Maternidad y Biografía Personal

domingo, 6 de junio de 2010
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Laura Gutman es Llicenciada en psicología y además ha generado una corriente muy fecunda, con toda una metodología de encuentro con uno mismo. El tema de ella es “el maternaje”, y a través de él, lograr una introspección hacia áreas de nuestra alma habitualmente suprimidas o muy opacas por el devenir cultural en el que nosotros nos encontramos.

            Este “maternaje” nos compete no solo a las mujeres sino también a todas las hembras de las especies animales. Todas compartimos el mismo instinto: el de proteger a nuestras crías. ¡Bendito y sagrado instinto!.

            Si algo se interpone entre ellas y los cachorros después del parto, son muy sensibles. Al mismo tiempo cuida que nadie toque a su cachorro porque siente que se llena de un olor que no es el propio y por lo tanto no va a poder reconocer a su propia cría de los otros que pueda haber en la manada. El cachorro huele al olor que su madre le imprimió cuando estaba en el vientre. Por eso está también siempre muy cerquita de su cuerpo: para ir desarrollando ese olfato, y también por la necesidad de cobijarlos.

            Cada especie tiene su propio tiempo de lograr autonomía. Se habla de autonomía de la cría cuando está en condiciones de procurarse su propio alimento, y cuando puede sobrevivir cuidándose a sí mismo sin necesidad de otro.

            Si tenemos en cuenta estas dos condiciones para poder hablar de autonomía, ¡cuánto tiempo le lleva a la cría humana alcanzar su autonomía, comparada con las crías de las especies animales!

            En el caso de muchos animales, la cría sale de la madre, pero encuentra la manada como ámbito de vida que va a hacer esa transición entre la simbiosis con la madre y la autonomía absoluta.

            En el mundo civilizado está pasando algo raro. Las hembras humanas estamos perdiendo nuestro instinto materno de cuidado y protección. Quizá también hemos perdido la capacidad de oler a nuestros hijos. Cuando nacen, son inmediatamente bañados, cepillados, perfumados, antes de que nos sean devueltos a nuestros brazos, y así perdemos un eslabón muy sutil de apego con nuestros cachorros. Después, muy rara vez estaremos acompañadas para que afloren nuestros instintos más ancestrales. Después, con mucha dificultad, algunas lograrán amamantarlos (cosa que todas las demás hembras mamíferas lo hacen sin problemas). Y después, vamos a empezar a seguir: lo que nos diga el médico, el cura, la moral, la religión, la filosofía, la suegra, la abuela, la vecina, la amiga… menos lo que nos dice nuestro propio corazón, nuestro propio instinto ¿por qué? Porque …hace rato que lo hemos dejado de escuchar

 

GL: Las hembras humanas vamos perdiendo buena parte de nuestra instintividad desde el vamos. ¿qué pasa desoués en nuestro vínculo con el bebé cuando estamos tan llenas de voces, de pautas, de criterios, y no podemos –en realidad, ni sabemos- escuchar nuestro propio instinto?

 

SR: Yo comenzaría preguntándome ¿dónde lo perdimos? Porque en realidad, cada mujer cuando es madre pone en juego con lo que cuenta, lo que obtuvo, lo que logró en todo su desarrollo. Supuestamente somos adultas, pero para llegar a ser madres hemos recorrido todo un camino: primero fuimos adolescentes, antes fuimos niñas, antes fuimos bebés, fuimos hijas de otras madres. Para comprender por qué nos pasa lo que nos pasa ahora a las mujeres adultas criando hijos, tenemos que desandar el camino y preguntarnos, por ejemplo, de dónde provenimos, qué niñas hemos sido, qué madre hemos tenido, de qué cultura hemos devenido. Cada una, llega a ser madre con una experiencia de ser hija de esa ‘señora que nos tocó en suerte’, mas lo que era para la cultura ser una ‘buena madre’ y una ‘buena hija’ cuando yo era niña, mas el resto de figuras maternables que me he ido agenciando a lo largo de la vida. Todos esos pasitos que fui dando en 15, 20, 30 años hasta devenir madre, pone en juego lo que una ahora, con la cría en brazos, tenga más o menos capacidades de maternar a la cría.

 

GL: ¿cómo se desarma todo este andamiaje, toda esta construcción?: quién era yo como hija, qué se esperaba de mi como hija, qué se esperaba de mi mamá como madre, qué decía la cultura de todo eso. ¿Cómo nos abrimos paso en esta ‘selva’ de preguntas para encontrar respuestas?

