11/11/20- ¿Dónde radica nuestra fortaleza interior?; ¿cómo la descubro?; ¿a qué cosas nos aferramos para no desalentarnos?; son algunas preguntas que guiaron nuestro primer encuentro con Roberto Almada: psiquiatra, focolarino, logoterapeuta y sacerdote.
“Una persona sin raíces, que ha olvidado sus propias raíces, está enferma. Recuperar, redescubrir sus propias raíces y recobrar fuerza para ir adelante, la fuerza para dar fruto y, como dice el poeta, ‘la fuerza para florecer del árbol florido, viene de lo que está enterrado. Precisamente esa relación entre la raíz y el bien que nosotros podemos hacer”, dijo el Papa Francisco en una homilía en Santa Marta. Es precisamente esta reflexión la que ha inspirado a Roberto Almada el contenido de este pequeño ciclo.
“Si bien estamos acostumbrados a ver la parte superficial del árbol, me parece que importante imaginarnos sus raíces, para comprender la imagen de esta raíz. ¿Cuáles son las funciones de la raíz?: primeramente, el anclaje; la raíz fija el árbol en la tierra. También la raíz, tiene una función de absorción: el árbol se alimenta del agua y de las sales. Otra función de la raíz es acumular reservas. Y otro elemento a considerar es que la raíz hace una simbiosis con microorganismos del suelo para enriquecerlo. Y por último las raíces de los árboles se comunican: hay una relación de sanación entre un árbol sano y otro enfermo. ¿En nuestra vida le damos más importancia a lo que se ve o a lo que no se ve? Nuestro ser persona tiene una dimensión que no se ve: un sufrimiento aceptado, una belleza reconocida, etc. y que después hace a la belleza de la persona por lo que hace”, dijo Roberto.
A partir de nuestras raíces generamos fortaleza, esta nos permite superar y vencer los obstáculos; y superar nuestros miedos. ¿Cuánto tenemos que enraizarnos para estar sanos?; ¿Qué es lo que nos nutre y lo que no?; ¿Cómo descubro mi fortaleza? “Nosotros podemos descubrir nuestra fortaleza a partir de las situaciones que vivimos. Las emociones pueden ser el inicio del camino hacia la raíz. También pensar en experiencia difíciles que hemos superado. Las experiencias donde hemos perdonado, a veces, lo imperdonable. Pensar en el humorismo, la capacidad de alejar el drama objetivamente para poder superarlo”, explico el especialista.
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