A partir de aquí la decisión de ir hacia Jerusalén en Jesús, se hace una determinación sin retorno. Detrás de estos pasos decididos del Maestro de Galilea, comienza como a sumarse en la marcha un montón que sienten el llamadote ir detrás de esta Buena Nueva, que Él trae. Cuando Jesús percibe este movimiento alrededor suyo, advierte sobre las condiciones que encierra este modo de caminar, que Él ha emprendido. Es un modo de caminar, que no es pesado, pero que tiene un yugo, una carga que soportan. Para eso el Señor invita a un largo aliento. No son decisiones espasmódicas, de repente, las que se puedan tomar, alrededor de la invitación que Jesús hace, ni de un primer entusiasmo que gane el corazón y después se desvanece rápidamente. Advierte Jesús que el camino se hace largo. Que es para toda la vida y que por lo tanto, el que se decide a ir detrás de Él debe cargar con su cruz. Que sería esto: Hacerse cargo de sí mismo.