12/04/2021 – Brian Nieto es un joven misionero de 22 años de la diócesis de Gregorio de Laferrere que estudia Teología en la UCA de Buenos Aires. Brian además es profesor en el colegio Centro San José de González Catán, su ciudad. “Me gusta mucho el deporte y la música, toco la guitarra. Fui jugador de handball y sigue siendo DJ. Nunca imaginé lo que Dios soñaba para mí, ni cerca estuve. Lo mío era la música, querer conquistar la noche, eue mis canciones suenen en fiestas, juntadas, en los boliches. Pero Dios tenía algo más grande. Iba a tomar esos sueños para mejorarlos y darles sentidos. Quiero contarles un poquito de mi historia para tratar entender este giro rotundo. Nací en San Justo, partido de La Matanza, Buenos Aires. Mis papás son Alejandro y Elisabeth, mi hermana se llama Micaela. De chiquito mis abuelas Estela y Sara me contaron que era terrible, y como estamos en una era digital hay mucho material que lo comprueba. Como todo niño, me gustaban mucho los super héroes. Batman en especial, al día de hoy tengo disfraces de varios personajes como el Chapulín Colorado, el Hombre Araña. Sigo disfrutando mucho de hacer personajes porque a través de los personajes uno puede hacer cosas que por ahí no se anima. Bailar, cantar, jugar con niños”, relató Brian.
“Comenzando el colegio hice muy buenos amigos, me encantaba pasar tiempo con ellos. Por eso jugábamos a fútbol, íbamos a natación y hasta comencé por ellos a jugar handball. Ya en sexto año de primaria, egresados, fiesta acá fiesta allá. Empezó a picarme el bicho de la adolescencia. Querer vivir de fiesta en fiesta. En eso a mí me gustaba la música y hacer que otros bailen. Entonces comencé a armar remix. Esto me permitía ser invitado a muchas fiestas más. Incluso a trabajar en un futuro próximo. Asi que comencé. Zeus DJ era el nombre artístico. Me compré un computadora que se pueda transportar, Arme un par de remix y la cosa me empezó girar. Saque el primer álbum de remix, tuvo bastante llegada y segundo ya mejoraba la producción, tenía más variedad de sonido y el tercero. Me voy a detener en este, fue en 2013. Armando una de los remix me acuerdo que me llama rápido mi mamá y me dice: “Vení Brian, tenemos papa. Y es argentino”, muy emocionada. Deje todo y fui. Ese gesto de Dios fue impresionante”, resaltó el joven bonaerense.
“Y digo gesto porque el año anterior había comenzado la confirmación y a través del testimonio de mi catequista pude dar mis primeros pasos en el dialogo con Dios. Si bien había hecho la comunión, muy pocas veces me había acercado a la misa. Mi catequista, Iván se llama, él era un gran deportista que competía en artes marciales y tuvo la posibilidad de participar en los torneos bonaerenses. La cuestión es que le diagnosticaron una enfermedad casi terminal. Lo cual lo bajoneó mucho contaba pero que “pese a esto” quería competir hasta a donde le de la vida. En eso nos contó a todos que Él le pide a Dios para que le permita seguir participando y parece que Dios lo escucho porque lo hizo viajar hasta Mar del Plata donde se jugarían las finales. Paso de fase de grupos a cuartos, de ahí a semifinal y la oración seguía firme. Tanto como para agradecer como para pedir un poco más de vida, Iván quería salir campeón. Llega a la final, peleó y ganó, fue campeón. No lo podía creer, su oración dio frutos porque él se sentía cada vez mejor pese al diagnóstico que tenía. Al regresar volvió del viaje y los estudios dieron algo increíble”, dijo Nieto.
