QUIEN QUIERA OIR, QUE OIGA Juan Carlos Baglietto (Argentina)
Cuando no recordamos lo que nos pasa, nos puede suceder la misma cosa.
Son esas mismas cosas que nos marginan, nos matan la memoria, nos queman las ideas,
nos quitan las palabras... oh...
Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia:
la verdadera historia, quien quiera oir que oiga.
Nos queman las palabras, nos silencian, y la voz de la gente se oirá siempre.
Inútil es matar, la muerte prueba que la vida existe...
Míralos como reptiles, al acecho de su presa, negociando en cada mesa maquillajes de ocasión;siguen todos los railes, que conducen a la cumbre locos porque no se deslumbre su parásita ambición…Antes iban de profetas ahora el éxito
es su meta; mercaderes, traficantes, más que náusea dan tristeza,no rozaron ni un instante la belleza…
Y me hablaron de futuros fraternales, solidarios, donde todo lo falsario acabaría en el pilón;y ahora que se cae el muro ya no somos tan iguales: tanto tienes, tanto vales, viva la revolución…Reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo, ese viaje hacia la nada que consiste en la certezade encontrar en tu mirada la belleza…
porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
…Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas; mas no me prometiste tú sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!