SR: Cuando llega a “Crianza” alguna mamá, en general llega por alguna preocupación, o algún síntoma o alguna dificultad, o alguna manifestación molesta de los hijos o de la crianza de los hijos o de la vida en familia. Frente al pedido de ayuda, en Crianza, le proponemos que no podemos llegar a resolver esto que le pasa si no sabemos cómo llegó hasta acá para que le pase esto que le pasa. Entonces, nuestra estrategia de trabajo o nuestra búsqueda del sentido que tiene ese síntoma, eso que la preocupa o esa manifestación molesta de los hijos, o esa dificultad que tiene en la crianza con los hijos, es desandar todo el camino que esa mamá recorrió. Eso, para nosotros, tiene un nombre técnico que se llama Biografía humana. Para nosotros, eso es sinónimo de “historia emocional”, historia emocional es sinónimo de “realidad emocional”, es sinónimo de “la niña que me habita”, es sinónimo de “las lentes con las que veo la vida”. Es decir: antes de ‘desarmar’ ese andamiaje, hay que ‘recorrerlo hacia atrás’, llegar al bebé que fue esa mamá, ver cómo fueron satisfechas sus necesidades, si alguien las pudo legitimar. En el ser madre, una historia es lo que voy a ser yo como madre si alguien me acunó, me calmó mi llanto con presencia, con un cuerpo, con leche, con miradas, con palabras llenas de sentido, o si alguien me dejó llorar y ‘enchufó la aspiradroa’ para no escuchar mi llanto. Porque estas son cosas graves, y están pasando en nuestra sociedad actual: las mujeres no tenemos recursos para calmar el llanto de nuestro bebé. Y esto es solo un ejemplo de una cantidad de cosas gravísimas que están pasando. Un bebé sometido a esa experiencia de una mamá que ‘no quiere’ escuchar su llanto, no tiene más que ‘morirse espiritualmente’,o ‘autoconsolarse’, o ‘generar dinámicas violentas que después devienen en otras prácticas’. Imaginemos ese bebé cuando sea mamá. ¿qué tan amparada, amorosamente maternaza, cuidada, abrazada, ha sido? Eso es lo que cuenta para criar sus hijos.

 

MAMÁ, MAMÁ

 

Aun siento tu mano aquí sobre mi frente, Para calmar mi pena y cualquier dolor
Cuando te necesito siempre estas presente . Mi mundo se transforma al oír tu voz
Así fueron las cosas desde que era un niño . A cada interrogante tu palabra al fin
Me daba una respuesta sabia , Tu luz me iluminaba el alma , y no existían dudas para mí

Mamá, mamá , Es tanto lo que tú me das
Es una deuda tierna, amorosa, eterna imposible de pagar

MAMÁ, MAMÁ , ES TANTO LO QUE TÚ ME DAS
QUE NO ME ALCANZARÍA CON TENER DIEZ VIDAS PARA AMARTE MÁS Y MÁS

A VECES ME PARECE QUE TE SOBRAN BRAZOS PARA ABRIGAR A TODOS EN TU CORAZÓN
TE MULTIPLICAS TANTO SIN MEDIR EL PASO EN VEZ DE UNA SOLA, TÚ ERES UN MILLÓN

Yo tengo muchas madres para mi fortuna : la que me pone a salvo, la que da valor
La que trabaja y deja huella , la dama para siempre bella, lLa que nos ilumina con amor

MAMÁ, MAMÁ , ES TANTO LO QUE TÚ ME DAS
ES UNA DEUDA TIERNA, AMOROSA, ETERNA IMPOSIBLE DE PAGAR

MAMÁ, MAMÁ , ES TANTO LO QUE TÚ ME DAS
QUE NO ME ALCANZARÍA DULCE MADRE MÍA, PARA AMARTE MÁS Y MÁS

GL: En la última entrevista con Laura Gutman, leíamos en su libro “MUJERES VISIBLES, MADRES INVISIBLES”: si seguimos reglas en lugar de seguir nuestros instintos, estimularemos a los niños para que se conviertan velozmente en personas autónomas. Los abandonaremos muchas horas por día, los castigaremos, nos enojaremos, visitaremos a especialistas para quejarnos sobre cómo nos han defraudado estos niños, que no son tan buenos como esperábamos. A esa altura, sentimos que esos niños no nos pertenecen. Esperamos que se arreglen solos, que duerman solos, que coman solos, que jueguen solos, que controlen sus esfínteres, que crezcan solos, y que no molesten. No hemos aprendido el idioma de los bebés. No sabemos interpretar ni traducir lo que les pasa…”. Es la analogía de ‘no sabemos oler’ lo que les sucede a los bebés.