“Esta enfermedad había desaparecido de su cuerpo, los médicos no podían creerlo. (Y yo tampoco jajaja). Había ganado la verdadera pelea, le había ganado a su diagnóstico. Y él se lo atribuía a Dios. Después de contar su testimonio nos dijo: “Yo como catequista agradezco al Cielo la vida y quisiera invitarlos es a que tengan ese diálogo personal como el que yo tuve con Dios. A que le abran la puerta a Dios en su vida”. Este testimonio fue fuerte porque a partir de ahí Yo quería hablar con Dios, porque confiaba en mi catequista. Lo que me dijo me había llegado al corazón. Entonces después de eso llegue a casa y arranque a hablarle a Dios, le contaba algunas cosas del día y rezaba un padre nuestro para cerrar. Rezaba alrededor de la mesa del comedor, caminaba y caminaba. Mis padres pensaron que me había vuelto loco, jaja. Y día a día quería hablarle un poquito más. Así fue el paso hasta que en el 2013, al final de la confirmación, cuando hice un retiro”, indicó Brian.
“Este retiro de impacto se llama EPA (Encuentro para Adolescentes), es una experiencia de Dios. Para mí eso fue la gota que revalsó el vaso, para bien. De ahí en más fue como el click, un cambio total en mi vida. Sentí que ardía mi corazón, las ganas de seguir a Jesús no paraban. Quería cantarle: “ Jesús te seguiré donde me lleves iré”. Esos 3 días fueron como estar en el cielo, a mi casa volví distinto cambiado, feliz. Hice experiencia de Dios y después de probar su gustito, quería hacerlo presente siempre. A las semanas siguientes me confirmé y poco tiempo después comenzamos un grupo en la capilla, con los que habíamos quedado de la confirmación. Armamos con los que estábamos en confirmación el grupo, entre ellos mi primo Yoel que siempre me hacía la pata. Para armar encuentros, me enseño a tocar la guitarra, me ayudaba a vender bingo. Dios me acercaba hasta la familia. En el grupo primero éramos poquitos, unos 4 o 5 nomás, después comenzamos a salir por el barrio a rezar el rosario, visitar casas y hasta rezar en los cementerios. Y veíamos que cada vez los jóvenes querían estar presentes. En un momento no entrabamos en el saloncito que teníamos”, resumió el entusiasta joven.
“Comenzamos a ir a eventos para jóvenes en la diócesis, el papa Francisco había dicho lio y se armaba lindo lio en Laferrere. Es ahí cuando conozco a la pastoral de Juventud de mi diócesis, con la llegada de la cruz de San Damián y la Virgencita de Luján. Si pasar un retiro con Jesús y un montón de jóvenes mas era lindo, cuando vi que éramos en las jornadas entre 500 y 1000. No lo podía creer, estallaba mi corazón de alegría. Es por eso que poquito a poquito Dios me iba a metiendo en los armados de encuentros, eventos. Para ese tiempo, año 2014 ya estaba trabajando de DJ de forma paga, y de a poquito armándome los equipos. Seguimos trabajando a full en el grupo de Acción Católica y ese año viajamos a la Asamblea. De nuevo me voló la cabeza. Tantas personas juntas por Jesús, Una locura. En 2015 retome el deporte, porque estaba tan “manija” de hacer cosas para Dios que había dejado handball para dedicarme exclusivamente las cosas de la Iglesia. Además que me paseaba por todos los grupos habidos y por haber de la parroquia. Ganas y predisposición no me faltaban. Comencé nuevamente a entrenar, porque al cortar con el deporte me había alejado mucho de mis amigos de siempre. Y eso no me gustaba tanto, entonces retomé. Y ese año viajamos a los juegos bonaerense así como Iván, pero esa vez solo nos quedamos con el viaje y el sueño de ser campeones. Pero íbamos a tener revancha el año siguiente”, manifestó Nieto.
