Los tres binarios

miércoles, 6 de abril de 2011
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1.- La oración preparatoria

Mis queridos hermanos, hermanas, amigos de Radio María, vamos a disponer nuestro corazón, vamos a prepararnos interiormente para hacer nuestra oración del día en clave de los EE de San Ignacio. Queremos conocer la Voluntad de Dios, queremos saber cuál es el sueño de Dios sobre nuestras vidas, dónde el Señor nos quiere felices, donde El quiere que despleguemos lo mejor de nosotros mismos, todos nuestros talentos, todo nuestro amor, toda nuestra capacidad de servicio y de entrega, y por eso San Ignacio nos va preparando para la sana elección o una buena reforma de vida. Qué tengo que elegir para hacer en mi vida, que tengo que cambiar, que tengo que modificar para bien. Nos ponemos en presencia de Dios e invocamos a su Espíritu que nos disponga a escuchar la voz de Dios que nos transmiten los santos, como Ignacio de Loyola, la voz de Dios que escucharemos en las Sagradas Escrituras, y para que estemos abiertos a esa gracia que El nos quiera dar en este día.

 

Oración Inicial

Señor, ayúdame a que esta hora de oración esté abierta a tu voluntad, a recibir tu mensaje de amor, tu mensaje de libertad, tu mensaje de vida, tu mensaje de discernimiento. Que todo esto sea de tu agrado y que me ayude a andar cada día mejor en mi respuesta al evangelio en el llamado a las necesidades de mi pueblo. María Santísima acompáñanos en esta hora de oración como vos escuchabas la voz del Espíritu para que sea esa o ese discípulo que hoy me pide América Latina, todo mi pueblo, mi familia, mi comunidad.

 

2.- Los tres binarios, tres clases de personas

Ignacio de Loyola nos invita, en el libro de los ejercicios en el número 149 al 157 a que hagamos la meditación de tres binarios de hombres para abrazar el mejor. Tres tipos de personas para quedarnos con lo mejor. Aquí hay una invitación al magis, a buscar apasionadamente la voluntad de Dios, a buscar lo mejor, a buscar la excelencia, y de esa manera voy completando la jornada ignaciana, compuesta por las banderas, los binarios y los grados de humildad. La historia es de tres clases de personas que personifican tres modos distintos de proceder con respecto a la doctrina de las banderas, la bandera de Jesús y la bandera del mal. Cada una de las tres personas ha adquirido una suma importante de dinero, (Ignacio lo llama en el libro de los ejercicios 10.000 ducados, podemos decir por ejemplo que ha adquirido un millón de pesos) no pura y debidamente por amor de Dios, no han faltado a la justicia pero tienen el corazón apegado a su tesoro. Aquí se refiere a sus apegos más miserables, más profundos. Y me pongo en presencia de Dios, composición de lugar, que es solemne en esta ocasión, verme delante de Dios, no estoy solo, sino con un grupo de testigos que me apoyan, me pongo delante de Dios y de todos los santos, de la corte celestial, de María, que me acompañan y me objetivan, quiero conocer y desear lo que más agrada a Dios. Puedo poner los santos a los que más le tengo devoción a mi lado, que me interpelan e interceden y me animan en esta búsqueda apasionada de la voluntad de Dios para que conozca y desee lo que más le agrada a Dios, y le pido humildemente esta gracia de poder elegir según el principio y fundamento, según el fin del hombre, según el sueño de Dios. Elegir lo que más gloria de su divina majestad y salvación de mi alma sea. Siempre se busca acertar en la elección según la voluntad de Dios. Le pedimos con todo el corazón.

 

