23/12/2022- Esta semana el programa “Voz de San Antonio” estuvo dedicado a la Navidad.
Como es habitual se proclamó al inicio el Evangelio del Domingo, en este caso, de la Misa de Navidad: San Juan 1, 1-5, 9-14:
“Al principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único,lleno de gracia y de verdad”.
Luego, cada uno de los hermanos franciscanos de las diferentes regiones, nos acercaron su reflexión y su sentir en torno a la expresión: “La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”
Otro momento muy edificante del programa fue escuchar a fray Ernesto Lopez Minoli quien desde Belén, tierra del nacimiento de nuestro Señor, nos trajo su testimonio.
Finalmente se presentó en el programa el número 4 de la revista digital “Vosz de San Antonio” y que está dedicada a la Navidad.
Además, como siempre, se compartieron noticias, invitaciones y reflexiones, cerrando el espacio con una bella oración del papa Juan XXIII, quien fue terciario franciscano:
“Dulce Niño de Belén, haz que penetremos con toda el alma en este profundo misterio de la Navidad. Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan, a veces con tanta violencia, y que tú sólo puedes dar.
Ayúdanos a conocernos mejor y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre. Descubre también tu hermosura, tu santidad y tu pureza. Despierta en nuestro corazón el amor y la gratitud a tu infinita bondad.
Únenos en tu caridad. Y danos a todos tu celeste paz.
Amén.“