21/06/2022 – Pamela Catán, miembro de la comisión de Hogares de Cristo en Tucumán, nos presentó la realidad de la obra en esa provincia norteña. “Soy parte del movimiento Palestra y desde allí me sumé a este servicio. Antes misioné en Colombia, donde me llamó la atención la gente que comía de la basura en la calle y consumía drogas. Hace 6 años formo parte de un Hogar de Cristo, en la actualidad estoy prestando el servicio de acompañar la vida de los diferentes hogares , ya que en Tucumán actualmente somos 9 Hogares de Cristo: Divino Maestro, Virgen del Carmen, Virgen de la Merced, Santísimo Sacramento, María de Belén, Virgen de la Sonrisa, Maria Reina de la Paz, Juan Viroche y Santísima Trinidad”, comentó Catán.
“Cada uno nació atendiendo a las necesidades del barrio o de la zona en donde se encuentra. Y hemos ido creciendo de acuerdo a vida como se nos ha ido presentando. Algunos empezaron recibiendo niños, y detrás de los niños llegaron las madres, y eso hizo que se vaya generando un espacio para ellas, otros trabajamos con changos y chicas en situación de calle, otros que empezaron como merenderos barriales y fueron adoptando progresivamente el carisma de los Hogares, otros empezaron como albergue y se convirtiendo en casas convivenciales. Como la escena misma del hogar, fuimos recibiendo a los mas rotos y haciendo espacio para ellos, reacomodándonos, reorganizándonos, pensando nuevas estrategias. Pensando cual va a ser el nuevo paso que vamos a dar”, agregó Pamela.
También hubo tiempo para recordar a monseñor José Melitón Chávez, el fallecido obispo de Concepción, quien hace unos años atrás nos dejaba esta oración:
Mientras todos buscan ascender, porque esa es la tendencia de la vida
Mientras la carrera a veces se hace despiadada
Porque naturalmente nadie quiere perder.
Hay alguien que eligió –por amor- caer en la tierra y morir.
Sólo por Amor se puede elegir caer en la tierra y morir
El amor ha elegido libremente ese camino por mí.
Por nosotros, por los otros, por todos.
“El que quiera servirme que me siga”
Hasta el fin, hasta dar la vida como Yo.
Hazme comprender que no hay otro modo de vivir cabalmente
Que no sea vivir muriendo, bajando, todos los días, por Amor.
¿Hasta dónde? El fondo sólo tú lo conoces.
Yo sólo quiero ser tu discípulo, sirviéndote, siguiéndote.
Dando la vida como la semilla.
En silencio, a veces en la oscuridad.
Dando la vida por aquellos que cayeron, sin saber por qué,
Y no se pueden levantar. Son tantos.
Quiero ser discípulo tuyo.
Sólo espero humildemente ser honrado por mi Padre.
Amén.