3.- Profundizar como estamos tironeados frente a una elección

En las dos banderas establecíamos los criterios, las estrategias de Dios y del mal espíritu, y le pedimos al Señor ser recibidos bajo su bandera, bandera del amor, de la paz, de la justicia, bandera del servicio, de la vida, ahora nos toca profundizar sobre nuestra voluntad y el deseo de seguirlo. ¿Cuán libre soy? ¿Cómo estoy interiormente frente a cualquier elección? Esta meditación está dirigida a nuestro afecto, al mundo de mis deseos, esa parte más profunda de mi persona, se trata de meditar sobre tres actitudes ante la libertad para elegir lo mejor, e Ignacio nos invita a abrazar lo mejor, elegir lo mejor, buscar lo mejor, vivir apasionado por el amor, por el bien, vivir enamorado por las cosas de Dios y del bien. Esta meditación nos quiere llevar a un desapego real que nos ayude a entregarnos radicalmente a la causa de Jesús, a su bandera, esta meditación nos invita a la libertad interior de los hijos de Dios que muchas veces Pablo nos dice en la carta a los Gálatas: que nada ni nadie les robe la libertad de los hijos de Dios. Pueden ser muy oportunas las palabras de nuestro padre General el padre Arrupe que ya ha partido a la casa del padre, pero que su vida y su doctrina nos dejó un itinerario transparente para conocer y seguir a Jesús. En esta meditación de los tres binarios tocamos el corazón de nuestra identidad y de lo que debe especificar nuestra existencia como seguidores de Jesús. Jesús era el disponible, el que estaba totalmente en las manos de la voluntad del Padre. Este es precisamente el rasgo que impresionó a San Ignacio y a sus compañeros, como veían en Jesús y como tiene que ser todo cristiano, toda religiosa, todo sacerdote. Destinados a producir la imagen de Jesús en su vida. Este es el tipo, la imagen de hombre y mujer que quiere formar los ejercicios espirituales de San Ignacio y San Ignacio nos pone tres tipos de personas, que ante el deseo de dejar una gran suma de dinero, que han adquirido no según el Principio y Fundamento, reaccionan de manera diferente. Ellos quieren salvarse y encontrar paz en su corazón y reconocen que tienen un afecto a este dinero que se vuelve un impedimento, esta afección desordenada se convierte en fin de lo que debe ser un medio y así esta meditación de los binarios que es como una pareja de tensiones entre nosotros, es como el tironeo interior que muchas veces tenemos, constatamos que estamos y despertamos el deseo de estar en el tercer binario, elegir lo mejor.

 

4.- Primer binario

El primer punto nos presenta Jesús, el tipo de hombre que San Ignacio intuyó, que busca el fin, ser recibido debajo de la bandera de Cristo pero no quiere los medios que conduce a ese fin. Se plantea el tema de cuando y resuelve que el presente no es el momento, no pone los medios hasta la hora de la muerte, está amarrado y no se quiere despegar de aquello que lo ata. Quiere seguir a Cristo sin desprenderse de sí, de sus riquezas, de sus afectos desordenados. El primer binario se trata de un deseo teórico y una voluntad real, normalmente arma todo un tinglado de justificaciones para no caminar, querría, pero todavía no, de hecho no quiere ni hace nada y opta por su apego y pospone la solución. Evade el encuentro con Dios, se instala, evita los cuestionamientos, es el caso del joven rico del evangelio en Marcos 10, 17-22. Este primer binario vemos que es como una trampa, tiene todo como un andamiaje para no responder a los deseos profundos. ¿De qué manera nosotros también nos damos cuenta? ¿Cómo nos relacionamos con las cosas? ¿Cómo nos relacionamos con las personas? ¿Cómo nos relacionamos con la comunidad, como cuerpo, como envío, como misión? Para algunos, los ducados pueden ser su propia vida, su salud, su prestigio, su imagen, su proyecto, los estudios que queremos realizar, el tipo de apostolado, nuestros vínculos, a veces nuestros ducados no son cosas, personas o relaciones concretas, sino que modos de ser y de reaccionar ante situaciones que nos dan seguridad, ya sea porque son muy nuestros, por lo natural que nos salen, o porque son los únicos modos que hemos aprendido. Vemos entonces este primer tipo de persona que quiere sacar el afecto y no pone los medios hasta la hora de la muerte. En el fondo, renuncia a ser libre, nos engaña.                                                                  

 

 

5.- Segundo binario

Avancemos un poco más, el segundo binario, segundo modo de persona, quiere quitar el afecto pero no termina de dejarlo, quiera justificarse y por lo tanto se engaña. Este segundo binario quiere pero de hecho no está dispuesto a desprenderse, quiere el fin, quiere poner los medios, pero no el medio eficaz sino otro que puede llenar el requisito. Condiciona la Voluntad de Dios a su apego, está dispuesto a lo que sea con tal que no le toquen aquello a lo que está aferrado, quiere que Dios venga donde el quiere y no está dispuesto a despojarse, negocia con Dios y quiere justificarse tratando de engañar a Dios y engañarse a sí mismo. De aquí nacen las opciones a medias, en el fondo una gran mediocridad. Podríamos decir, en lenguaje criollo, da muchas vueltas, más vueltas que la calesita. ¿Cuál es el medio que teniendo que poner no estoy poniendo en mi vida? ¿Cuál es la decisión que debo tomar y no termino de determinarme y seguir adelante? ¿Qué es lo que debo dejar morir en mí para ser libre, para estar contento, para amar con mayor libertad, para servir con alegría, para optar por lo mejor? ES el seguimiento con condiciones del evangelio, como cuando le preguntan a Jesús: Te seguiré a donde vaya. Jesús le dice: No tengo a donde apoyar mi cabeza. El que quiera seguirme que mire para adelante. El que mira para atrás no sirve para el reino. El segundo binario es también el caso de las vírgenes imprudentes o necias, se toca este grado de libertad, ellas quieren esperar al novio, lo esperan, pero no ponen todos los medios, no ponen todo de sí en la perspectiva del fin, y por eso, cuando llega el novio, llegan tarde, está la puerta cerrada, no pusieron el medio adecuado.

