En una nueva emisión del ciclo “Enseñanzas desde el Magisterio de la Iglesia”, junto al padre Javier Soteras, continuamos la reflexión en torno al Documento Conclusivo de Aparecida, que lleva por tema “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos tenga en Él vida”.
08/08/2024 – En el capítulo séptimo del Documento se abordan distintas temáticas sobre “La misión de los discípulos al servicio de la vida plena” y desde el punto 360 se hace referencia al valor de comunicar vida: “se trata de salir de nuestra conciencia aislada y de lanzarnos, con valentía y confianza (parresía), a la misión de toda la Iglesia”.
En dichos apartados el texto nos recuerda que los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás. Así, “la vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad”, por eso se requiere también de libertad interior para darlo todo, ya que la misión es, en definitiva, la entrega de uno mismo para dar vida a los otros.
Asimismo, se enfatiza la necesidad de crecer en el compromiso de la misión, no solo a nivel personal sino también como Iglesia: se necesita de una fuerte conmoción que nos impida instalarnos en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente, aclara el Documento. Y en esa clave se recomienda asegurar cálidos espacios de oración comunitaria que alimenten el Espíritu de cada comunidad e incentiven la presencia de un testimonio de vida atractivo para otros.
Un aspecto no menor es que para el camino de misión, que debe ser constante en la vida de cada discípulo misionero, la fuerza del anuncio será fecunda si se realiza con el espíritu adecuado, con las actitudes de Jesús, teniendo a la Eucaristía como fuente y la mirada en María, como imagen perfecta de la discípula misionera.
Podés ver el programa completo en el video que acompaña esta nota