrás, han dejado como ‘mojones’ para que no nos perdamos.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre el mar.
Nunca persequí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse…
Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar…
Hace algún tiempo en ese lugar donde hoy los bosques se visten de espinos, se oyó la voz de un poeta gritar "Caminante no hay camino, se hace camino al andar…" Golpe a golpe, verso a verso…
Murió el poeta lejos del hogar. Le cubre el polvo de un país vecino. Al alejarse le vieron llorar. "Caminante no hay camino, se hace camino al andar…" Golpe a golpe, verso a verso… Cuando el jilguero no puede cantar. Cuando el poeta es un peregrino, cuando de nada nos sirve rezar. "Caminante no hay camino, se hace camino al andar…" Golpe a golpe, verso a verso. Antonio Machado
Para muchos el caminar tiene un aspecto religioso, y obviamente en las religiones bíblicas está arraigada y se mantiene viva esta tradición de la peregrinación.
En el Islam, el ritual de la peregrinación a la meca tienen como un sustento de camino-.
En la tradición ‘Abrahámica’ del pueblo judío: el éxodo, (y para el pueblo judío , hasta 1948 no tuvo tierra, no tuvo patria si entendemos por patria el poder asentarse definitivamente en un lugar). Por siglos, su existencia estuvo concebida como un permanente caminar.
Y en la tradición cristiana está profundamente arraigado el peregrinar hacia los lugares santos. Las peregrinaciones convocan a todo tipo de personas, incluso a las no religiosas.
Nosotros pertenecemos a una tradición religiosa profundamente ligada al camino. Los numerosos hombres que hoy transitan por antiguos o nuevos caminos, esperan obtener alguna clase de transformación interior. En cuanto a los cristianos, esperamos tener un encuentro intenso con Cristo, que fue caminante, permanentemente peregrino. No se quedó en un lugar, en un templo, esperando que las multitudes vayan a El a recibir su enseñanza. El salió a los caminos de los hombres, y recorrió especialmente los más marginales, los mas lejanos a los centros de poder. Y cuando fue hacia los centros de poder, fue desde la marginalidad, y entró victorioso como quien va a hacer una conquista de ese centro de poder para el mensaje que El traía.
Y hoy los hombres buscan en el camino mas experiencia vital de la que le pueden proveer los libros y las aulas. Hay muchos buscadores de sentido recorriendo los caminos del mundo. Muchos que atraviesan circunstancias muy difíciles y soportan experiencias muy duras tratando de vislumbrar alguna idea, alguna experiencia de Dios o de la vida. Y quieren experimentar en carne propia el camino que Cristo recorrió, quieren experimentar en carne propia lo que es caminar como Iglesia, lo que es ser un pueblo caminante.
NO TE SALVES
No te quedes inmóvil al borde del camino, no congeles el júbilo no quieras con desgana, no te salves ahora ni nunca.
No te salves, no te llenes de calma no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer lo párpados pesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo. Pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el jubilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo.
Mario Benedetti
Nuestra fe nace con un mandato de camino: “sal de la casa paterna y ve a la tierra que yo te mostraré”. Nuestra fe nace con un mandato de desarraigo, con un ponerse en camino desde algo viejo hacia algo nuevo. La conversión, la transformación, no es el resultado de una experiencia mágica, mística, extraordinaria: se la hace caminando. No es una irrupción intensa de la experiencia divina donde el sujeto queda en actividad profundamente pasiva.