 

6.- Tercer binario

Y así, con actitud de escucha, de apertura al Espíritu, docilidad al Señor, avanzamos en nuestra meditación de los tres binarios. Y ahora contemplamos el tercer binario que es el tercer tipo de personas a quién Ignacio de Loyola nos quiere llevar, nos invita que tengamos la disponibilidad, el talante, la generosidad del tercer binario, una persona generosa, una persona que pone toda la carne al asador, como diríamos en criollo, quiere quitar todo lo que impide seguir a Jesús para hacer su voluntad, no renuncia a la responsabilidad frente a Dios, es la indiferencia ignaciana que se reconoce que todo es gracia de Dios de manera que lo mueva solo el servicio de Dios nuestro Señor. Intenta que el deseo esté orientado en el sentido del Principio y Fundamento y no a la cosa, confiesa que de hecho, el deseo es el que lo va a mover. Este tercer binario quiere de verdad y pone los medios que Dios le pide que se lo que sean sin condiciones. A veces hablamos de firmarle al Señor un cheque en blanco y esto asusta y da miedo y nos pone ansiosos, pero esta es la actitud de Jesús en el Huerto de los Olivos, “Señor, que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Este tercer tipo de binario tiene muy claro que lo que le importa es servir a Dios, totalmente, y lo mejor posible. Está realmente a no estar condicionado más que por la voluntad de su Señor y de hecho cuenta como si no tuviese la cosa, es la voluntad que busca la voluntad de Dios. Tiene la voluntad firme de seguir la bandera de Cristo y entra en la actitud de dejar todo su tesoro y pone los medios para conseguirlo. Es la indiferencia del hombre y la mujer que confía y que está plenamente abierto a lo que Dios quiera poner en su corazón, es la actitud de fe de Abraham, es la actitud de fe de María, es la actitud de muchos santos, hombres y mujeres que están disponibles totalmente para seguir la voluntad. Al mirar esta lectura es bueno tener presente que en ellos no desaparece el miedo, el dolor o el desconcierto. En Abraham, en María, en los santos, y muchas veces en nosotros, y vamos haciéndonos preguntas personales, como dice Ignacio, para sacar algún provecho personal.

Y escuchamos también la consigna: ¿Qué cosas, qué personas, qué situaciones me impiden seguir a Jesús con generosidad?, y al mimo tiempo me pregunto ¿qué cosas, qué personas, qué situaciones, qué actitudes interiores me ayudan a ponerme totalmente en las manos de Dios y hacer su voluntad?

 

7.- Pasar por el corazón las actitudes de los binarios

 Y vamos pasando por el corazón la actitud del primer binario, el que nunca pone los medios, el que deja para después y así le sorprende la muerte, ¿qué tengo yo de este primer binario? ¿por qué doy tanta vuelta para tomar las decisiones de rezar más, de examinar mi conciencia, de buscar un acompañante espiritual, de acercarme a ayudar a hacer tal cosa? ¿por qué pospongo las obras buenas que me vienen al corazón.

Me pregunto también sobre el segundo binario, aquél que sabe lo que tiene que hacer y no lo hace, sino hace otra cosa, el Señor me pide un poquito más y yo sigo con mi pereza, con mi resistencia, con mis gustos muy personales que en el fondo me deshumanizan, me esclavizan, me atan. Siempre pongo un medio que no corresponde y le pido a Dios que venga a mi voluntad en vez de hacer lo contrario, yo soy el que tengo que hacer la voluntad de Dios, Dios siempre quiere mi bien, quiere salvarme, me quiere feliz, contento, libre, me quiere cantando a la vida las cosas que hago, me quiere sacar de la tristeza de la mediocridad, me quiere sacar de aquello que me va matando y minando la libertad de los hijos de Dios.