            Si ustedes, oyentes, piensan que esto es para generar culpas por las cosas no hechas, no se lo permitan ni un segundo. Aquí estamos para encontrar salidas.

 

SR: Volviendo al ejemplo que citábamos de ese bebé del cual su madre no quiso escuchar su llanto, ¿qué culpa va a tener? ¿de no ofrecer lo que no tuvo? No puede dar lo que todavía necesita para ella. En el sentido emocional, si todavía nos ‘hace ruido la panza de hambre’, ¿cómo podemos nutrir a nuestro hijo?. La culpa no sirve. Lo único que hace es ‘revolver la sopa’ mientras abajo se nos quema el guiso’. Lo que sirve es decisión, voluntad de crecer. Es buenísimo para los hijos, por más pequeños o por mas adultos que sean, que la madre reconozca las incapacidades del pasado, que mamá o papá nos digan:’hijo querido: no pude…no supe… no tenía con qué’. En realidad, eso que es nombrado por una madre, encaja con lo que ese hijo ha sentido toda la vida, entonces ya está, con eso es suficiente

             Vos me preguntabas cómo influye ‘esto que no tuve’. Para no hablar de ‘madre biológica’,  la ‘figura maternante’ ,la que ofrece amor, generosidad, paciencia, leche, cuerpo, mirada…, bien puede ser la maestra jardinera, la empleada doméstica, la abuela, hermanas mayores. La figura maternante es la que nombra lo que pasa, es la que le pone el discurso a la realidad frente a los niños. Porque, en general, el varón ‘no está’: la figura del padre es una figura muy ausente. Los niños quedan en general a merced del mundo emocional de la madre. Una de las tareas del varón sería defender a los hijos de la propia madre, pero no está. Entonces los niños quedan como totalmente impregnados por la realidad emocional de la madre. Y la madre es la que nombra lo que pasa, pero según ella, según con los cristales con los que ella ve la vida.

 

 

GL: Es decir, introduce al niño en el lenguaje. ¡Pavada de misión! Porque el lenguaje estructura el pensamiento. ¿puede ser el papá?

SR: No. El varón puede cumplir algún rol maternante, pero hay cosas de energía femenina que no tiene

 

GL: He escuchado decir que por ejemplo los viudos, tienen que desarrollar sus aspectos femeninos, su lado materno, porque todos los tenemos…

 

SR: La figura materna es la que nombra lo que pasa, y esto, que es discurso materno, es lo que va constituyendo la identidad del niño. Entonces por ejemplo, el niño que tiene una mamá que le dice permanentemente ‘yo te doy todo, ¿de qué te quejás?’. Eso va constituyendo una verdad externa nombrada por la madre que tal vez no tiene nada que ver con la verdad interna o la vivencia del niño. Capaz que el niño está solo 8 hs por día con 7 años, le está dando de comer a sus hermanitos menores porque la mamá tiene que salir a trabajar, porque le tocó eso en la vida, y encima tiene que escuchar que esa mamá dice ‘no te falta nada’ ¿cómo encaja la verdad interna del niño con la verdad externa que es lo que la madre es capaz de nombrar?

 

GL: Encaja solo en un mundo psicótico.

 

SR: Exactamente: es una locura. Cuando verdad interna y externa no encajan, se vivencian como locura. Imaginate que 20 años mas tarde que una de nosotras le pueda decir a nuestro hijo: ‘hijo: no te cuidé’ o ‘no te albergué’, o ‘no te amamanté’ o ‘no te tuve upa’ como hubieras necesitado.

 

GL: De pronto, la verdad externa comienza a coincidir con la verdad interna aunque sea dolorosa, y sana.

 

SR: Por supuesto. Entonces esa es la tarea. Volvamos a la pregunta que me habías hecho: ¿si no tuvimos calidez, atención, brazos…?

 

GL: a veces la gente ‘intelectualiza’ las necesidades, y son muy básicas. Y porque son básicas, las obviamos con mucha facilidad. Es probable que muchas mamás sientan “¿por qué todo yo? ¿Cuál es el rol de los demás?” Laura Gutman dice “toda experiencia sin apoyo y sin sostén, es violenta”. ¡Cuan violenta es también a veces la maternidad de la mamá o de quien esté ejerciendo ese rol materno! Violenta por falta de apoyo, de sostén. ¿cuál es el rol de los demás para que la experiencia de la maternidad no sea para la mamá tan violenta?