La génesis de la fe tiene que ver con el estar dispuesto a abandonar algo y ponerse en camino. Y a medida que se va caminando se va produciendo la transformación, en términos ascéticos, la purificación. Caminar purifica no solo de toxinas el cuerpo sino también de toxinas el alma. Los que han tenido experiencias de peregrinaciones podrán decir cómo se da este proceso de transformación en la vida, en el alma, y en los que van caminando. Entre los caminantes hay una solidaridad espontánea. A nadie se le ocurriría seguir si su compañero de camino no puede seguir: o lo esperamos o lo cargamos. En la vida urbana, no es esto lo que abunda. No sentimos que la muchedumbre se detenga cuando a alguien le pasa algo. Es necesario hacer esta experiencia de una comunidad, un pueblo que marcha al ritmo de los mas lentos. Es maravillosa la imagen del éxodo: marchaban al ritmo de los viejos, de los niños, de los animales. Entonces todos somos incluidos, porque el camino, el paso a paso es la medida de lo humano. Y entonces caminando recuperamos nuestra esencia, nuestro verdadero lugar en el mundo sin el auxilio de la tecnología. Nos ayuda a descubrir quién es el hombre cuando está frente a la inmensidad del firmamento, solo en la lejanía del camino (solo de los auxilios habituales, porque en realidad estamos mas acompañados que nunca). Cuando vamos peregrinando, nos sentimos menos solos que nunca, porque todos tenemos una misma meta, anhelamos llegar a un mismo lugar. Entonces no importan el sufrimiento, el cansancio, el agobio, porque todo esto queda cubierto por la experiencia del amor mutuo. Porque el mundo, mi mundo, el mundo de los que amo, depende de que complete el proceso de transformación prometido.
Corazón chiquito rojo vivo llevo
fueguito que arde y que sigue ardiendo con esta canción como una pena suave voy acariciándome los sentimientos.
Hondo fuerte dentro siempre vida intensa como cuando el sol nos cae detrás del cerro y se me aparece la primera estrella que brilla en la tarde preparando al cielo…
Y el cielo, el mar de arriba pierde su luz cuando anochece y van al desparramo las estrellas como el amor, como una arena leve… Y el cielo, el mar de arriba pierde su luz cuando anochece y van al desparramo las estrellas como el amor, como una arena leve.
Mate amargo viaje mano y pies descalzos ruido de hojas secas en la siesta fría desde el sauce cae la rama y toca el suelo caminito al cielo pa´ mis alegrías
Nudo del destino tiempo detenido cóncavo es el pecho cóncavo es el nido este amor es como un duende sin memoria un soldado a contramano del olvido…
No se camina de cualquier manera a la sombra del Espíritu. Hay una diferencia entre dónde se posiciona imaginariamente a Dios para los griegos y para los hebreos.
Para los griegos, los dioses siempre están arriba, en el Olimpo
Para los israelitas, en la memoria bíblica, está adelante. También está arriba, pero la imagen que predomina es la de “Dios va adelante”, por su experiencia de conocimiento de Dios mientras eran un pueblo nómade, en el desierto. Y por eso, cada vez que el Pueblo pierde el camino, yerra, Dios les invita a ir nuevamente al desierto, a nutrirse nuevamente de ese ‘primer amor’ que tiene que ver también y entre otras cosas con la austeridad. Porque no se puede andar con demasiada carga. Hay que andar ligero de equipaje. El pueblo hebreo aprendió que para caminar en la vida, andar ligero de equipaje es fundamental. Y también aprendió que su Dios era un Dios de austeridad, pero también un Dios caminante: “siempre estaré presente entre ustedes. Ustedes serán mi Pueblo y Yo seré su Dios. Yo los hice salir de la tierra de Egipto para que no fueran mas esclavos , rompí las barras de sus yugos y los hice caminar con la cabeza erguida”(Lev 26).
Egipto es la tierra de la seguridad, del asentamiento, de la prosperidad, pero es también la tierra de la esclavitud. En cambio la tierra que ‘se camina’, la tierra que no brinda seguridades, la tierra que invita a los despojos, la tierra que invita al desierto, es sin embargo la tierra de la dignidad, la tierra por donde se camina con la cabeza erguida. Para los israelitas caminar junto a Dios era la imagen de su redención, de su salvación. Porque Dios marchó con ellos y los escoltó cuidándolos del agobio y del calor durante el día en la nube y durante la noche siendo guía en la columna de fuego.
