Usos y abusos de las clases por videoconferencia

miércoles, 28 de abril de 2021
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27/04/2021 – ¿Cuánto tiempo puede estar un estudiante siguiendo a sus profesores por Zoom?. En esta pandemia, pasamos de una educación remota de emergencia el año pasado, a comenzar a estandarizar las prácticas de enseñanza en un entorno virtual en este. Muchos docentes se dieron cuenta qué funcionaba, viendo lo que no funcionaba. Fuimos aprendiendo que, si bien la tecnología no era la solución, era una gran oportunidad.

Tristemente, muchos docentes ven como sus alumnos apagan micrófonos y pantallas para prestarle atención a cualquier otra cosa, menos a ellos. Y tal vez esta actitud sirva para darnos cuenta que los docentes no son una máquina que despacha contenido, sino que tienen que lograr involucrar a sus alumnos cognitiva y emocionalmente para que puedan aprender. Debemos lograr que quieran escuchar al docente, no que deban escuchar al docente.
Un alumno involucrado:
– Hace preguntas.
– Se involucra en los debates.
– Pide ayuda cuando la necesitan.
– Muestra curiosidad.

Claramente, las oportunidades de aprendizaje se desvanecen cuando los alumnos están aburridos. ¿Esto significa que las clases deben ser divertidas? No, pero sí interesantes.

¿Qué es la fatiga por zoom?
Un prolongado uso de las videoconferencias puede dejar a los chicos con dolor de cabeza, de espalda, ojos irritados, además de agotados cognitiva y emocionalmente, entre otras manifestaciones.

Cuando los chicos no tienen un lugar propio en donde llevar a cabo la reunión de zoom, están también pendiente de todo lo que pasa a su alrededor, generando una mayor distracción, lo que naturalmente, a la larga, cansa.

En la clase por zoom, hay todo un medio que no nos es natural: el tamaño de las caras, el contacto visual con todos al mismo tiempo, y además sentirnos observados. Y como si esto fuese poco, el estar mirándonos a nosotros mismos nos implica un esfuerzo mental grande. Una buena opción para liberar a los chicos de su propia mirada es la de activar la opción de “ocultar vista propia”, lo que los ayudaría a estar menos pendientes de ellos mismos e interactuar más. Por otro lado, una buena manera de ayudar a los alumnos a descansar de la pantalla es facilitar recreos activos. Cuando la atención decae, podemos hacer una breve pausa activa para que se muevan. Esta actividad logrará que el cerebro se oxigene y los chicos puedan volver a involucrarse con más energía.

Lo sincrónico y lo asincrónico
Las clases virtuales tienen dos componentes importantes: la modalidad sincrónica y la asincrónica.

La modalidad sincrónica es muy parecida a lo que ocurre en el aula, es decir hay una instrucción bidireccional en tiempo real. Se puede lograr a través de plataformas de videoconferencias. La modalidad asincrónica, por otro lado, permite que el alumno vaya a su propio ritmo, interactuando de manera intermitente con el docente. Puede estar viendo un video en un momento en el que le quede cómodo. Debemos buscar un equilibrio entre clases por Zoom, seguidas de actividades como ver un video, y actividades complementarias ya sea para aprender, automatizar un contenido, investigar, trabajar en grupos, etc. El zoom lo utilizamos para maximizar, potenciar y capitalizar el tiempo cara a cara. Es decir, interactuando, trabajando con aprendizajes activos, respondiendo dudas, etc.

Laura Lewin es autora, capacitadora y especialista en educación. Es oradora TEDx y ha escrito numerosos libros. Facebook: @LauraLewinOnline Instagram: @lauralewinonline

No te pierdas de escuchar la entrevista sobre esta temática en la barra de audio debajo del título.