“Ya en 2016 mi último año de secundaria quería aprovecharlo al máximo y me metía en los actos y trababa de dejar algo de Dios o algunas palabras del papa Francisco. Recuerdo para actos patrios compartir palabras o también cantar con algunos amigos. Sentía que con el pasar de los años Dios me iba ubicando misiones para sembrar. Ese año sigo trabando y en un encuentro de Jurec de sextos donde veo que se presentaba a Jesús poco atractivo. Había espacio para compartir a Jesús y era muy aburrido y se decían 1ue las clases de religión eran re densas. Es decir, teniendo el mejor público para la siembra, personas que no se acercan a Dios o a las comunidades. El terreno que necesitábamos estaba pero los sembradores estaban cansados o desmotivados. Yo quiero ser profe, me dije y motivar a seguir al Jesús alegré y feliz que conozco. Ya estando en sexto, se ponía en juego el proyecto de vida de uno. De que voy a trabajar, que voy a seguir estudiando. Surgía la duda si jugarme o no. Y aparecieron peguntas como: ¿Y de qué vas a trabajar? ¿Dónde vas a conseguir trabajo de eso? Al año siguiente 2017 me anoto en la facultad, curso de ingreso de Comunicación. Iba a cursar con mi amigo de toda la vida, Franco, quería ver qué pasa. Pero me sentí medio vacío. Estaba estudiando matemáticas en el secundario y me digo: ¿Qué estoy haciendo? Esto me parece que no es lo mío, me la tengo que jugar, no es Comunicación Social lo mío”, sostuvo.
“Y comencé a buscar donde estudiar el Profesorado de Teología. Y como todos eran por la tarde noche me anote en ese mismo diciembre en la UCA, en la sede de Devoto. El único detalle era que había que pagar porque era una universidad privada. Y de la mejor forma se me ocurrió que si yo trabajaba de DJ al menos un evento al mes iba a poder cubrirlo. Y con eso convencí a mis papás para largarme. El viaje era un poco más de una hora y media, casi dos. Pero el amor es más fuerte, lo que a uno lo apasiona y lo hace feliz es ahí donde tiene que poner su búsqueda. Ese mismo año ingrese al equipo de Pastoral de Juventud de la diócesis. De verdad que no podía creer como todo iba sucediendo tan rápido. Pero es así, cuando uno deja que Dios tome el control pasan cosas lindas. Llega el 2018 comienzo a cursar la licenciatura en teología y ahí nomás tenemos el encuentro Nacional de Juventud. El mayor evento de la iglesia joven en Argentina se estaba preparando y antes que pidieran animadores ya estaba inscripto digamos. Me encanta animar a los jóvenes a seguir de forma apasionada a Dios. Dejando todo, al menos yo cuando animo y casi el resto de todas las actividades trato de dejar todo. Fui, conocí a muchísimas personas, y fue una experiencia muy fuerte para muchos chicos de la diócesis, llevamos unos 360 jóvenes. Una verdadera locura. Sigo estudiando y ya en 2019 me ofrecen para trabajar en un colegio, en primer y segundo año. Mi sueño de ser profe, de sembrar en esas tierras cada vez era más real. Ese primer año fue un gran desafío, trazar las planificaciones. Manejar el grupo, preparar actividades copadas. Un año de gran experiencia y ese mismo año comencé a emprender”, expresó el muchacho del Gran Buenos Aires.
“Si bien trabajaba muy bien con la música siendo DJ. Quería ofrecer algo diferente, por supuesto que en los eventos ingresaba un momento emotivo. Siempre pero siempre al preparar el video de fotos, sobre todo en cumpleaños de 15, preparaba un momento de reflexión y gracias. En donde los que querían dedicarle unas palabras a la quinceañera lo hacía. Yo lo tomaba como mi misión dentro de mi trabajo. Era casi como un momento de oración, me encantaba. Quería ofrecer algo diferente y pensé en ropa. Porque cuando iba volviendo a la facultad miraba mucho a las personas que subían. Y en eso me ponía a leer sus remeras. Y dije porque no tener ropa con un mensaje de esperanza, de amor. Tiempo después nace “Ruah Remeras”. Mi idea era de forma creativa dejar un mensaje directo, que recuerden a Dios. Ese año también me puse de novio, una experiencia nueva. El estar disponible para otra persona, el acompañar, el tener gestos de amor y cariño. Este noviazgo me dio muchos indicios de cómo hacer que la persona se sienta amada. Como dice don Bosco, no basta con solo amar sino que el otro se sienta amado. Al día de la fecha ya no somos novios pero creo que fue una muy rica experiencia en mi vida a la cual agradezco”, destacó Brian.