Dios camina con nosotros, y por eso podemos marchar con la cabeza erguida, liberados, redimidos, aunque hayamos dejado atrás muchas seguridades, El nos promete que caminará con nosotros a nuestra Patria verdadera.
“Si cruzas por las aguas, yo estaré contigo y los ríos no te anegarás, si caminas por el fuego no te quemarás y las llamas no te abrasarán” (Is 43, 2)
“Aunque cruce por oscuras quebradas ningún mal temeré. Me siento seguro, Señor, porque Tu estás conmigo” (Salmo 23)
En el camino existe la posibilidad de hacer que tu enemigo se haga tu amigo. Jesús tiene mucha confianza en el camino, y por eso recomienda “si alguien te exige que lo acompañes una milla, acompáñalo dos…”. Quien camina con otro, participa con él, y hace una sola cosa. Te lo recomiendo: estás peleado con alguien, camina con él un largo camino. Es muy probable que a la larga o a la corta terminen queriéndose.
ENCUENTRO (Peteco Carabajal)
Tengo suerte : hoy la vida me ha hecho hallar la estrella perdida
En la voz de una nube amiga cruce los cielos como una herida tengo suerte, hoy la vida me ha hecho hallar la estrella perdida
Que es una estrella azul si no un aroma sutil querido que nos engancha el corazón sacándonos del olvido
Cruzo la soledad con un instante de sentimiento guarda mi crespón un beso de amor perdido en el tiempo
Otros cielos, otras aguas , otros pueblos , otras palabras y una sombra implacable mas allá de la luz aguarda
Yo quisiera que todos puedan recuperar el brillo de este alma amigos, sueños, amores pasan El encuentro es un recuerdo luminoso para mañana
Cruzo la soledad con un instante de sentimiento guarda mi crespón un beso de amor perdido en el tiempo.
“A dónde iré lejos de ti, a dónde huiré de tu presencia, si subo al cielo allí estás tú, si bajo al abismo allí te encuentro…” Salmo 139
El salmista relata aquí la inclemencia de la omnipresencia de Dios en todos los caminos, y es muy bueno tenerlo en cuenta. En el marco de este salmo, quiero decirles que a Dios se lo encuentra en todos los caminos. Porque a veces recorremos caminos en contra de nuestros propios deseos. Quienes han recorrido caminos tenebrosos, peligrosos para la vida misma –los que vienen de la droga, el alcohol, el delito, la violencia, los que vienen de los verdaderos ‘infiernos’- han hecho la experiencia de encontrarse también allí, en el fondo del abismo, con Dios. Hay testimonios de esta índole de encuentros con Dios allí en los lugares donde menos se lo puede imaginar, en esos lugares donde no iríamos por motus propio, o vamos porque nos lleva nuestra propia sombra, nuestra propia oscuridad. Ir hacia el Padre puede significar ir hacia la cruz. Se lo dijo Jesús a Pedro claramente: “te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas donde querías, pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos y otros te atarán y te llevarán a donde no quieras”
Quien no ha hecho esta experiencia no conoce lo que en realidad es el camino de la vida. A veces otro, u otra circunstancia, nos ata y nos lleva donde no queremos. A veces es el pecado el que nos ata y nos lleva donde no queremos. A veces los amores. Ciertamente, las madres que en este momento están en los hospitales velando por sus hijos junto a la cama han sido atadas a esas camas por amor, y están donde no quieren estar, pero están. Igual que María ha sido ‘atada’ al pie de la cruz de su hijo, pero no estaba donde quería estar.
