Reconocernos pecadores para que Jesús haga de nuevo nuestra vida

martes, 8 de febrero de 2022
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08/02/2022 – En la catequesis de este día junto al padre Javier Soteras, reflexionamos en torno al Evangelio de hoy:

“Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.

Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”. El les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: #Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”.

Y les decía: “Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte. En cambio, ustedes afirman: ‘Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte…’ En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre. Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!” (Mc 7, 1 -13)

“La Ley etimológicamente muestra un sentido de sendero, de camino, de un ‘ir hacia’. Cuando la ley pierde, en el espíritu, esa vocación de orientación, se constituye en un código que esclaviza, que impide despertar las personas los que ellos tienen en sí mismas.”, dijo padre Javier.

“La ley está pensada para nuestro desarrollo y crecimiento y, cuando pierde el sentido de la vida, del cuidado o como instrumento que orienta las fuerzas, esclaviza y lo hace en una cierta lógica destructiva”, señaló.

El encuentro con Cristo nos determina

“Estos mandatos están para ser vividos en plenitud, no para trampear ni hacer daño. Y Jesús nos invita al corazón de la Ley. Esto es lo que se plantea en el Evangelio de hoy y que determina el modo de ser cristiano. Saquemos del medio esas trampas para poner claridad a partir del nuevo orden“.

Jesús, en este pasaje, nos saca del “deber ser”. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. (Benedicto XVI, Deus Caritas Est, n.1).

Ser cristiano es mucho más que portarse bien

“Ser cristiano es mucho más que vivir para no equivocarse. Terminamos por no reconocer que somos pecadores y así impedimos la acción del Espíritu Santo para que se dé una auténtica gracia de transformación.”

San Ignacio, en sus ejercicios espirituales propondrá pedir “interno conocimiento de Jesús para más amarlo, mejor seguirlo y servirlo”. Se trata de, a partir del trato frecuente con Él, que se nos vayan pegando sus modos.

“El trato con Jesús es de amistad necesita tiempo, así como un amigo comparte con otro y se le van como pegando sus modos. El trato con Jesús de amigo a amigo es un cambio de paradigma mental. No se trata de un vínculo individual sino en clave de cultura del encuentro como dice el Papa Francisco. A partir de nuestra relación con el Señor y los demás, en esa profunda alianza que el Señor  por la vida del Espíritu Santo. Él es el que nos permite tener  vida y vida en plenitud”.

El padre Javier Soteras es Director de Radio María y nos brinda cada mañana su catequesis

Podés escuchar la catequesis completa del padre Javier en el audio que acompaña esta nota