 

SR: Saquemos a la mamá para que no sea la única responsable de todo esto que está pasando. Porque la mamá está inmersa en una cultura, está acompañada por un varón que la protege o la depreda. El varón tiene distintas funciones y en los distintos momentos de la vida de un hijo. Hay un tiempo de fusión emocional (compartir el espacio emocional) ,que son los primeros 3 años de vida de un niño: el niño vive el mismo mundo emocional de esa mujer. En ese tiempo, la misión del varón es proteger esa fusión, resguardarlo. El varón debiera proveer el confort necesario para que eso ocurra. En lo material y concreto, por ejemplo, que esa mamá no tenga que salir a pagar los impuestos, a hacer las compras, a cuidar los otros hijos. Si no, es casi imposible que esa mamá pueda amamantar. Lo que pasa es que los varones, que también fueron hijos y también pudieron haberse ‘quedado con hambre’, también el cuerpo de su mujer les da calor. Entonces también ellos se van a enfrentar con la ‘cría’ en una batalla campal. Entonces hay que comprender la dificultad del varón para estar ahí. El también quiere para él a la mujer, y va a pelear con la cría: ‘que duerma solo, dejalo llorar, sacalo de la cama grande, vayamos al cine…’ Y cuando empieza la separación emocional, que es bastante largo –comienza a los 2 o 3 años, y termina al final de la adolescencia- el varón debe comenzar a separar: meterse en el medio de esa madre y ese niño para que el niño empiece a comprender el mundo masculino también, el mundo del afuera. El varón tiene dos misiones según el momento: hasta los 2 años, proteger esa fusión, y luego, meter una cuña: salvar al hijo de la madre. De lo contrario, el hijo no deja de ser bebé, y la madre no puede recuperar su ser mujer y no solo madre.

            No es bueno que las mamás creamos que si no amamantamos no servimos. Podemos dar una mamadera con todo el amor del mundo.

Participan los oyentes

– Mi hermana tiene una beba de 9 meses, y ‘la cambió por el trabajo’ ¿cómo puedo ayudarla?

SR: No es lo natural en las mujeres hacer eso. Las que lo hacen, es por extrema soledad, de todas las carencias que se nos ocurran nombrar. Tal vez es la única que puede salir a trabajar para proveerle a su niño comida y abrigo, o carencias afectivas porque tal vez salir a trabajar es un ‘refugio’, es más fácil que estar en casa con mi niño.

GL: Laura Gutman sostiene que en el puerperio, ese estar con el bebé es un sumergirse en el mundo inconciente y por eso muchas veces la vivencia más placentera es la huída, porque a veces en ese mundo inconciente nos encontramos todavía con ‘ruidos de panza’, con ’hambre’

SR: una de las cosas que nos trae el nacimiento de los hijos, es el bebé que fui, la niña que fui. Y uno se encuentra con esos ‘dragones’: todavía da mucho dolor, soledad, abandono, desamparo, oscuridad, miedo…Nosotras tenemos que tener muy claro que en la infancia se va formando el alma del niño y es ahí donde están las imágenes esperanzadoras o terroríficas que lo van a acompañar toda su vida

GL: Cuando vos decís ‘ruidos de panza’ ¿qué manifestaciones tiene en la vida adulta estas carencias no satisfechas de maternaje? ¿cómo se van sucediendo estas carencias, estas ‘hambres’ –para no hablar de la locura como situación extrema-.

SR: Si estamos hablando de maternidad y crianza de los hijos, es la incapacidad de ofrecerle a los niños lo que necesitan, la incapacidad de legitimar que las necesidades son genuinas, porque nadie pide lo que no necesita .Lo que van haciendo los niños es ir transformando el modo de pedir, la intensidad del pedido. Y mientras las mamás sigamos con la incapacidad de satisfacer esas necesidades…el pedido va a ser cada vez más ruidoso y el síntoma va a ser cada vez más grave. Ahí se ve como se sigue traspasando generacionalmente esa desnutrición que tenemos en esta cultura occidental que es ‘anti-niño’: acá, mientras más lejos tengamos los niños, mejor. Sigo creyendo que acá es una cuestión de supervivencia: ‘ahora que soy adulta, no va a venir un bebé a…pedirme lo que yo no tengo para ofrecer’. Sigo creyendo que es una cuestión de ‘salvarme yo primera’

 

– Cuando una mujer y un hombre deciden tener un hijo, saben que implícitamente asumen la tarea y la obligación de entrega para con ese hijo. Si uno prioriza su comodidad antes de cuidar al hijo, y eso es un problema de egoísmo

