23/12/2019 – En “Historias de santidad” conocimos la vida del joven laico uruguayo Walter Elías Chango.
El padre Raúl Díaz Corbo, párroco de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Alfonso, de Montevideo, nos acercó una semblanza de este joven misionero de 18 años que vivió entre 1921 y 1939.
“Lo que doy a los pobres, a Cristo se lo doy” solía decir Walter, quien tenía la capacidad de ver en el prójimo al propio Jesucristo. “Cada vez que podía repartía frutas y verduras entre los más carenciados y en los ratos libres fabricaba juguetes para los niños más pobres de su barrio” contó el padre Raúl.
Walter acostumbraba también a visitar a los enfermos infundiéndoles ánimo y serenidad.
“Era un joven muy constante y esforzado– comentó el padre Díaz Corbo- que se destacó por su amor a la Eucaristía y al prójimo”
Respecto de su gran amor a Jesús Eucaristía, el sacerdote uruguayo dijo que al final de su vida, cuando Walter no podía comulgar, lo consolaba el poder unirse a la Pasión de Jesús viviendo su enfermedad con gran entereza, entrega y gran amor, consolando incluso a sus propios padre y dándoles aliento.
Llamaba la atención su serenidad, su cristiana entereza frente al sufrimiento, su profunda paz interior, su fe inmensa y su alegría durante la enfermedad.
Cuando Walter enfermó de tuberculosis, sus padres se trasladaron con el a un lugar más alejado, tranquilo y lleno de árboles, con la esperanza de que el cambio de ambiente le haría bien a su salud. En la nueva casa había un jardín con una fuente. Allí, Walter cuando se sentía mejor y no estaba en cama, recorría el jardín o se sentaba bajo la sombra de un magnolio. Un día mientras estaba en el jardín con su madre, le dijo: “Mamá cuando yo muera me has de cubrir con esas rosas”. Dijo eso señalando los rosales que rodeaban la vieja fuente. Cuando Walter murió, su madre recordó el pedido de las rosas y fue al jardín esperando encontrar al menos una, pero desafortunadamente no encontró ninguna. Más tarde, gente que estaba en el velatorio comentó acerca de la agradable fragancia que se sentía. De inmediato corrió la noticia entre los presentes, el magnolio y los rosales están cubiertos de flores. Cortaron las rosas para colocarlas en el féretro y nuevamente volvieron a florecer. El milagro se repitió tres veces hasta cubrir por completo el cuerpo del Siervo de Dios. El hecho fue presenciado por diversas autoridades eclesiásticas entre las cuales se encontraba el Obispo coadjutor de Montevideo, Mons. Barbieri, quien posteriormente se convirtió en Cardenal de dicha sede.
“La vida no se mide por los años, ni la santidad por cuanto has hecho, se puede vivir mucho y vivir mal y hacer obras muy grandes sin amor”, nos dejó como mensaje el padre Raúl, destacando las virtudes del joven Walter.
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Hoy, en Historias de Santidad, conocemos la vida de un joven laico, de 18 años de Uruguay, el Siervo de Dios Walter… Posted by Radio María Argentina on Friday, December 20, 2019
Hoy, en Historias de Santidad, conocemos la vida de un joven laico, de 18 años de Uruguay, el Siervo de Dios Walter…
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