16/10/19-La oración no es un ejercicio mental, no es hacer algo, sino que es un encuentro con Alguien (con mayúscula); es un encuentro íntimo de dos corazones: el corazón Santo de Dios, y nuestro pobre corazón. “El camino de la oración clave de la paz” es el nuevo ciclo que ponemos al aire junto al Padre Gustavo Jamut, Oblato de la Virgen María y fundador de la comunidad Mensajeros de la Paz. Durante estas emisiones dialogaremos sobre el don de la oración desde el Catecismo de la Iglesia Católica.
Orar con el corazón
Dice el Catecismo que para designar el lugar de donde brota la oración, las sagradas Escrituras hablan a veces del alma o del espíritu, y con más frecuencia del corazón (más de mil veces). Es el corazón el que ora. Si este está alejado de Dios, la expresión de la oración es vana.
El corazón es la morada donde yo estoy, o donde yo habito (según la expresión semítica o bíblica: donde yo “me adentro”). Es nuestro centro escondido, inaprensible, ni por nuestra razón ni por la de nadie; sólo el Espíritu de Dios puede sondearlo y conocerlo.
Dios es quien primero llama al hombre
Dios vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo primero en la oración, la actitud del hombre es siempre una respuesta. ¿Cómo me doy cuenta si estoy orando por hábito?, “Si tengo más hambre y sed de Dios no estoy orando por hábito, nuestro corazón pide progresar en la oración“.
Moisés aprende a orar con el corazón
La oración de Moisés es la figura conmovedora de la oración de intercesión . Moisés aprende también a orar: rehúye, objeta, y sobre todo interroga; en respuesta a su petición, el Señor le confía su Nombre inefable que se revelará en sus grandes gestas. De esta intimidad con Dios Moisés ha sacado la fuerza y la tenacidad de su intercesión.
No te pierdas de escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.
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