13/01/2023 – En los amigos del evangelio hay un don, inestimable, de lo que es la caridad, el amor. “Hay amigos que hacen que el amor sea creativo”, dijo el Padre Sebastián García en la Catequesis.
Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra. Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: “¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?” Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: “¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate, toma tu camilla y camina’? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: “Nunca hemos visto nada igual”
San Marcos 2, 1-12
La genialidad de estos amigos del evangelio es algo que conmueve. Estos cuatro amigos quieren que el quinto amigo, que está paralítico, se encuentre con Jesús. Pero había tanta gente que no podían entrar, y entonces aparece la desazón, algo que también a nosotros nos pasa. Luego uno de ellos ve una posibilidad: entrar por el techo.
Estos cuatro amigos hacen un hueco en el techo para que su amigo, el paralítico, el que está “tirado al costado del camino” se puede encontrar cara a cara con Jesús.
Esto indica que cuando en la dinámica del amor me olvido de mi mismo y dejo que parezca la necesidad del otro, baja el ansia de sí mismo para que ese otro, el que más precisa, se pueda encontrar con Jesús.
Jesús alaba la fe de esos hombre, y entonces perdona los pecados del paralítico. El amor ve posibilidades donde otros no ven. El amor se las ingenia para que sean muchos los que se encuentren con Jesús.
El amor no es solitario, no es de francotiradores, no es para personalistas. El amor es para comunidades, porque nos sana y nos permite vivir verdaderamente vínculos de fraternidad, amistad y ser compañeros, porque nos sentamos a la misma mesa y compartimos el mismo pan.
Es necesario confiar para que se produzca el encuentro, por eso a veces el servicio es llevar al encuentro y otras, es dejar que alguien nos cargue para que ese encuentro con Jesús pueda ser. Porque en la comunidad se nos revela Dios.
El evangelio de hoy nos muestra que hay algo peor que ser paralítico o estar echado al costado del camino, y es el pecado. Porque el pecado es la corrupción del corazón, es el plan sistemático de muerte tentado por el mal espíritu para que mi vida fracase.
Necesitamos saber que Dios fehacientemente nos perdona, por eso es importante la confesión. Porque hay algo que es peor que la enfermedad, que es la muerte espiritual que ocurre con el pecado.
En el evangelio vemos que la curación de Jesús va de la mano del perdón de los pecados. Lo importante no es que el paralítico camine, sino, que sea justificado por la ternura y la misericordia de Dios, que hace nuevas todas las cosas.