11/08/2022 – Más de un millón de niñas, niños y adolescentes en Argentina dejaron de comer alguna comida —desayuno, almuerzo, merienda o cena— porque en la casa donde viven falta el dinero para comprarla. Esta situación también afecta a 3 millones de adultos que prefieren darles a sus hijas e hijos un poco de comida antes que alimentarse ellos. Los datos se desprenden de una nueva encuesta presentada ayer miércoles por UNICEF, la Encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022, que refleja, además, una pérdida de la calidad de la alimentación
Para hablar de esto hemos convocado a Ianina Tuñón, que es socióloga, Magíster en Investigación en Ciencias Sociales. Doctora en Ciencias Sociales y Coordinadora e investigadora responsable del Barómetro de la Infancia del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.
Ante la pregunta de si coinciden estos datos de la encuesta de Unicef con los del Observatorio de la UCA la socióloga confirmó: “Coincidimos en que 6 de cada 10 niños en Argentina vive en condiciones de pobreza, que un 15% en situación de indigencia y que la situación de la inseguridad alimentaria se profundizó en el contexto postcovid…”. A su vez, al hablar de Inseguridad alimentaria Ianina precisó que es un concepto que lo miden a través de las estrategias que los hogares van desarrollando cuando tienen dificultades económicas. “Por lo general lo que hacen es bajar la compra en cantidad y calidad de los alimentos…” luego compran segundas marcas, seguidamente los padres dejan de hacer ingestas para que coman sus hijos y finalmente, la más grave inseguridad alimentaria es cuando “dejan se hacer ingestas los niños… es la más severa y la que más persiste en la Argentina y que afecta alrededor de un 15% de los chicos”.
Por otra parte hizo referencia a los subsidios que de parte del estado se distribuyen a la población más necesitada: “Las transferencias son relativamente insuficientes para poder garantizar, lo mínimo, que es el acceso a una alimentación en cantidad y calidad que sea adecuada”. A su vez Ianina señaló, como dato positivo, que: “la presencialidad, el volver a la escuela también mejoró las posibilidades en el acceso a la alimentación en el espacio escolar…”
Ianina habló también de la necesidad de Sinergia entre el Estado y las organizaciones civiles que trabajan ayudando socialmente para que ellas lleguen más lejos con su servicio.
La Iglesia, por su parte y porque no quiere quedarse de brazos cruzados ante lo que pasa, trata de organizar su solidaridad a través de Cáritas, por eso conversamos con el director Ejecutivo de Cáritas Argentina, Nicolás Meyer, quien nos recordó a su vez que este temas de la pobreza general que ya trae años en la sociedad, “no es un tema que se pueda abordar de manera lineal y se resuelven”. En este marco remarcó que “el núcleo de la pobreza (es) multidimensional … donde esos niños que sufren el hambre, también tienen (allí) un déficit habitacional, también sus padres, su familia, tienen dificultades para tener un trabajo seguro, un trabajo digno…” El director de Cáritas concluye este pensamiento diciendo que allí en este entramado multidimensional es donde trabaja cáritas en cada comunidad donde se encuentra inserta.