GL: Ahora, eso emerge como egoísmo. Tu mirada es mas bien desde el ‘deber ser’: en comparación con el modelo que se espera, que la realidad nos dice que espera de nosotros, vos mirás la respuesta que dan hoy algunos padres. Nosotros estamos haciendo la mirada hacia el otro lado, es decir: ¿de dónde viene este egoísmo? A veces, solo Dios puede saberlo. Otras veces viene de no contar con recursos. Y cuando alguien no cuenta con recursos, lo que hace es buscar excusas o argumentos. Y están dando vuelta un montón de argumentos que lo que hacen es inducirme a que no escuche mi corazón y mi instinto. La sociedad ofrece un supermercado de justificaciones para que yo pueda de alguna manera sentirme cómodo, inocente, con la conciencia tranquila, siendo una madre o un padre que no satisface las necesidades de los hijos. Y hasta hay corrientes pediátricas según las cuales no hay que dar de mamar al hijo antes de las 4 horas, etc etc. Sé que es difícil abrirse campo en el ruido de las voces internas y externas. Solo sugiero que hagamos el intento. Que no compremos recetas en la librería de la esquina comprando libros de ‘¿cómo criar bien a su hijo?’ y con eso nos sintamos satisfechos. Todos conocemos personas de una erudición impresionante en materia de crianza, y sin embargo sus hijos han carecido de lo básico y fundamental>: han carecido de ternura, de ser tocados, mirados, de sentir que son bellos, que son amados. Cuando no se puede establecer este contacto, este vínculo profundo, y los ríos subterráneos de la realidad están bajo la tierra pero nutren ¡y vaya cómo!, cuando no se puede, a veces tal vez sea porque se han elegido malos caminos desde la voluntad, puede ser un error de inteligencia, pero muchas veces es realmente porque no lo hemos tenido, no lo hemos aprendido en el momento que debimos aprenderlo. Y bueno: llámese a esto ‘pecado original’ que damos en herencia de generación en generación. Y en definitiva ‘las penas de amor con amor se curan’

 

– ¿cómo se constituye la figura materna en una pareja gay masculina?

SR:  Nosotras somos especialistas de familias, pero de ‘crianza de hijos de parejas gay’ es algo muy nuevo. Es una cuestión de roles. Si hay alguien que asuma el rol de cobijar, nombrar lo que pasa, palabras cargadas de sentido, leche, cuerpo… hasta un perro puede hacerlo. Hay niños maternazos por sus perros. Aquí, en “Crianza”, cuando uno va construyendo biografía humana, uno llega a encontrarse con niños cuya única compañía es su perro, o su gato, o su mascota, que lo mira, lo elige, y bueno…es lo que hay. El alma humana se conforma con poco. Y a veces, ni eso poco podemos dar.

 

GL: me pareció impactante esto del perro. Y al mismo tiempo creo que es una manifestación de la extraordinaria flexibilidad del alma humana, que se toma hasta de las piedras. Conocí a una niña maternada por su bichito: su perro. Vivía metida en su cucha, su mamá le daba unas palizas terribles porque la cucha estaba siempre llena de piojos. Quizá no le haya dado la leche, pero encontraba allí un calor y una presencia que tal vez su mamá o quien en ese momento ejercía ese rol, no le podía brindar. Lindo también para las abuelas, que se preocupan mucho por lo que le dan o no le dan a los nietos.  Cuando son chiquitos, necesitan mas o menos esto.

            Cuando Soledad hablaba de ese “espacio emocional” de fusión, que es un espacio invisible, es importante mencionar que en ese espacio hay una ‘guerra emocional’, y es la vivencia que tiene la mamá de que el bebé la va a devorar –hablando en sentido afectivo-: le va a devorar su tiempo personal, su tiempo profesional, la organización del plan del día, su tranquilidad emocional –porque el bebé moviliza cosas interiormente, por su gran demanda, o mejor dicho, por su gran necesidad-. Entonces la vivencia muchas veces es de que ese bebé la domina. Y hay mamás que entran en situaciones de mucha angustia. Y uno entra dentro de esa angustia, y en el fondo es bronca. Pero como sentir bronca por el propio hijo da culpa, emerge con una sensación de angustia. Entonces, cuando el deseo de este bebé se pone de manifiesto, hay un conflicto interno: esa mamá no está en condiciones, no siente tener recursos para hacer convivir su deseo como persona junto con el deseo del bebé. Y esto es violencia.

