31/05/2021 – En un nuevo ciclo del programa Madre del Pueblo, el padre Marcelo Amaya, desde Catamarca, compartió la historia de la Virgen del Rosario Río Blanco y Paypaya, el rostro de San José en este su año y junto a Fray Pablo Reartes seguimos compartiendo el pensamiento del futuro beato contenido en el “Diario de Memorias y Recuerdos”, en este caso, Fray Pablo reflexionó sobre su relación con la Palabra de Dios, al recordar que “Esta Palabra de Dios, vivida con devoción y reverencia será la fuente de su itinerario espiritual”.
En primer lugar, el padre Marcelo nos llevó a recorrer la historia de la devoción a la Virgen del Rosario Río Blanco y Paypaya, quien es la patrona principal de Jujuy a quien cada octubre se rinde culto con peregrinaciones y diversas actividades.
En torno a la historia de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya , el padre Marcelo recordó que “La imagen mide 65 centímetros, su talla tiene características hispanas y está pintada de negro y dorado. En la actualidad –completó- está vestida con túnica rosada y manto celeste”, contó el padre Marcelo.
Completó diciendo que “Una leyenda afirma que la imagen había sido obsequiada por el presbítero Pedro Ortíz de Zárate, quien vivió entre los años 1622-1683 a los indios Paypayas, de allí su denominación. El epíteto –indicó- de Río Blanco procede de la localidad homónima situada a 9 kilómetros de la ciudad en cuyo templo se la venera”.
“El primer documento histórico acerca de la Virgen data de 1696, pero es probable que la imagen estuviera en Jujuy a mediados del siglo XVII. Recibió la coronación pontificia por decreto del papa Benedicto XV, con fecha del 25 de marzo de 1920 y la ceremonia tuvo lugar el 31 se octubre del mismo año. San Juan XXIII a pedido del primer obispo de Jujuy, monseñor Enrique Mühn la declaró patrona de la diócesis de Jujuy el primero de julio de 1960”, contó el padre Marcelo Amaya sobre la devoción en Jujuy a Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya.
Se cuenta que la Virgen habría aparecido a los indios Paypayas en actitud de rechazo de los indios Tobas, perseguidores de los Paypayas. Por otra parte, el padre Marcelo recordó un hecho muy importante, al decir que “El juramento de la bandera de Blegrano el 25 de mayo de 1812, se había efectuado ante su imagen”.
La imagen de Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya, patrona de la diócesis de Jujuy, se venera en el camarín construido para ella en la iglesia matriz, ahora Catedral Basílica.
Y en torno a la figura de San José el padre reflexionó en torno al mensaje del papa Francisco en la Jornada de oración por las vocaciones de este año, San José: el sueño de la vocación.
Al respecto, citó parte del documento: <Dios ve el corazón (cf. 1 Sam 16,7) y en San José reconoció un corazón de padre, capaz de dar y generar vida en lo cotidiano. Las vocaciones tienden a esto: a generar y regenerar la vida cada día. El Señor quiere forjar corazones de padres, corazones de madres; corazones abiertos, capaces de grandes impulsos, generosos en la entrega, compasivos en el consuelo de la angustia y firmes en el fortalecimiento de la esperanza. Esto es lo que el sacerdocio y la vida consagrada necesitan, especialmente hoy, en tiempos marcados por la fragilidad y los sufrimientos causados también por la pandemia, que ha suscitado incertidumbre y miedo sobre el futuro y el mismo sentido de la vida. San José viene a nuestro encuentro con su mansedumbre, como santo de la puerta de al lado; al mismo tiempo, su fuerte testimonio puede orientarnos en el camino>.
Y por último, recorrimos junto al padre Marcelo y a Fray Pablo Reartes el espacio dedicado a Fray Mamerto Esquiú.
Fray Pablo Reartes, sacerdote franciscano, compartió unas reflexiones sobre su ser fraile, su espiritualidad, la relación que tenía con la Palabra de Dios: “Para Fray Mamerto la Palabra de Dios ocupó un lugar central en toda su vida, desde pequeño escuchaba resonar esta Palabra en medio de su familia cuando leía para sus padres y hermanos”. “Buscó en la vida cotidiana la sabiduría de Dios, que solo se encuentra leyendo con devoción, meditando, rezando, rumiando, perseverando en la escucha”, compartió Fray Pablo.
“Esta Palabra de Dios – contó Fray Pablo- vivida con devoción y reverencia será la fuente de su itinerario espiritual”. “En su diario abundan los textos de la escritura donde Fray Mamerto ilumina su vida cotidiana, con avances en la vida espiritual, sus esperanzas, alegrías, sus luchas contra las tentaciones, pero también sus fracasos, debilidades y angustias”, contó el fraile franciscano.
“Fray Mamerto Esquiú decía: <Si yo fuera joven me propondría como estudio de por vida el Nuevo Testamento, haciendo y repitiendo su estudio, primero con un maestro y después con otro, y no con muchos a un mismo tiempo>, esto lo manifestó –dijo Fray Pablo- en su diario de Recuerdos y Memorias, el 4 de agosto de 1877.
“Su afán por el mejor estudio de la Sagrada Escritura apunta a un mejor anuncio del mensaje del Evangelio al Pueblo de Dios”, compartió Fray Pablo Reartes, sacerdote franciscano, sobre el futuro beato argentino, Fray Mamerto Esquiú.
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