Los anhelos familiares

lunes, 23 de noviembre de 2020


23/11/2020 – Esta semana, en el ciclo “La alegría de ser familia” reflexionamos acerca de los anhelos familiares.

El padre Luis Albóniga dijo que “anhelar para otros es un gesto de amor profundo. Yo puedo anhelar cosas para mí, tener el deseo profundo de alcanzar algo, pero los anhelos más lindos son los que implican amor y esto sucede cuando anhelamos para otros”.

El anhelo verdadero nos toma, nos involucra, nos asume y nos hace comprometernos para buscar, procurar, eso que anhelamos. Los anhelos tienen que ir acompañados por el compromiso, por la buena intención y por el intento sincero, por hacerlo posible”, señaló.

La mujer samaritana, ícono del anhelo  de felicidad

El padre Albóniga nos recordó el pasaje del Evangelio donde se relata el encuentro de Jesús con la samaritana (Jn 4,1-3):

“El diálogo con Jesús permitió a esta mujer de Samaría redescubrir el anhelo profundo de amor y de familia que tenía. Lo descubrió en Jesús y con Jesús. El Señor le abrió el corazón y ella se fue a contarlo a sus paisanos. En ella renació la alegría y pudo experimentar que con Jesús se abría un nuevo horizonte”.

“El relato es una invitación a dialogar con Jesús. A buscarlo en el pozo donde, muchas veces, nos contentamos con el agua estancada de nuestra rutina, de nuestra falta de motivación, de nuestra resignación a seguir el camino sin animarnos a más, a cambiar, a renovar”.

Sanar,  Renovar y Reencontrarnos

Finalmente, el padre Luis nos brindó su reflexión en torno a tres verbos que pueden ayudarnos a dejar emerger nuestros anhelos: sanar,  renovar y reencontrarnos.

Un anhelo de vida es el anhelo de sanar, el deseo profundo de querer curarse y ayudar a los demás a curarse. Los deseos también son sanadores. Junto con el anhelo de sanar va el compromiso de colaborar con Jesús para hacer un camino de sanación” “Quieres sanar? ¿De qué anhelas ser sanado o sanada?”

“Muchas veces en nuestra vida necesitamos una renovación. Renovar los sentimientos, renovar los deseos, renovar los vínculos.  Puede sucedernos que estemos anhelando algo que ya no vale la pena anhelar. Tal vez ya pasó el tiempo. En esos casos conviene entregarle al Señor, soltar ese anhelo y revisar mejor el corazón. Renovar nuestros anhelos para anhelar lo que es justo y necesario desear hoy, en esta realidad, en este tiempo, en esta etapa de tu vida”.

“Y el último verbo es reencontrarnos. Es el anhelo del Padre misericordioso en la parábola del hijo pródigo: anhelaba reencontrar a su hijo que se había perdido. Es el anhelo del hijo de volver a la casa del padre, porque se había equivocado, había pecado, y pensaba que todo estaba perdido. Es el anhelo de Dios que nos busca y nos sigue para que lo reencontremos y podamos gozar plenamente de su amor y su presencia.

En la familia, hay que promover siempre el reencuentro. Reencontrarse es encontrarse, pero un poquito más. Es encontrase de manera nueva, actualizando lo que pasó en el tiempo en que nos desconectamos”.

Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio al inicio de esta nota

 

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Publicado por Radio María Argentina en Lunes, 23 de noviembre de 2020