            Laura Gutman define la violencia como “ experiencia o convicción emocional de que no pueden convivir dos deseos en un mismo espacio emocional, por eso uno debe eliminar al otro”.

            Si nosotros aplicamos esta clave de lectura a distintos ámbitos de la vida social y doméstica, definiendo esta dinámica violenta como imposibilidad de que convivan dos deseos diferentes en un mismo espacio emocional vamos a comprender muchas cosas, y antes de abrir juicios demasiado duros hacia determinados sujetos, vamos a entender que hay una dificultad para tolerar dos deseos diferenciados,  probablemente porque la vivencia que tuvimos nosotros como hijos es la que nos transmitió el entorno: no pueden convivivr en este espacio emocional tu deseo de ser atendido, calmado, alimentado, sostenido, y mi deseo en representación del adulto ¡Quién gana cuando entran en conflicto el deseo de un bebé y el de un adulto? ¿cuál es el deseo más vulnerable? Por el miedo a la sobrevivencia, por el terror a la muerte, el bebé va a resignar o resignificar su propio deseo hacia otro rumbo: y ahí comienzan a aparecer los trastornos que después se manifiestan como droga, violencia, hiperkinesia… En definitiva, se desplaza ese deseo no satisfecho inicialmente hacia otro objeto, hacia otras cosas, hacia otras expectativas, porque el bebé, sí o sí, necesita reconciliarse con su mamá, que vive violentamente su deseo, porque si no, se muere. De todo se muere: de hambre, de sed, de frío, de desamparo, de soledad.

            Cuando aprendemos que en el intercambio emocional, afectivo solo hay lugar para uno, siempre es a costa del deseo del otro.

            Los bebés necesitan mucha piel. La mamá que llega de trabajar y tal vez se toma un tiempito para acurrucarse junto a él, lo está nutriendo de esto que para él significa seguridad frente a la vida. Por su enorme vulnerabilidad, el cachorro humano tiene una vivencia de desesperación muy fuerte. Cuando el bebé nace, para él no hay ‘otro’, incluso su mamá es vivida como parte de sí mismo, todo es vivido desde su propia clave de supervivencia y de su propio deseo. Esa mamá que lo calma de sus necesidades, es la ‘prolongación del útero’. Cuando el bebé está dentro del útero, ni siquiera necesita llorar para satisfacer sus deseos. A través del canal de parto sale a un mundo luminoso cuando el otro era penumbra, un mundo donde está solo en una cama, acostado, cuando en el otro estaba permanentemente acunado escuchando la voz de la mamá. Pasa de una vivencia de simbiosis muy grande a otra de desolación ¿qué calma eso? Los brazos, la leche, y la voz. Son las tres cosas que le resultan familiares. Y a medida que va creciendo, evolucionando, se van produciendo procesos de mayor autonomía cada vez. Entonces, no hay que darle brazos cuando el bebé está necesitando ya caminar por ejemplo, no hay que darle leche cuando ya está necesitando puré, y no hay que hablarle cuando el bebé está necesitando empezar a escuchar su propia voz: cuando dice ‘yo’. Las mamaderas que no les dimos a los 8 días no se las podemos dar a los 18 años. Sí hay que sincerarse y decirle tal vez: cuando tuve que darte mamaderas, no pude hacerlo.

            Este bebé que se desespera, cuando va creciendo, cuando no tiene lo que necesita, va a buscar cualquier cosa que apacigue su desesperación. Y su voracidad va aumentando y va a tratar de satisfacer esas necesidades a través de sustitutos. Y ese hábito de incorporar algo que lo calme, se convierte en algo primordial. Con esta clave: ‘devorar lo que sea, lo más rápido posible, antes de que se acabe, antes de sentir que nos falta’ es una guerra emocional. El niño ya no está tranquilo frente a sus deseos. Siente al mismo tiempo la falta, y la ausencia, el riesgo y el peligro de quedarse sin nada. Y eso es fruto de la vivencia de una carencia. Como no logró satisfacer su necesidad primaria, ya largamente olvidada, comienza a pedir otras cosas. Y entonces nosotros, los adultos, nos desorientamos. Está demandando un sustituto de aquella carencia. Esto es en líneas generales, siguiendo a Laura Gutman. Es probable que haya otras explicaciones.