A veces los caminos nos conducen a rumbos, a puertos, a destinos, que verdaderamente nos repugnan. Es bueno recordar entonces la obediencia de Jesús, que confía en el Padre y obedece a Dios. Para este caminante nómade que es Jesús, que iba anunciando el Reino de justicia, de solidaridad, de amor mutuo, de consuelo, de misericordia, de los que heredan la tierra aunque son pobres… es decir, todas las promesas que el Abba Padre tiene para su pueblo especialmente para el más urgido, para el que no puede esperar la manifestación de su bondadosa paternidad. Esa exaltación que Jesús tiene andando los caminos de decir que el Reino ya está acá, porque los ciegos ven, los cojos caminan…esa era su convicción. Ese era su entusiasmo, su pasión, su alegría y el fuego que El quería incendiar. Y sin embargo tenemos un Cristo colgado de la cruz que dice “Padre ¿por qué me abandonaste?”…tu proyecto se vino abajo, fracasó, se derrumbaron las esperanzas, ¿fue un sueño de locos?…. y sin embargo… “Padre, que se haga tu voluntad y no la mia”. Es un acto de obediencia. De alguna manera Dios va a sacar bien de todo esto. Es un acto de entrega muy grande, de confianza, de amor. Tengamos en cuenta esto cuando tengamos que atravesar quebradas muy oscuras. este acto de obediencia, confianza y fe del Maestro. Feliz el que puede decir “maestro, te seguiré donde vayas” (Mt 8,19). Jesús dice “los zorros tienen sus madrigueras…pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza”. Esto significa: no hago sede en ningún lado, no me estanco, no construyo una muralla donde sentirme asegurado. Siempre estoy en camino. Me guiarás con tus consejos, me recibirás con gloria (salmo 73).
Es probable que en algún momento de nuestra vida haya alguien que nos tome de la mano y nos lleve hacia lugares donde no nos guste ir. Ojalá podamos escuchar la voz de Dios diciéndole a Jeremías en 1,7 “tú irás a donde yo te envíe”. Ojalá en esos momentos podamos responder como Jesús “que se haga tu voluntad y no la mía” “muéstrame Señor tus senderos, tus caminos” (sal 25)
Dios nos guiará, a su lado estaremos, y va a hacer caminos donde no lo hay. ¡no nos quedes por miedo! ¡cantemos un canto nuevo!
Quizá nos sentimos sin salida, sentimos que todas las cosas parecieran estar en contra nuestro, senitmos su peso…
¿Qué aprendizajes sobre la vida nos deja el caminar? ¿de qué nos transforma? ¿cómo nos purifica? Especialmente a las personas que están deprimidas, ¡salgan de la cueva! ¡caminen! Cuando hay vínculos en conflicto ¡viajen! “Dicen que viajando se fortalece el corazón…” “andar otros caminos te hace olvidar el anterior”
El camino nos recuerda la fugacidad de la vida, lo chiquitos que somos, lo poco que podemos avanzar con solo nuestras piernas. El camino nos recuerda que no tenemos moradas permanentes en esta vida, que todo cambia y que todo lo que hay en el camino por bello que sea va quedando atrás. El camino nos recuerda el ardor del deseo por la meta ¡cómo queremos llegar cuando estamos cansados! El camino nos recuerda también el esfuerzo, y que si nos quedamos ahí, trancados, encaprichados, enojados, nadie va a caminar por nosotros. Los únicos que podemos dejar huellas tras de sí somos nosotros mismos.
El caminar me deja un profundo agradecimiento a los valientes, corajudos, audaces, mansos, violentos, que abrieron para mi caminos donde no los había.
Dicen que viajando se fortalece el corazón pues andar nuevos caminos te hace olvidar el anterior Ojalá que esto pronto suceda, así podrá descansar mi pena hasta la próxima vez
Y así encuentras una paloma herida que te cuenta su poesía de haber amado y quebrantado otra ilusión Seguro que al rato estará volando, inventando otra esperanza para volver a vivir
Creo que nadie puede dar una respuesta ni decir que puerta hay que tocar Creo que a pesar de tanta melancolía, tanta pena y tanta herida, SÓLO SE TRATA DE VIVIR
En mi almanaque hay una fecha vacía, es la del día que dijiste que tenías que partir Debes andar por nuevos caminos para descansar la pena hasta la próxima vez Seguro que al rato estarás amando, inventando otra esperanza para volver a vivir
El Señor dijo a Abraham: “Haré de ti una gran nación y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra”
Esa bella y sabia orden fue la que convenció a mi corazón a decidir que el mundo fuese mi casa el mismo mundo que puso al alcance de mi espíritu la canción que me refleja como ningún espejo.
