20/04/2020 – El apodo de toda la vida es “Bala” y lo heredó de la infancia porque hacía las cosas de forma muy rápida. A sus 48 años, Rubén Plaschinsky es un ejemplo de quien está al servicio del bien común. Padre de dos hijas adolescentes y casado desde hace más de 20 años con la “Tana”, Rubén César es un referente del voluntariado en la ciudad de Buenos y especialista en logística solidaria. Tuvo una infancia dura. “Yo me considero un articulador, lo que hago es conectar gente, ganas y necesidades. Soy el que saca la foto y organiza todo. Eso es lo que aporto en el voluntariado”, se definió quien vive hoy en el barrio porteño de Congreso.
Hijo único de madre soltera, sus recuerdos de niñez se ubican geográficamente en el barrio de San Telmo. “Cuando mi mamá me tuvo ya era grande de edad. Tuvimos muchas dificultades cuando yo era chico pero se fueron sobrellevando. A los 6 años años ingresé a la manada de un grupo scout y estuve en el movimiento casi 40 años, realizando distintos servicios y asumiendo diferentes responsabilidades. Scouts y la parroquia de San Telmo fueron una contención para mí desde chico”, indicó “Bala”.
“El San Telmo que recuerdo no es lo que hoy es ese barrio porteño. Era un barrio áspero, había que sobrevivir allí. De hecho, varios de mis compañeros de la infancia estáh hoy bajo tierra. Yo me considero un afortunado de la vida”, resumió Plaschinsky, quien siempre estuvo relacionado con algún voluntariado, directa o indirectamente.
“Necesidades en casa siempre hubo. No tenía ni 10 años y ya estaba vendiendo diarios. Así que la calle la conozco muy bien. La vida ha sido generosa conmigo y la gente con la que me he rodeado me ha ayudado mucho. Eso me ha enseñado que tengo que devolver eso que recibí. Yo siento que tengo una misión y es la forma que tengo de devolver lo que la sociedad me dio”, expresó.
“Esta situación de cuarentena por la pandemia creo que nos enseña a parar, a no correr , a demostrar que sin salud lo demás no tiene sentido , a tener tiempo y encontrarnos con nosotros mismos. A valorar aun mas a todos los que queremos y a extrañarlos”, dijo Rubén, quien es uno de los organizadores de la peregrinación juvenil a Luján de cada mes de octubre. “La oración no es lo mío, yo soy más de acción, pero seguro lo hago tres veces al año: en Semana Santa y Pascua, en agosto con la fiesta de San Cayetano en Liniers y en octubre con la Virgen de Luján”, dijo.
En este tiempo, Plaschinsky conecta a quienes realizan máscaras 3D con los hospitales que la necesitan en el área metropolitana de Buenos Aires. También hace junto a otros voluntarios un relevamiento de los comedores comunitarios que están abiertos en medio de la pandemia en la Capital Federal. “Bala” colaboró activamente en la movida solidaria durante la inundación en La Plata, del 2013. Su vínculo con la Red Solidaria, los sacerdotes villeros u otros agentes eclesiales es constante.
Finalmente, Rubén rezó la oración del jefe scout:
Señor y jefe mío,
que a pasar de mi debilidad me has escogido como jefe y guardián de mis hermanos scouts,
haz que mis palabras y mis ejemplos iluminen su camino por el sendero de tu Ley,
que sepa mostrarles tu huella divina en la naturaleza que has creado,
enseñarles lo que debo y conducirlos de etapa en etapa hasta Ti,
Señor mío, en el campo del reposo y de la dicha donde has establecido tu tienda y la nuestra para toda la eternidad.
Que así sea.
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