“No hay que negar la realidad de sufrimiento”, padre Mateo Bautista

martes, 11 de agosto de 2020
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11/08/20- En Padre Mateo Bautista, sacerdote camilo, nos acompaña cada lunes en el programa “Hoy puede ser”, para seguir desentrañando la dinámica interna del duelo. Este año trabajamos con el libro de su autoría: “Si curas la herida de tu hermano” -inspirado en el capítulo 58 del profeta Isaías, y concretamente en el versículo 8: “Entonces tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente”.

En el ayudar “no basta con dar hasta que duela”, sino que hay que “darse desde el mismo sufrimiento”: el ayudar más genuino, puro y enriquecedor. Por ello, “Darnos desde el sufrimiento a otros sufrientes es un camino asegurado de sanación”, como manifiesta Elvira; una de las protagonistas de este libro, con quien pudimos conversar también durante el programa.

El camino de duelo de Elvira

“A mis dieciséis años, estando nuestros padres de viaje por Italia, mi hermana me pide que le busque un documento en el armario del dormitorio matrimonial. Era costumbre nuestra guardar los papeles importantes en una caja que se conservaba en la parte alta del placard. Revisando su contenido, encuentro un aviso fúnebre anunciando la muerte de Elvira el 31 de diciembre de 1945, mencionando a su esposo, Santiago, y a sus hijas, Ana Ángela y Elvira Ernestina.

Leo de nuevo el aviso fúnebre y me quedo sin aliento: “Elvira, muerta el 31 de diciembre de 1945. (…) Sus hijas: Ana Ángela y Elvira Ernestina…” Me tiembla todo el cuerpo, palidezco, me invade la angustia, siento un vacío mental. Aún con tal asombro, no derramo una lágrima. Mi temor es evidente. Estos indicios me llevan a pensar que mi mamá Elvira había muerto en el parto, aquel 31 de diciembre. Yo había nacido, pero mi madre había muerto.

Todo se me vuelve claro y confuso a la vez: “¿Mi “tía Elvira” es mi madre y mi madre Angelita es mi tía? ¿“Papi Santiago” es mi padre y mi padre Natalio es mi tío? ¿Acaso yo era una adoptada?” Mi confusión es tal que no puedo hablar ni una palabra de eso con mi hermana.

¡El silencio!

Con treinta y dos años tomo la decisión de hablar de mamá con mi hermana Ana. Un día, muy temprano, con un mate de por medio, la miro detenidamente a los ojos y le pregunto: “¿Cómo era nuestra madre Elvira?”. Ella, en su parquedad, pero con alivio, me cuenta que tenía vagos recuerdos: su sonrisa, sus cantares. Y de inmediato agregó con tono sereno que la única familia que reconocía como tal era la adoptiva. ¡El silencio! Aún a la distancia, se había mantenido aquel silencio. Todos los familiares sabían de nuestra adopción desde siempre.

Inicio del camino de sanación después de 60 años

Asisto a “Resurrección”, grupo parroquial de mutua ayuda en duelo, en el que logro aclarar mis emociones y hacer el duelo que no había cerrado en sesenta años. Es un tiempo muy esclarecedor para mí. No me basta con la elaboración emocional del sufrimiento, tengo que trabajarlo en todas las dimensiones de la persona. Desde la visión de mutua ayuda, me exploro en todas mis dimensiones: corporal, emocional, mental, social, valórica y espiritual. Me doy cuenta que había vivido todos estos años con zonas oscuras, poco integradas, nada trabajadas y menos asumidas. Había duelos sin elaborar, como guardados en un placard. Llego a comprender que el proceso del duelo es un trabajo decidido sobre mí misma.

Consejo de Elvira

“No niegues la realidad de tu herida, haciendo pactos de silencio, prolongando inútilmente el proceso temporal de la elaboración de tu duelo, añadiendo sufrimiento a tu sufrimiento y, tal vez, al de tus seres queridos. Trabajar los duelos a tiempo es calidad y calidez de vida.”

No te pierdas de escuchar el testimonio completo en la barra de audio debajo del título.

¡Bendecido lunes queridos amigos! Ya comienza “Hoy puede ser”. Desde Lima, Perú, nos acompaña el Padre Mateo Bautista,…

Posted by Radio María Argentina on Monday, August 10, 2020