21/06/2023 – En el evangelio de hoy el Señor nos presenta una trilogía para transformar la vida: el trípode oración, ayuno y caridad . Es en donde el alma debe asentarse para renovarse todos los días.
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensara.Mateo 6; 1 – 6; 16 – 18
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensara.
Mateo 6; 1 – 6; 16 – 18
Por el camino de la oración el ayuno y la misericordia reconocemos nuestra condición pecadora para abrirnos a la gracia de conversión que nos regala la presencia del Señor que viene con su mensaje del reino, del nuevo orden. Se acerca un nuevo orden conviértanse a la nueva propuesta. Convertirse significa cambiar la vida en su raíz. El cambio que Dios quiere de raíz es del corazón. El cambio que propone Jesús no es cosmética sino transformación del corazón para una vida nueva renovada por El.
.Convertidos, por la fuerza de su amor que se nos comunica en la oración, transformados por el ayuno que nos permite por la gracia superar nuestro desorden natural, que viene por la herida fruto del pecado. Vida nueva que nos hace ser uno con los demás como hermanos por las obras de misericordia. El Señor está cerca nos convirtámonos. ¿Donde y como se percibe ese olor a la cercanía de Jesús?
Cuando oren, dice Jesús hoy, no sean como los hipócritas que gustan de orar en las sinagogas, en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres. En verdad les digo que ya reciben su paga. En cambio cuando vayas a orar entra en tu aposento y después de cerrar la puerta ora a tu Padre que está allí en lo secreto y el Padre que ve en lo secreto recompensará.
El corazón bíblicamente es el centro de la vida donde todos los planos vinculares confluyen Al orar con el corazón y desde el corazón llegan a la oración uno y. su trabajo, sus amigos, su apostolado, su historia, el contexto a donde se pertenece.
La oración del corazón en lo secreto nos abre a todos los planos y dimensiones de la existencia. No es una oración que clausura es una oración que abre. Cerramos la puerta para entrar en ese mundo amplio lleno de vida.
Lejos está la oración del corazón de cortar con todo. Cerrar no es encerrarse sino ahondar en la profundidad de lo relacional donde se gesta la vida Nada de nuestra vida le resulta a Dios desconocido.
Si le resulta desconocido a uno, si no se reconoce a si mismo desde ésta dimensión de interioridad vincular. Uno se desconoce pero Dios no desconoce lo profundo de nuestro corazón. Es desde ahí donde los vínculos que se establecen en todos los planos de nuestra vida adquieren nuevo sentido. Cuando en fe atraviesa nuestro corazón los rostros y la historia de dolor, de alegría de los que comparten su vida con nosotros, la presencia del Espíritu Santo que reza en nosotros se hace presencia transformadora de la vida.
La oración es para transformar la vida si es oración del corazón. Desde la oración de corazón nos lanzamos a mejores relaciones con los demás. Es que los otros no son extraños en la oración. Forman parte de ella al formar parte de nuestro vínculos cordiales, es decir de corazón. Entiéndase vitales. La vida es la que aparece en la oración. Cerrar la puerta no es ir a un lugar de muerte No es elegir un sarcófago. Cerrar la puerta para orar es encontrarnos con los vínculos más hondos que forman y pueblan nuestra existencia allí en el corazón
Ayunar es una manera de decirle a Dios que estamos dispuestos acomodar todo nuestro ser natural para poder darle respuesta a su querer y voluntad. Ayunar es decidirse a cambiar y expresamos esa decisión apartándonos de lo que no nos permite estar cerca de Dios. Por eso cualquiera sea la privación a la que nos atenemos cuando ayunamos lo que estamos expresando mucho más allá de cual sea el gesto, expresamos la determinación de apartarnos de lo que nos aparta de Dios. Esto es el pecado. Por eso los Padres de la iglesia decían cuando ayunamos, ayunamos de pecado. Ayunamos de pecado en la decisión de ordenar nuestra vida de acuerdo y conforme a esa invitación de Dios a cambiar y a transformarnos.
Ayunar es relativizar cualquier bien del que nos estamos privando para expresar en esa privación el bien superior al que hemos decidido vincularnos.
Ayunar es decir yo me privo de esto y con mi privación doy a otro y expreso a través de esto que hay un vínculo de caridad que es superior en calidad de vida a cualquier placer que yo legítimamente puedo darme. Ayunar es siempre elegir un bien superior. Ayunar no es privarse. En todo caso la privación que hagamos supone un ajustar nuestra naturaleza en el reconocimiento que hay un bien superior sea un bien caritativo por encima del bien placentero, de un goce legítimo que podernos darnos, sea del Bien Superior con mayúsculas, del Dios vivo.
Ayunamos con la determinación de ordenar nuestra vida y de poner las cosas en su lugar. Dios primero y el amor a los hermanos en segundo lugar y de ahí un profundo amor a nuestra persona.
El ayuno para ser cristiano tiene que estar en comunión con Cristo .Para nosotros el ayuno no es solamente una saludable manera de cuidado de nuestra naturaleza. Es un vínculo profundo con la persona de Jesús por eso no se puede ayunar cristianamente sin estar en comunión con El Señor.
Cuando el Antiguo Testamento las ofrendas hechas a Dios están vacías de interioridad el Señor advierte que no es el objeto ofrecido lo que le agrada sino el corazón de quien se ofrece en ese sacrificio. Misericordia quiero y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocausto.El camino del conocimiento de Dios viene de la mano del amor. El amor nos hace inteligente en el conocer a Dios que claramente lo define Juan: Dios es amor. El amor se expresa más en obras que en palabras decía San Ignacio de Loyola. Esa expresión tan bonita de la carta de Santiago muéstrame tu fe sin obras que yo por mis obras te mostraré mi fe.
De ahí que la práctica de las obras de misericordia son un camino de renovación en el conocer interiormente a nuestro Señor.. La misericordia es lo propio de Dios y en ella se manifiesta de forma máxima de su omnipotencia, decía Santo Tomás de Aquino.
Las obras de misericordia se dividen en dos según el Catecismo de la Iglesia Católica. Obras de misericordia corporales y espirituales. Las corporales son dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, asistir al preso, dar posada al caminante, sepultar a los muertos. Porque cuando hacemos esto dice el Profeta Isaías estamos ayunando El ayuno que yo quiero tiene que ver con todo esto dice Isaías capítulo 58.
Las obras de misericordia espiritual son : enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesite para eso pedir la Gracia de la sabiduría Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza que sepan aconsejarse unos a otros y enseñarse mutuamente con palabras y consejos sabios Colosenses3, 16
También forma parte de las obras de misericordia corporal: corregir al que se equivoca.
Si tu hermano ha pecado contra ti anda a hablar con el a solas Si te escucha has ganado a tu hermano, si no te escucha lleva contigo a 2 o3 de modo que el caso se decida por boca de 2 o 3 testigos si se niega a escucharlos pide a la Iglesia reunida
Perdonar las injurias Pedro le dijo cuantas veces debo perdonar las ofensas de mi hermano ¿hasta 7 veces? No digas 7 veces sino 70 veces 7 Consolar al afligido como dice 1 Tesalonicenses 5,11 anímense mutuamente y ayúdense unos a otros a crecer juntos Tolerar los defectos del prójimo.
Hacer oración por los difuntos como dice 2 Macabeos 12, 45 pues sino hubieran creído que los compañeros caídos iban a resucitar habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos
Padre Javier Soteras
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