Invitados a hacer la experiencia del amor de Dios

jueves, 28 de septiembre de 2023
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28/09/2023 – El evangelio de hoy nos cuenta que un rey, el rey Herodes, se enteró de qué Jesús estaba pasando. Había escuchado hablar de Jesús. Fíjate qué interesante esto porque por ahí vos y yo nos parecemos a Herodes en esta situación. Hemos escuchado hablar de Jesús. Hemos escuchado y lo queremos ver. No me escondas tu rostro dicen varios salmos. Jesús es el rostro humano de Dios y el rostro divino de lo humano.


El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: “Es Juan, que ha resucitado”.Otros decían: “Es Elías, que se ha aparecido”, y otros: “Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado”.Pero Herodes decía: “A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?”. Y trataba de verlo. San Lucas 9,7-9.


Querer ver a Jesús, no por curiosidad sino por contemplación.

Quieras o no, es muy raro que alguien no haya oído hablar de Jesús en este mundo de hoy, pero la pregunta es de qué Jesús hemos escuchado hablar. A lo mejor en nuestra catequesis hemos recibido un Jesús un poco castigador o que está pendiente de lo que hacemos para llamarnos la atención, para mandarnos al infierno. A lo mejor hemos escuchado hablar de Jesús como un revolucionario, como una persona importante de la historia, pero no pasamos de eso. A lo mejor hemos escuchado muchas cosas del Señor, pero eso no es suficiente. No es suficiente escuchar porque no es lo mismo oír que comprometernos de corazón.

Herodes había escuchado hablar de Jesús, pero claro se confundía, no entendía bien quién era. Trataba de conocerlo y se preguntaba por Jesús. Tal vez quería calmar su conciencia y tranquilizarse porque a Juan lo había mandado a matar. A veces pensamos que el Señor es uno más, pero es mucho más que eso. Es el que da sentido a tu vida. Yo creo que a veces como este hombre quedamos como desorientados por las cosas superficiales, por las cosas fugaces y nos vamos distrayendo. A veces vemos un problema, vemos una complicación o una situación difícil y eso como que acapara toda nuestra atención y dejamos de buscar. Nos olvidamos de poner la confianza en Dios y en el fondo todavía bien no sabemos por qué buscamos a Dios o, peor aún, no sabemos qué es lo que buscamos. Pero la realidad te va a mostrar algo. Siempre, siempre vas a estar en búsqueda. En este mundo siempre vas a estar en búsqueda. ¿Por qué? Porque el corazón te va a exigir plenitud. El corazón siempre te va a pedir un poquito más y el único que puede calmar y saciar esa sed de tu corazón es el Señor. Por eso no te quedes escuchando. Lo importante es mirar más allá. Pregúntate hoy qué es aquello que te motiva a mirar más allá. ¿Qué es lo que te lleva a querer conocer a Jesús? Aunque sea la curiosidad, pero no renuncies a esa búsqueda. No te quedes escuchando las ideas de tu cabeza, las voces que van apareciendo. Dejá de imaginarte quién y cómo es Jesús y acercate en serio a conocerlo. Eso es lo más importante. Si vos querés un cambio en tu vida, animate a acercarte a Jesús. Si vos querés que las cosas cambien, si querés mejorar, si querés empezar a encontrarle gusto y sentido a tu día a día, animate a acercarte a Jesús. Que no te la cuenten. Hacé experiencia del amor de Dios en tu vida y animate.