15/07/2021 – Junto al padre Fernando Cervera continuamos compartiendo el ciclo “Sociedad adictiva y mundo espiritual”. Hoy, el sacerdote jesuita abordó el tema del pensamiento adictivo.
“Los seres humanos sentimos, pero también pensamos. Y para eso dirigimos también el foco o nuestra actitud de pensamiento en cuanto a que queremos también obrar. Entonces sentimos, pensamos y obramos. No siempre es así, o no siempre esa línea está del todo coherente y congruente. Sin duda no es nada fácil”.
“La educación no siempre pone el acento en estos procesos, que son herramientas, recursos humanos que todos tenemos y que todos debemos desarrollar, más allá de en qué cultura estamos, o qué nivel de educación tenemos. Si no podemos abordar lo emocional, si no sabemos cómo contenerlo, procesarlo, si no sabemos cómo pararlo y, especialmente las personas que se inclinan por esta tendencia adictiva, la impulsividad es mucho más fuerte y no encuentra adecuados canales ni diques donde poder proyectarse. Por lo tanto elabora otra manera de tener su proceso y evidentemente el pensamiento juega ahí un lugar.”
“El pensamiento sigue a la emoción, sea porque la procesa o sea porque la baraja como puede. Le pone el ‘dique’ que puede o se deja arrastrar por la emoción, se deja llevar por ella. Es difícil que una emoción que nos desborda no encuentre una expresión dentro del pensamiento y del lenguaje”.
“Tenemos pensamientos y justificativos para todo. No sabemos la razón de fondo de las cosas, pero sabemos cómo anunciarlas, como justificarlas, cómo escapar, como defendernos.”
“El pensamiento, cuando se asocia a estas conductas más impulsivas, cuando está arrastrado, motivado muchas veces por esta actitud o tendencia más adictiva, tiende a ser distorsionado. Uno se va dando cuenta, a medida que escucha, que lo que se está diciendo tiene algo demasiado estereotipado”.
“La persona trata de eliminar esta inconformidad a través de una racionalización: “Esto es así”, “nos tocó el destino”, “tenés que entender las cosas que yo he vivido…”, argumentos que vamos tomando también del medio y que nos ayudan a reforzar esa emoción, porque no sabemos cómo contenerla. Busca una solución pero en realidad termina siendo una mera contención”.
“El pensamiento me sirve de cajita como para tenerlos ahí un poquito más contenidos. Y empiezo a usar esta cajita, y ya no busco procesar de otra manera. No nos olvidemos que la conducta adictiva se basa justamente también en el silencio. Ya dijimos que el que ‘no dice’ (a-dicto) es una de las acepciones del término. Recurro a lo que puedo, el pensamiento recurre a esta posibilidad”.
Podés escuchar el programa completo junto al padre Fernando Cervera en el audio al inicio de esta nota
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar | Incrustar
Suscríbete: RSS