La paciencia

viernes, 12 de noviembre de 2010
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            La impaciencia nos atraviesa a todos. Por eso, esta virtud de LA PACIENCIA, como una joyita del baúl de la abuela, porque en la sociedad actual estamos muy acostumbrados a proyectar hacia fuera los problemas, los males, los defectos. Tenemos casi una crítica espontánea a flor de piel, una impaciencia, una intolerancia hacia el afuera, y una verdadera adolescencia de nuestra interioridad, es decir, en descubrir nuestras carencias, nuestros límites, nuestras faltas.

            Se percibe en la calle, se respira en el ambiente, y aquí mismo (en el programa) cuando hacemos una denuncia de alguna situación humana que nos hace daño o que es maligna en sí misma, siempre tendemos a ver al depredador en el otro.

            Romano Guardini hablaba ya a principios de siglo, de que de todas las crisis, de todos los riesgos que estaban asomando en el horizonte de la post-modernidad, el más grave, el más peligroso de todos, es la crisis de interioridad, es decir, esta dificultad que tenemos de ir buceando hacia adentro de nuestra propia vida, nuestro propio corazón, nuestra propia alma, y darse cuenta. Abrir los ojos y mirarse adentro. Estamos como vacíos y al mismo tiempo taponados. Al mismo tiempo ver el mal afuera y excusándonos rápidamente, justificándonos espontáneamente, adoptando una actitud de salvaguarda de nuestro propio ego, poniendo afuera todos los males.

            Por eso es lindo, de vez en cuando, ir a este tema de las virtudes: porque en la reflexión moral, ética de las virtudes, que aunque muchas veces fue sumamente individualista, creció una profunda mirada interior sobre el corazón humano, esa mirada interior que hoy estamos perdiendo.

 

            Vamos a hablar hoy de la virtud de “la paciencia”, que –según santa Teresa- “todo lo alcanza

 

TODO LO QUE SOY Alberto Plaza
Todo lo que soy, lo que quiero ser y lo que fui
Toda la esperanza de una vez ha venido a congregarse aquí
Toda la ilusión, todas las historias que conté
Lo que pudo ser y lo que no se desnuda en brazos de mi voz
Toma esta canción como un desafío al porvenir
Como una saeta hacia la luz de un nuevo destino, un nuevo sol
¿Qué será la arcilla entre nuestras manos mañana?

Soy un arlequín vivo en una bola de cristal
Vengo del futuro en marcha atrás
Voy hacia delante, que mas da
Voy de polizón dentro de la nave de la paz
Quiero ser semilla de virtud, pero no me alcanza la verdad
Puedo ser feliz, y me lo propuse alguna vez
No recuerdo cuando ni porque, pero me dijeron que la fe
Mueve las montañas, mueve las montañas mi fe

Quiero sepultar toda la esperanza que hay en ti
Porque el desamparo, el abandono no me dan lo mismo
Aférrate aunque sea a una canción que alumbre los rincones
Donde no ha llegado todavía una luz, la claridad que buscas
Todo lo que soy, muere cada noche resucita
Cuando llega el día a mi ventana con una promesa
Llenándome de fuerzas para continuar en la batalla
Para derrotar a la nostalgia, porque hay que mirar hacia delante