            A la luz de esto, comprendemos por qué los seres humanos necesitamos el equivalente de la manada, y por qué nuestros ancestros eran sabios en estas familias ampliadas. En las aldeas orientales, socialmente, la mamá que da a luz pasa un mes en cama con su bebé y otro adulto familiar (hermanos, suegros) se ocupan del resto de la familia, porque si no la mujer ‘cae en una anemia grave’ –lo cual biológicamente no es cierto en la mayoría de los casos- ¿qué clase de anemia será la que refiere este aldea de los pueblos orientales? ¿de qué clase de sabiduría, de conocimiento, de experiencia les ha llevado a concluir que la madre necesita tanto tiempo en casa? Por eso, esto no es tarea para una pareja sola. Por eso, es necesario ir creando redes de maternaje –que involucra tanto a madre como a padre- que contengan, que amparen a los adultos que tienen que, a su vez, sostener durante un tiempito a la bendita cría humana.

 

COMO PAJAROS EN EL AIRE

Las manos de mi madre parecen pájaros en el aire
historias de cocina entre sus alas heridas de hambre.
Las manos de mi madre saben que ocurre por las mañanas
cuando amasa la vida hornos de barro, pan de esperanza.
 
Las manos de mi madre llegan al patio desde temprano
todo se vuelve fiesta cuando ellas vuelan junto a otros pájaros
junto a los pájaros que aman la vida y la construyen con los trabajos
arde la leña, harina y barro, lo cotidiano se vuelve mágico.
 
Las manos de mi madre me representan un cielo abierto
y un recuerdo añorado trapos calientes en los inviernos
Ellas se brindan calidas, nobles, sinceras, limpias de todo
¿como seran las manos del que las mueve gracias al odio?

 

                Esta es la estampa de una mujer laboriosa, muy propio de la mujer europea, inmigrante, es una mamá que se ha ganado su lugar en nuestro corazón fundamentalmente por eso: por su fuerza, su capacidad de hacer muchas cosas al mismo tiempo, porque estaba presente. Sin embargo ha sido habitualmente una madre carente de espacio para la ternura.

                Volviendo a la pregunta ¿qué hacemos las mamás que trabajamos? Llegá a casa, quedate con tu bebé. Hasta los dos años. Después ya comienza a tener autonomía, él solo comienza a buscarla. Ustedes me dirán ¿qué? ¿quedarme sentada sin hacer nada mientras mi marido limpia, cocina,etc? ¡Sí! ¡Estás haciendo algo muy importante: estás ‘maternando’!

                Hay que cambiar el ‘chip’ para empezar a disfrutar. Pasar de un mundo de horarios, de razones, de conceptos, de eficiencia; pasar de un tiempo de Kronos,  donde todo está cronometrado, a un tiempo de Cairos, a una vivencia del tiempo que se dilata, y aunque no pase nada en la sucesión del tiempo, se vive mucho

 ‘EL NIÑO QUE FUI’

Estuve buscando mi alma interior, la que guarda en mi los recuerdos.

Estuve mirando el niño que fui, aquel que soñaba despierto;

trajín de la vida me trajo hasta aquí. de tanto correr nunca ví,

que estaba llorando el niño que fui, que siempre me habló y nunca oí.

 

Donde han quedado mis sueños? en que ruta los perdí?

Quien ha cerrado las puertas que me llevan a mi jardín?

Donde han quedado los sueños? pregunto al niño que fuí,

Quizás él tenga las llaves del cofre que no puedo abrir.

 

Estuve buscando a mi niño interior. En un rincón lo encontré,

corriendo abrazarme llegó y me dijo porque te alejaste de mi?,

Te pido perdón,  contesté, estaba tratando de huir,

de hacer lo que todos querian de mi, y así fuí olvidando quien fuí.

Nelson Gimenez

 

RISA DORADA Marcela Morelo

Es tiempo de ver mariposas que vuelen la risa de un niño,
la luz que encandile los ojos hará encender el destino.
Yeah, yeah, el niño, risa dorada.
Es tiempo de ver los milagros que anidan en cada secreto,
andar con los puesto ya es mucho, pasado, presemte y futuro.
Yeah, yeah, el niño risa dorada.
Dorada, la risa del niño debe ser así, risa dorada.
El niño lava sus manos con agua bendita del cielo
y en cada mejilla se pasa la brisa rosada de un sueño.
Yeah, yeah, el niño risa dorada.
Digo que sí, solo confío en el corazon
y digo que hay más gente buena en el mundo.
La tarde se vuelve milagro, dorada se asoma la luna
y en cada rincón de la tierra los niños derraman dulzura.
Agua bendita del cielo, prepara una linda mañanan
mañana bendice la tierra, los niños sonrisa dorada

 

