28/12/2019 – Felicitas Meilán es cofundadora de la ong Cuerdas Azules. Fue uno de las Abanderados Solidarios de este año por su participación en este grupo de jóvenes de Buenos Aires que dedica su tiempo a acompañar a niños que atraviesan una enfermedad o un momento doloroso en sus vidas. “En Cuerdas Azules acompañamos a niños y jóvenes hospitalizados durante su tratamiento o recuperación. La idea es brindar y compartir alegría a través del arte, el juego y el canto. Nos reconocemos como una organización interreligiosa”, destacó Felicitas.
“Me recibí de médica el 22 de noviembre de este año. Fue muy cerquita de la gala de Abanderados”, dijo emocionada. “Nací en Buenos Aires, vivo en el barrio de Belgrano con mis padres y mis dos hermanos Lucas y Juan Cruz. Yo soy la hermana del medio, je”, indicó la joven quien también relató el origen de su nobre: “Lo eligió mi vieja porque le gustaba una modelo que se llamaba Felicitas. Y en eso no negoció con mi papá. Apenas se enteró que yo era mujer dijo que me iba a llamar Felicitas”.
“Tuve una infancia muy feliz, muy tranquila y llena de amor. La verdad es que no tengo recuerdos tristes ni malos ya que en mi casa había mucha paz, nunca me faltó nada ni material ni de contención. Yo siempre digo como en mi casa sobreabunda el amor puedo llevarlo afuera. De chicos íbamos todos a misa al principio un poco obligados y después cada uno libre de elegir si iba o no. Desde muy pequeña la tomé a María como mi segunda mamá. En los brazos de María viene Jesús. A través de ella lo conocí al Señor. A los 10 años prometí que le iba a rezar un ave maria y hasta el dia de hoy lo sigo cumpliendo. Y gracias a eso siento que el gesto de caridad se hace oración, cuando abrazo a un chiquito del hogar digo: ´Jesús, te estoy abrazando a vos`”, relató Meilán.
“Desde muy chica siempre tuve muchas ganas de ayudar. Yo decía: ´¿Por qué nadie piensa en las cosas que estoy pensando yo? ¿Por qué a nadie le choca como a mí tanto abandono, tanta pobreza no solo material sino espiritual?`. Siempre hice muchas cosas. En el último tiempo ya rezaba y le decía a Jesús que me diera algo para hacer. Y así apareció Cuerdas, cuando tenía yo tenía 18 años. Cuerdas Azules es un movimiento que significa que un joven te ate a otro joven y lo acompañe. Así tan simple como eso. Lo creó el padre Adrian Santarelli que es párroco de Santo Tomás Moro en Vicente López, en el Gran Buenos Aires. Él vio el cortometraje de Pedro Solís que se llama ´Cuerda` en el que una chica se ata a otra chiquita con parálisis cerebral para ayudarlo a jugar. Y azul por el manto de la Virgen para los que son católicos y los gajos azules por la paz para los que no son católicos. La idea es que el movimiento sea de todos, que nadie quede afuera, que todos no unamos en compasión al que sufre”, expresó.
“A los 18 años empiezo a tener mucho tiempo libre me pasan el numero de una monja y empiezo a ayudarla en un hospital porteño. Ella me enseñó desde como abrazar a una mamá a como escuchar y hablar menos. Con ella fueron 6 meses de puro aprendizaje y trabajo muy pequeño. Su nombre es Carolina Martínez. íbamos a visitar a los chicos que se estaban por morir. Ahi me encontré con muchas cosas para hacer, mucha soledad de las madres en el hospital. Y en ese mes de julio me voy de viaje y me cruzo en la playa con el padre Adrián. Fue re loco. Y él me cuenta que tiene un proyecto de jóvenes que se llama Cuerdas Azules. Arrancamos con el embrión del Espíritu Santo, empezamos a ir al hospital con la alegría de los jóvenes. Y mucha gente se comenzó a sumar. Luego ampliamos a hogares de niños, los acompañamos con mucha esperanza. Yo siempre digo que a acompañar se aprende acompañando. Cuando voy a visitar a los chicos nunca les pregunto nada médico para que sepan que voy por otras cosas”, manifestó emocionada.
“El primer chico que acompañe se llama Juan´, el tenia 13 años y lo había atropellado un colectivo. Tenía muchos días de internación por delante y estaba muy enojado. La mamá siempre dejaba la puerta abierta para que nosotros entremos pero Juan no quería saber nada con nosotros. Yo entraba y le decía: ´Hola Juan, soy Feli`. Y seguía asi todos los días hasta que una vez me dijo: ´pasen`. Y charlamos un ratito. Al otro día pasamos y charlamos otro ratito hsata que nos hicimos re amigos”, agregó.
Finalmente, compartió la oracion de san Francisco de Asís:
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haz que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es dando que se recibe;
perdonando que se es perdonado;
muriendo que se resucita a la Vida Eterna.
Amén.
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