Soy un caminante de sales y maderas, de enamorados del polvo de los caminos
Construyo mi casa dia a dia y vuelvo a destruirla cuando el sol me propone otros desvelos
Solo y sin querer ser nadie, amparado y crecido por mi mente en busca de las luces misteriosas donde los pasos son lentos y eternos y alguien sabe todo para decidir todo, trajino la nieve, las lluvias y los mares, y conozco el delirio de las plantas de las que aprendo los cantos que canto para ti al detenerme nada mas que lo que duran esos versos y la hoguera que el amor provoque
Soy un caminante, una espiga mas, un fruto en movimiento. Inquieto paisaje que vino a derribar los muros que por temor levantó el cobarde. Peregrino que predica lo mejor del Señor, es decir, todo. La luz me muestra al espíritu entero y el árbol y las aves me repiten: camino los desiertos y mi piel es el código del tiempo. La poesía es mi álgebra y mi cábala como le sucede a las estrellas, porque yo también soy un astro y lo sabe el que me ve desde muy afuera y desde muy adentro. La muerte me acompaña paso a paso para tomarme al fin y recrear la vida. Entonces camino hacia la nada.
Soy un caminante que,. Por irse siempre, siempre regresa, porque todo es circular. Y eso el sol lo sabe como nadie.
El cielo y las serpientes son mi conciencia, que es un sueño que en la vigilia libera mis huesos. Aquí he llegado a esperar que estallen las flores y los peces, al lado tuyo, mujer, que me esperabas sin que tú y yo lo supiéramos. Facundo Cabral
Me gustas tú y el mundo que te acompaña
La primavera y los pastores de España
La libertad, y aquel invierno de Holanda
Entre Van Gogh y Apolinaire
Me gusta el mar y el vuelo que te delata
Alejandría y los antiguos piratas
El nacimiento permanente en Maniatan
Y el desenfado de los trust
No soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir
Y ser feliz es mi color de identidad
Salgamos de la casa paterna, esto es, salgamos de los mundos viejos y conocidos.
Si estás en el barullo, peregriná hacia el silencio.
Si tenés demasiada calle, peregriná hacia el hogar.
Si estás metido en la cueva, salí al espacio abierto.
Si estás en el pecado, buscá la virtud.
Y si estás demasiado rígido, plantado en la virtud, probá a perderte para encontrarte.
La vida es un camino, y Jesús lo interpretó muy bien cuando dijo “YO SOY EL CAMINO”.
Le pidamos a María, la caminante, la que ni bien embarazada de Dios salió caminando a visitar a su prima, que nos ayude , nos enseñe , nos guíe y nos muestre el camino de la verdad.
CANCION DE CAMINANTES
Porque el camino es árido y desalienta. Porque tenemos miedo de andar a tientas Porque esperando a solas poco se alcanza Valen mas os temores que una esperanza
Dame la mano y vamos ya,
Si por delicadeza perdí mi vida Quiero ganar la tuya por decidida. Porque el silencio es cruel peligroso el viaje Yo te doy mi canción tu me das coraje.
Animo nos daremos a cada paso Animo compartiendo la sed y el vaso Animo que aunque hallamos envejecido Siempre el dolor parece recién nacido.
Porque la vida es poca la muerte mucha Porque no hay guerra pero sigue la lucha Siempre nos separaron los que dominan Pero sabemos que hoy eso se termina. DAME LA MANO Y VAMOS YA,