La vida oculta de Jesús en Nazaret

jueves, 31 de marzo de 2011
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En el seguimiento de Jesús para hallar su voluntad nos acompaña la Palabra de Dios contemplando su infancia y su pertenencia a la familia de María y José

Lucas 2,39-40

 


2:39 Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
2:40 Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él. 


Una primera anotación que tomamos de los textos de la infancia de Jesús es que ellos concluyen concluyen con una breve noticia que anuncia un cambio de escena. Por ejemplo tras la anunciación a Zacarias dice la Palabra en el verso 23 del capítulo 1 de Lucas: cumplidos los días de su servicio se volvió a casa Después de la Anunciación de María y se fue el Angel de junto a ella Lucas 1,38, después de la Visitación María permaneció 3 meses y se volvió a su casa Lucas 1,56, después del nacimiento de Jesús los pastores se volvieron Lucas 2,20, tras la Presentación del Niño en el templo cumplieron todas las cosas y se volvieron a Nazaret. Además en el texto de Lucas2,1-5a se presenta la misma expresión y hoy también comienza el texto evangélico diciendo que después de cumplida la presentación de Jesús en el templo volvieron a su casa. Es decir comienza una nueva escena y la escena tiene que ver en el modo y el estilo en que estaban vinculados los que van a la casa de Nazaret. Es un vínculo de obediencia, de pertenencia mutua en la obediencia. El texto dice que ellos volvieron a la casa a la ciudad de Nazaret en Galilea, el niño iba creciendo y se fortalecia lleno de Gracia y la sabiduría de Dios estaba con El Allí Jesús dice la Palabra estaba sujeto a sus padres Esta sujeción, éste vínculo de pertenencia es fruto de un amor que habita en ese lugar. Es el amor de Dios que hace casa. Es la fuerza del amor que los congrega en el misterio que se ha revelado en el niño que ha nacido, en el hijo que se nos ha dado, diría la Palabra y a partir de allí en ese misterio de amor las personas se comunican entre si en una realidad que está más allá de ellas. Es el amor que las habita y Jesús ocupa el centro de la escena porque es el amor de Dios que se nos ha entregado en la segunda persona de la Santísima Trinidad. Es en la persona de Jesús, Dios amor hecho hombre que la vida de Nazaret se desarrolla en sujeción de unos con otros. Lo que allí ocurre está directamente vinculado al silencio, Nazaret es un lugar de silencio, dice Pablo VI en una hermosa reflexión que les ofrece a los seminaristas en Jerusalén a los que están allí estudiando en el año 1964. Nazaret es un lugar de silencio, por lo tanto de oración, de trabajo, es un lugar de convivencia. Por lo tanto la oración, el silencio y el trabajo tipifican los razgos, el tipo de vínculo que se establece entre las personas que habitan bajo un mismo signo, el signo del amor. Nosotros podemos preguntarnos sobre nuestras familias ¿ cuales son los lugares desde donde nos vinculamos que deberíamos cambiar y cuales son los que deberíamos fortalecer porque están bien? Lo hacemos en discernimiento. Deberíamos salir del lugar del reproche, desde los silencios, desde las broncas, desde el lugar del resentimiento. Tenemos que fortalecer el lugar del encuentro familiar, del diálogo en familia, el mutuo respeto, debemos acrecentar lo que ya está presente en todo esto. La oración. Tenemos que hacer crecer la virtud de la vida familiar de puertas abiertas hacia los demás. La consigna consiste en mirar desde la familia de Nazaret y la pertenencia mutua a ella bajo el signo del amor al silencio, al trabajo y a una convivencia fraterna marcada por ese mismo amor como nuestra realidad familiar está clamando por una conversión. Entonces en discernimiento hay cosas de la vida que hay que desterrar de la vida familiar. Es decir expulsarla, hay que exorsizar la familia en un sentido y por otra parte tenemos que fortalecer los vínculos en donde estamos sanos, donde las cosas han sido saludables para nosotros