“Y por fin llegamos al 2020 y el 2021 entre misión y sueños. El año pasado la pandemia me planteo el desafío de evangelizar por la redes. Tal es así que para Semana Santa, cargué mis equipos en el balcón y comencé una especie de programa. Donde los vecinos pedían canciones y hasta intenciones. Incluso misa de Ramos y de Pascua también las transmitimos. Y llegaron muchísimos mensajes de “gracias por rezar” “lo estábamos necesitando” o “podrás poner esta canción”. El programa lo trasmitíamos en vivo también por facebook. Luego de la Semana Santa el desafío era las clases virtuales en meet con los chicos. La pandemia me permitió preparar mucho contenido audio visual y los chicos no querían irse muchas veces de las clases. Tremendo, eso me sorprendía muchísimo. Porque pensé que se iban a aburrir. Lo digital estuvo fantástico hasta que llegó la misión presencial con protocolos. Ya este año de misión en misión lo conocí al padre Ezequiel Le Favi, sacerdote redentorista, que estuvo hace unas semanas con nosotros. Y casi sin conocernos acepte ir de misión a Goya, en Corrientes. Experiencia fabulosa, tuvimos muchísima química. Como que los dos manejamos la misma intensidad. La misión por los parajes animando a las comunidades fue tremendo. El objetivo era levantar a los jóvenes que se habían parado por la pandemia para que sigan la vida comunitaria. Y a partir de ese viaje ya nos volvimos hermanos y compañeros de misión”, señaló.
“Terminada la misión le comento: “Eze, quiero que esto no termine más”. Y me dice esa es mi elección. Vivir el estilo propio de la misión cada todos los días. ¿Vamos a Villa Allende, en Córdoba, y rezamos un poco eso? Y mi respuesta fue sí. Dios me fue preparando digo yo para poner todo lo que fui aprendiendo de DJ a su servicio. Pase de soñar con boliches y fiestas a animar a los jóvenes a vivir de fiesta en Dios. Que querer salir a bailar para hacer saltar a la juventud en esos famosos pogos en donde le cantamos a Dios. Mi sueño hoy es con dedicarme a la evangelización a tiempo completo, tanto para el colegio, en el emprendimiento, en la Pastoral de Juventud, en mi familia y mis amigos. Lo de las remeras y trabajar en el cole anunciando a Dios es una realidad a estos sueños. En el último viaje que hice me di cuenta que todo tomaba mayor plenitud cuando permitía que Dios este al control de todo. Lo máximo fue cuando salimos a un bar y me invitaron a cantar. Y en medio de una canción de Rodrigo les compartí lo importante que eran los que estaban ahí, que eran muy importante, que su vida valía muchísimo, que eran el sueño de Dios. Y por último comparto una frase del papa Francisco, al cual aprecio demasiado: “No estamos hechos para soñar con las vacaciones o el fin de semana, sino para realizar los sueños de Dios en este mundo”. Si permitimos a Dios soñar junto a nosotros, vamos a ser inmensamente felices”, expresó Brian.
Y finalmente compartió esta oración desde el corazón:
Te pedimos Señor por cada uno de los oyentes,
por sus intenciones, por sus deseos, por sus proyectos y sueños.
Te pedimos buen Dios, para que nos animes,
nos animes a seguir trabajando para los jóvenes.
Trabajando para que ellos logren encontrarse con vos.
Porque no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea,
sino por el encuentro con un acontecimiento,
con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida.
Soñamos juntos con una iglesia joven que se renueva,
que deja soplar al espíritu y que se pone en marcha.
Una Iglesia misionera en salida.
Permitimos Señor trabajar por esos sueños,
los sueños que el mundo ofrece muchas veces nos dejan vacíos,
que podamos trabajar por esos sueños que solo encontramos en vos.
Que no renunciemos a tus sueños,
esos que vos tenés para cada uno de nosotros,
ese sueño que nos hace más felices.
Porque si te permitimos soñar junto a nosotros,
sabemos que vamos a ser inmensamente felices.
Amén.
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