 

8.- Coloquio

Y me pongo también a pedirle insistentemente al Señor: “Dame la libertad del tercer binario, de decirte sí sin condiciones, aunque me cueste, aunque me duela, aunque no entienda mucho, me quiero poner en tus manos porque esto me hace libre, me hace mirar la vida de frente y con esperanza, me ayuda a mirar a los ojos a mis hermanos y me ayuda a llevar mi cruz con resignación y con dignidad cristiana. Y hago el triple coloquio, le pido a María, le pido a Jesús y le pido al Padre que me ayuden a abrazar este tercer modo de seguir a Jesús. Y en el fondo es asimilarme a Jesús en la cruz, nos ponemos, con toda indiferencia y docilidad, ante el medio que más nos cuesta pero que resume la experiencia de San Ignacio y de tantos santos, hombres y mujeres, que se ofrecieron totalmente a la voluntad de Dios y por eso han sido tremendamente felices y hoy son nuestros modelos luminosos que nos siguen estimulando, interceden y nos animan. Uno puede querer salir corriendo de esta opción tan radical, pero es lo que corresponde, por lo que es necesario pedirlo como un don: Señor, yo no puedo por mi mismo, me cuesta. La cruz es la que nos saca muchas veces de todas nuestras trampas. Y San Ignacio pone un numerito, el 157, que dice: Que los ejercicios hay que hacerlos insistentemente y en repetición, y la repetición que nos sugiere Ignacio en los ejercicios es para liberar el corazón de todo apego, teniendo presente que el miedo que aflora es que al poner todo ahí yo me caiga. Se nos olvida que Dios quiere sólo mi bien, tenemos que creer y entender que Dios no nos quita aquello a lo que estamos aferrados para humillarnos, para lastimarnos, sino que muchas veces nos quita cosas porque nos quiere salvar, me quiere salvar a mí y a todos. Hago este diálogo cariñoso con la Virgen, con Jesús, y con el Padre para que me ilumine y me de la fuerza para abrazar el tercer binario.

 

Y vamos concluyendo nuestra meditación del día con el triple coloquio, el coloquio de las banderas. No está en mis manos lograrlo, es un don, hay que pedirlo insistentemente, es abrirnos al don de Dios, a su gracia. Le pedimos el don de ser recibido bajo su bandera, primero en pobreza espiritual y si su divina majestad fuere servido y me quisiere elegir y recibir también en la pobreza material. Segundo, pasar todo oprobio e injurias para más imitarlo, siempre que sea la voluntad de Dios. Esto le pedimos a María con cariño, con confianza, ella que escuchó la voluntad de Dios y puso lo mejor de sí y perseveró hasta el fin, y rezamos un Avemaría.Y le pedimos a Jesús que nos de la gracia de ser recibidos bajo su bandera y rezamos el Alma de Cristo. Y terminamos nuestro coloquio para hacer el examen brevemente con el Padre, Padre bueno, que me diste la vida, que me diste lo mejor que tengo, los dones, la belleza, la inteligencia, la fuerza, la creatividad, me diste todo lo bueno y lo bello que soy, no te puedo decir que no, quiero ser como Jesús, quiero estar debajo de la bandera de Cristo, quiero amar como él, quiero perdonar como él, quiero servirte y hacer toda tu voluntad, dame la gracia de poder hacerlo cotidianamente, me cuesta, no es fácil, pero con tu gracia todo es posible. Rezamos el Padrenuestro y luego examinamos cómo nos ha ido en este rato de oración de los tres binarios.

 

9.- Examen de la oración

Y voy examinando mi oración del día con las claves de San Ignacio. Mirar si me ha ido bien en esta hora de oración, volver a hacerlo mañana de la misma manera. Y si en algunos lados, algunas partes, me he distraído, no me ha salido bien, enmendarlo, hacerlo mejor. El examen de la oración es volver a pasar toda la oración por mi corazón, donde me dio alegría, donde fuerza, donde he tenido esos pensamientos que me estructuran, me renuevan, y tal vez donde he sentido tristeza, tironeo, o cosas que me tiran abajo, lo voy anotando en mi cuadernito para crecer en esta experiencia del discernimiento y siempre pidiéndole una mano al Espíritu Santo que está pronto para iluminarnos, para ayudarnos, para fortalecernos.

 

Lecturas bíblicas: Marcos 10, 17-22 para el primer binario. Mateo 25, 1-13 para el segundo binario, y para el tercer binario Lucas 1, 28-38 y también Génesis 22, 1-9.

Padre Salvador Verón s.j.