20/10/2022 – Los refugiados son personas que han huido de sus países porque su vida, su seguridad o libertad se encontraban amenazadas o eran perseguidos por motivos de raza, nacionalidad, religión o pertenencia a determinado grupo social.
En Argentina, cualquier persona, sin importar de qué país provenga, puede pedir refugio ya que no existen restricciones relacionadas al origen de las personas.
En los últimos cinco años, más de 6000 personas viven en la Argentina con solicitud o estatuto de refugiado. Entre las nacionalidades más relevantes se encuentran la siria, la colombiana, la ucraniana, la ghanesa, la haitiana, la cubana y la nigeriana.
Muchos de ellos necesitan asistencia del Estado pero no solo de el. La Iglesia en este país también se encarga de tender a una mano a aquellos hermanos migrantes y refugiados que llegan a nuestro país.
Esa asistencia no solo es laboral o material sino también espiritual.
Así lo destaca el Padre Flavio Lauría integrante de la Comisión Episcopal de la Pastoral de Migrantes e Itinerantes y responsable del Departamento de Migraciones del Arzobispado de Buenos Aires.
El padre Lauría sostuvo que “el migrante o el refugiado no es solamente aquella persona a la cual debemos atender. Si, es verdad, todo inicia, en todos los casos,con una situación difícil que hay que atender pero el migrante también es “sujeto de transformación” junto con la Iglesia por eso siempre debe pensarse en el construir “con el migrante””.