Nazaret es la escuela, decía Pablo VI en el año 1964 donde empieza a entenderse la vida de Jesús, la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio por eso en la catequesis de hoy vamos a la escuela de Nazaret para aprender a observar, escuchar, meditar, a penetrar en el sentido profundo y al mismo tiempo misterioso de una sencilla y humilde y al mismo tiempo encantadora manifestación del Hijo de Dios en medio nuestro aquí en Nazaret donde estamos yendo juntos a la escuela de Nazaret quizás una manera que hace insensible queremos aprender a imitar la vida de Jesús. Aquí se nos va a revelar el método en Nazaret en nuestra estancia que nos va a ser descubrir quien es Cristo en familia, cómo es el Cristo de la familia. Aquí podemos aprovechar el tiempo de los ejercicios para comprender la importancia que tiene el ambiente que rodea la vida de la familia, como rodeó la vida de Jesús, su estancia entre nosotros, lo necesario que es tener conciencia de los lugares donde se da la vida de la familia hoy y en aquel tiempo, lugares, los tiempos, las circunstancias históricas, las costumbres, el lenguaje, las prácticas religiosas, la ausencia de prácticas religiosas en el tiempo de hoy y todo esto para que nosotros empapados por el ser familia de Nazaret podamos renovar nuestra vida familiar desechando todo aquello que viene a atentar contra el ser familia en discernimiento, aquellos lugares que nos vinculamos que nos enferma y nos hace mal superando eso mismo y poniendo la mirada en el ojo la atención y la voluntad en Dios para vivir según aquello que tiene que ver estrictamente con el ser familia que nos propone Jesús

Una de las enseñanzas de Nazaret está directamente vinculado al encuentro con la oración. Esto se nota en la capacidad de discernimiento de José que es un orante en el misterio de la vida y está atento al decir de Dios .Hasta en sueño interpreta lo que Dios le comunica y a partir de ese diálogo abierto, sincero y en discernimiento José elije los caminos a recorrer. También lo hemos visto cuando hemos contemplado juntos la Anunciación como María cuando va de visita a su prima Santa Isabel también en actitud obediente y discernimiento a lo que el Angel le dice llega a la casa de Isabel y canta el Magníficat que es un borbotón de palabras que habitan en su corazón y que se expresan con la melodía propia de quien vive en la Palabra. Solamente contemplando éstas dos realidades de María y José podemos nosotros entender ver que tipo de estilo espiritual se vive en Nazaret. Verdaderamente allí hay disciplina espiritual. Así lo presentaba Pablo VI, aquí en ésta escuela, decía el, comprendemos la necesidad de la disciplina espiritual si queremos seguir las enseñanzas del Evangelio y ser discípulo de Cristo. Cuando hablamos de disciplina espiritual hablamos de un comportamiento constante, sostenido, habitual, virtuoso. Un modo de resprar. Se respira espiritualidad en Nazaret. Es un lugar donde uno entra y hay aliento a Espíritu, está el soplo del Espíritu porque las personas viven en el Espíritu. Es el lugar del Espíritu Nazaret y está a ser llamada nuestra familia como un lugar donde se respire espiritualidad. Re proponer la vida espiritual y contagiar a otros de ésta disciplina del Espíritu que se conquista todos los días en la lucha y en el combate hacer nuestras oraciones, participar de nuestras devociones, sostener nuestro encuentro con la Palabra, el diálogo y el coloquio con el Señor, vivir de las virtudes cristianas que acompañan la oración particularmente las teologales: la fe, esperanza y caridad, las virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la templanza, la fortaleza. Vivir la virtud de la humildad como base de las virtudes. El corazón de la persona que vive la disciplina espiritual es un corazón orante, habituado a las cosas de Dios que toman su naturaleza y la transforman en una nueva naturaleza. El ser virtuoso es la persona que vive como en una segunda naturaleza. Es decir su vida está transformada, transfigurada por la vida del Espíritu en el ejercicio de las virtudes, las teologales, las cardinales, las más importantes que tienen que ver con el regalo que Dios nos hace en fe, esperanza y caridad y la justicia, fortaleza, la templanza y la prudencia que son virtudes cardinales. La madre de todas éstas es la prudencia, la que da la justa medida, dice Santo Tomás de Aquino, del ejercicio virtuoso