Voy a terminar leyendo un texto de Isabel Allende, escritora chilena

“Por culpa del azar o de un desliz, cualquier mujer puede convertirse en madre.
Dios la ha dotado a mansalva del “instinto maternal” con la finalidad de preservar la especie.
Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa criatura minúscula, arrugada y chillona, sería arrojarla a la basura.
Pero gracias al “instinto maternal” la mira embobada, la encuentra preciosa y se dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años.
Ser madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar pañales,que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse delgada.
Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantaleta de que se laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen, tomen leche…
Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y las novias; sin ofenderse cuando la mandan a callar o le tiran la puerta en las narices, porque no están en nada..
Es quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y, cuando llega hacerse la dormida para no fastidiar.
Es temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita, se enamora, presenta exámenes o le sacan las amígdalas.
Es llorar cuando ve a los niños contentos y apretar los dientes y sonreír cuando los ve sufriendo.
Es servir de niñera, maestra, chofer, cocinera, lavandera, médico, policía, confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno.
Es entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan. Es decir que “son cosas de la edad” cuando la mandan al carrizo.
Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida y que llora de emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año : el Día de la Madre.
El
peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho.
Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano.
Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces.”

 

MATERNIDAD José Pedroni

Mujer: en un silencio que me sabrá a ternura,
durante nueve lunas crecerá tu cintura;
y en el mes de la siega tendrás color de espiga,
vestirás simplemente y andarás con fatiga.

El hueco de tu almohada tendrá un olor a nido,
y a vino derramado nuestro mantel tendido.
Si mi mano te toca,
tu voz, con vergüenza, se romperá en tu boca
lo mismo que una copa.
El cielo de tus ojos será un cielo nublado.
Tu cuerpo todo entero, como un vaso rajado
que pierde un agua limpia. Tu mirada un rocío.
Tu sonrisa la sombra de un pájaro en el río…

Y un día, un dulce día, quizá un día de fiesta
para el hombre de pala y la mujer de cesta;
el día que las madres y la recién casadas
vienen por los caminos a las misas cantadas;
el día que la moza luce su cara fresca,
y el cargador no carga, y el pescador no pesca…
-tal vez el sol deslumbre; quizá la luna grata
tenga catorce noches y espolvoree plata
sobre la paz del monte; tal vez en el villaje
llueva calladamente; quizá yo esté de viaje…-

Un día un dulce día con manso sufrimiento,
te romperás cargada como una rama al viento,
y será el regocijo de besarte las manos,
y de hallar en el hijo
tu misma frente simple, tu boca, tu mirada,
y un poco de mis ojos, un poco, casi nada.  

                                                          José Pedroni

 

“En vuestro nombre, oh! madres, que sobre el trono de lo ilimitado morais eternamente solas, mas no sin compañía…”

 

MADRE DE TODOS LOS HOMBREs, MADRE DE ESTE PLANETA, MADRE DEL CIELO, MADRE DE LA TIERRA, MADRE DE TODOS Y CADA UNO DE NUESTROS OYENTES, DANOS DE TU PECHO MATERNO, DANOS DE TUS BRAZOS, DANOS DE TU VOZ, ACUNANOS EN TU VIENTRE, Y HAZ DAR A LUZ EN NOSOTROS AL HOMBRE NUEVO

 

Dime Señor qué has visto en mi . Miraste mi bajeza y a pesar de ella bella siempre fui

Dime señor, que has visto en mi si aun siendo pequeña me tomaste en cuenta. Hoy hija tuya soy

 

ME LLAMASTE MADRE DE NACIONES, BENDECISTE MIS GENERACIONES

EL PACTO ESTA SELLADO PUES TU LOS HAS CONFIRMADO, BENDITA AHORA SOY

 

Dime Señor qué has visto en mi . Miraste mi bajeza y a pesar de ella hallé gracia ante ti

Dime señor, que has visto en mi si aun siendo pequeña me tomaste en cuenta. Hoy hija tuya soy

 

YO CANTO Ricardo Montaner

Yo canto porque algo vengo a hacer, y pego un grito por amor a la niñez y a los pobres de mi America
Yo canto a la esperanza y a la fe de aquel soldado y del paciente de hiv, del maestro, del alumno y el chofer
Y al que no quiera cantar, puede saltar este track, puede seguir al monton que calla

Canto a pulmón por la juventud canto al que lucha como luchas tu
canto al derecho de ser humano. Canto al recuerdo del mas olvidado
canto mi vida y canto con mi voz, le canto a Dios, le canto a Dios

Yo canto, yo canto por la paz en la frontera
por unos cuantos que hacen del amor su guerra
y al que es libre a pesar que lo secuestran