Vivir siendo fieles a la palabra del Señor

jueves, 30 de marzo de 2023
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30/03/2023 – Compartimos la catequesis del día junto al padre Sebastían García:


Jesús dijo a los judíos: «Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás.» Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: “El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás.” ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?» Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman “nuestro Dios”, y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: “No lo conozco”, sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría.» Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?» Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy.» Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.


San Juan 8, 51-59


En estos días vamos terminando de preparar el corazón para entrar en la más importantes y grandes de las semanas que es la Semana Santa. Y me parece clave en esto de poder preparar el corazón y fortalecerlo, meditando sobre el primero de los versículos de este fragmento del Evangelio. Es una especie de pedido y de sana exigencia el que hace Jesús a hablar con los judíos. “El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás”.



Es decir, hay una insistencia de parte de Jesús que nos invita a ser fieles. Uno podría preguntarse dequé manera se puede ser fiel; en qué consiste esto; cómo es que se vive. Pero hay una promesa: “no morirá jamás”. En esto estamos todos de acuerdo en que no se refiere a la muerte natural a la que estamos todos sometidos. Nadie se escapa de esta. Se refiere más bien a una muerte de carácter más bien existencial e integral: no se llevará muerte de este mundo al Reino definitivo. No habrá muerte eterna.

¿Y entonces..? ¿Qué significa ser fiel? El pedido de Jesús se ve también como coherencia de su vida:en el momento en que empieza a entender que no le queda otra que morir por amor, Jesús pide queseamos fieles.


Esto de la fidelidad cuesta. Porque nos cuesta seguir a Jesús. Es interesante, porque Jesús no pide que se hagan cosas extraordinarias, grandes, magníficas. No. Nada de eso. Pide que le seamos fieles.


Y uno es fiel, cuando hay amor. Cuando el amor se termina, la tentación es la infidelidad. Cuando el corazón deja de ser por entero de la persona amada, uno empieza a llenarse el corazón de otros amores.

De la misma manera, Jesús nos pide esta coherencia, exigida desde el amor. Podemos entonces hacer memoria a lo largo de todo este tiempo de cómo me ha amado Dios. Cómo experimenté el amor de Jesús en mi vida. Cómo descubro que el Amor con el que Dios me ama es un Amor Incondicional que no va a cambiar nunca.


Por eso nos nace la fidelidad. Por tanto amor recibido, amor, con amor es pagado. La fidelidad entonces no es otra cosa que permanecer en ese amor, amando. Ser fieles a Jesús es hacer todo el esfuerzo y dejarme inundar por su presencia, en el Pueblo y en el Evangelio, en la vida cotidiana y vivir conforme a esa presencia. La fidelidad es vivir conforme a la esperanza del Reino, construyendo desde ahora un mundo más justo, más fraterno y más solidario.

Ser fiel a Jesús no es lo mismo que ser fiel a una ideología. No es igual que adherir de manera más o menos creíble a un conjunto de normas y mandamientos. No pasa por cerrarme a todo don de la vida y mirar con recelo a aquellos que son distintos, diferentes, extraños o ajenos. No pasa por el fundamentalismo de desacreditar todo lo que no está dentro de los límites visibles de la Iglesia Católica.



Ser fiel a Jesús es permanecer en su Palabra, es optar por la vida, es vivir con la coherencia de que somos portadores de Buenas Noticias para todos y cada uno de nuestros hermanos, especialmente aquellos que no tienen voz, los que sienten la vida y la fe amenazadas, los que están tristes, solos y finales.

Ser fiel es vivir con el Espíritu de Jesús, no para hacer grandes cosas, sino para hacer con gran corazón y generosidad las cosas pequeñas y cotidianas de nuestra vida. Ser fiel es mantenerse creyendo en que al final, la Vida es más poderosa que la muerte y que la Luz vence a la tiniebla. Ser fiel es jugarse la vida por amor, donde no hay vida.



Seamos fieles a Jesús, al Reino, a los hermanos más necesitados. Lo demás no importa. Lo demás está de sobra.