Nazaret es un lugar donde somos invitados al desarrollo de la vida del Espíritu. Hay disciplina espiritual en Nazaret. Decía Pablo VI en el año 1964 como quisiéramos ser otra vez niños y volver a ésta humilde pero sublime escuela de Nazaret. Como quisiera volver a empezar junto a María en la iniciación de la verdadera ciencia de la vida y a la más alta sabiduría de la verdad divina. Nosotros como los discípulos cuando se encuentran con Jesús por primera vez ante la indicación de Juan el Bautista queremos ir a donde dice Jesús pero en Nazaret, queremos ir al encuentro de ésta escuela Nazaretana que viene a reformar nuestra vida personal y familiar Estamos aquí como peregrinos por la casa de Nazaret y tenemos que avanzar con el deseo de continuar aquí en la búsqueda de lo que nuestro corazón anhela y desea, ser en Dios lo que estamos llamados a ser, comunidad y familia como lo fue con los suyos enseñándonos el camino que después se traduce en la comunidad que El elige para formar a los 12. Es un reflejo los 12 de lo que se vio en Nazaret que es el lugar de origen de la comunidad apostólica, es donde Jesús aprendió creciendo en sabiduría y en Gracia como dice hoy la Palabra a hacer comunidad y con las normas propias de la vida comunitaria en el ejercicio de la caqridad. Algunas enseñanzas de la lección de Nazaret siguiendo la enseñanza de Pablo VI de 1964. La primera lección es la del silencio. Decía Pablo VI como desearía que se renovara y fortaleciera en cada uno de nosotros el amor al silencio, éste admirable e indispensable hábito del Espíritu tan necesario para nosotrosEstamos aturdidos por tantos ruidos de nuestra ruidosa y en extremo agitada vida moderna Al silencio de Nazaret convocamos para que desde allí penetrando hoy en el conocimiento de nuestro Señor podamos ser nosotros llevados desde allí a la suave y libre brisa del Espíritu que quiere tomar como en el caso de Elías en el silencio toda nuestra vida.Nos puede poner en contacto con las casas antiguas donde nuestra vida se fue gestando en el ser familia con todas las posibilidades y los límites con lo que eso se fue dando y quedarnos con el paso de Dios y apartar del corazón las heridas que las malas experiencias de la vida familiar nos puedan haber dejado y a partir de allí purificar nuestro ser familia, nuestra conciencia de ser familia que sería como el segundo lugar donde queremos entrar en el silencio.Anhelamos que Nazaret nos indique el significado de la palabra familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado lo dulce e irremplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social. Queremos retomar ésta dimensión de la familia como lugar de gestación de la vida de la sociedad. Esta que es la sociedad neo liberal que ha puesto los fundamentos de la convivencia sobre el tener y ha olvidado el ser persona nos quiere robar en donde cada uno por la ambición de tener se olvida de ser con los otros y ser para los otros. En el ambiente de una vida familiar auténtica en Cristo se vive en réplica del misterio trinitario y en éste sentido las personas de la Santísima Trinidad son ellas mismas en autonomía pero en profunda comunión unas con otras. Cada una tiene un rostro particular y al mismo tiempo todas ellas participan de una misma naturaleza divina. Son en ellas. Cada una de las personas son en ellas en las otras personas.         E la vida de la familia ocurre lo mismo, las personas somo distintas pero hay una naturasleza común que nos identifica. Es donde somos con los oteos. Ser con los otros es cuando se es para los otros. Cuando en el dar ke damos la bienvenida a lo que nos ofrece la vida. Recuperar el lugar de la familia es recuperar el lugar de la pertenencia. Uno puede tener muchos lugares de referencia. Referencias laborales, políticas, de compromiso social, una referencia comunitaria pero se pertenece a una familia. Yendo a Nazaret en la meditación queremos recuperar ese lugar al que pertenecemos, queremos pedirle a Dios que nos de la Gracia de poder saludablemente descubrirnos a quienes pertenecemos. Abramos la perspectiva de pertenencia real en el Espíritu que es donde Dios nos lleva y donde muchas veces andando por ese camino rompe con algunos moldes

Además del silencio y de la lección de la vida familiar Nazaret nos ofrece la lección del trabajo. Nazaret la casa del hijo del artesano, del carpintero. Decía Pablo VI una vez más aprender en Dios el sentido del trabajo austero y el sentido redentor que tiene el trabajo. Lo que tan bien desarrolló en Laboren Excersen Juuan Pablo II cómo el trabajo humano exalta y robustece la dignidad. Queremos recuperar la dignidad del trabajo en el mundo de hoy donde el trabajo suele ser también lugar de mercancía, de trato monetario. Hemos perdido por el valor del dinero el sentido dignificación y redención que esconde el hecho de ganar el pan con el sudor de la frente. En una hermosa reflexión Juan Pablo II presenta al partir del texto del Génesis donde el hombre aparece ganando con el sudor de su frente el pan de cada día muestra como éste ganar a partir de la Encarnación del Hijo de Dios que también trabaja adquiere el trabajo también un sentido redentor. El redentor Jesús que trabajó en Nazaret le da a éste sudor de la frente un sentido Pascual y entonces recuperar en Nazaret el sentido del trabajo es recuperar el sentido pascual del trabajo. Desde esa perspectiva sencilla con la que allí se vive todos los días.

 

                                                                                                Padre Javier Soteras