En la sala, muy orondo,el padre guarda la puerta,con su camisa entreabiertasobre su buche redondo.
Lleva siempre un poco viejosu traje aseado y sencillo,que, con tanto hacer ladrillo,se la habrá puesto bermejo.
Pues como su casa es centrode todo amor y destreza,la saca de su cabezay el corazón pone adentro.
Concluyó el hornero el horno,y con el último toque,le deja áspero el revoquecontra el frío y el bochorno.