San Francisco: varón de dolores y de duelos

martes, 5 de octubre de 2021
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04/10/2021- San Francisco tenía una sola meta: ser otro Cristo, configurarse en todo con Cristo. San Francisco muere con 44 años, con los estigmas, con varias enfermedades y prácticamente ciego. ¿Cómo este varón de dolores, de choques, de heridas internas, tuvo que asumir sus propios duelos? Lo dialogamos junto al Padre Mateo Bautista, sacerdote camilo, Master en Pastoral de la Salud y Lic. en Teología Moral y Espiritual.

¿Por qué sufrimientos y duelos tuvo que pasar Francisco?
San Francisco lo tenía todo materialmente, y a la vez vivía como un auténtico desgraciado (fuera de la Gracia de Dios). Es por ello que vivía con un gran vacío interior; éste es el primer duelo de San Francisco, el preguntarse ¿qué hago con mi vida? El vacío interior es la falta de madurez, de crecimiento, de solidaridad. Llenar un vació interior no es fácil. Otro gran duelo de Francisco es el duelo contra el materialismo, él sufrió el mal que esta sufriendo la mayoría de las personas hoy: el ser dominado por la materia, frente al espíritu y a los valores.

Cuando llega la guerra entre las ciudades de Asís y Perusa, San Francisco cae preso. Estuvo mucho tiempo en la cárcel hasta que fue recuperado por su padre. Llegó muy enfermo, se empieza a recuperar y comienza a hacerse muchas preguntas sobre su vida y sobre su futuro. “A Francisco hay que verlo como un hombre roto, seccionado, dividido; estaba alienado primero de sí mismo, de la humanidad, de la esperanza y del mismo mundo. Por eso para Francisco la naturaleza, es muy importante, es una expresión del amor de Dios, de Su Bondad, de Su gratuidad. Francisco fue un hombre valiente; se animó a hacer una trasformación en las seis dimensiones de su persona”.

“Hermana muerte”
Es bueno dialogar con nuestra propia muerte. La muerte es educadora de la vida. Francisco le pedía a Dios le permitiese una enfermedad dolorosa ¿para qué? Para que desde el sufrimiento agradecer, valorar la redención de Jesús. En el Cantico a las criaturas, Francisco describe:

“Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!:
bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará mal.”
“No es lo mismo el acto de morir que la muerte. Francisco dialogó con la muerte, la miró a los ojos, la escuchó. ¿Por qué le decía hermana a la muerte? Porque no la veía como enemiga, porque no la veía como rival, no la veía como un ente que rompía con sus objetivos; sino la veía como una puerta, como una luz, como una posibilidad, como educadora de la vida”.

No te pierdas de escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.