11/02/2025 – Hoy 11 de febrero, día de la virgen de Lourdes, celebramos la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo y lo hacemos en el marco del Año Jubilar 2025. Nos unimos a todas las personas que están atravesando el sufrimiento, confiando en que «la esperanza no defrauda» (Rm 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación.Hermoso texto del evangelio que compartimos en el día de la Virgen de Lourdes, nos presenta esta posibilidad de mirar desde nuestro interior. Muchas veces estamos acostumbrados a la apariencia, aferrados a lo que no importa. Nos quedamos en la superficie.Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús,y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”.El les respondió: ¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos.Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”.Y les decía: “Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios.Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte.En cambio, ustedes afirman: ‘Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte…’En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre.Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!”.Consigna:En el Evangelio, Jesús denuncia a quienes cumplen tradiciones externas pero tienen el corazón lejos de Dios. Hoy, en la Jornada Mundial del Enfermo, recordamos que lo más importante no es solo hacer cosas por los demás, sino hacerlo con amor y cercanía. San Marcos 7,1-13
En la Palabra de hoy vemos que el Señor es cuestionado, no solamente por revelar progresivamente su identidad de Hijo de Dios, de Profeta, de Mesías, sino que, junto con Él, también caen en la crítica sus discípulos.
A los discípulos los critican porque hacen algo que no está permitido. Es un proceso que, de a poco, se va volviendo cada vez más concreto y más violento, a medida que nos acercamos al tiempo de Cuaresma.Pero también nos encontramos con estos fariseos y doctores de la ley, que creen más en sus propias fuerzas, en sus propias capacidades, en el cumplimiento de la norma, que en la presencia de este Dios que sale al encuentro con una Buena Noticia.
Ellos entran en escena, se acercan a Jesús y se dan cuenta de que sus discípulos están comiendo con las manos sucias, sin lavar, sin purificar. Y claro, esto los escandaliza, porque no siguen la Ley de Moisés.Aparentemente, no cumplen los preceptos. Estos 613 mandatos que tenía la ley para los judíos y que cada judío cumplidor realizaba al pie de la letra.
Por eso lo cuestionan al Señor: “¿Por qué tus discípulos no cumplen con la tradición?”Se quedan más en la crítica que en tratar de ver lo bueno, en revisar cuál es la novedad.
Mañana vamos a compartir la explicación de Jesús y las palabras que Él les dice: palabras durísimas, tremendas, que buscan sacudir a estos que critican a los discípulos y que, en definitiva, están criticando también al mismo Jesús.
Por eso, hoy queremos hablar de un tema que, imagino yo, no nos es ajeno. Es un tema en el que todos, en mayor o menor medida, tarde o temprano, hemos caído.
“¿Hablás bien de los demás? ¿Cómo te contenés para no criticar?”
Pero pensaba en esto que Jesús cuenta en el Evangelio: no es lo que entra en el corazón, sino lo que sale de él lo que importa.
En definitiva, nos relacionamos con los demás, y de eso se trata también el criticar o no criticar.Pensaba que hay un signo en nuestro hogar que tiene que ver con esto: con la capacidad de escucha, entrega y salir al encuentro de los demás.
Hablábamos de la crítica y de cómo los fariseos y los publicanos están pendientes de lo que hace y dice el Señor, pero no para aprender, sino para ver dónde pisa el palito y así condenarlo. Ya hay un preconcepto, un prejuicio, una condena en el corazón de los fariseos y los escribas. Por eso, Jesús, a lo largo de todo el Evangelio, usa palabras fuertes con ellos. Tal vez con nadie ha tenido palabras más duras que con los escribas y fariseos.
Fijate lo que les dice el Señor, citando al profeta Isaías:
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.”Tremendo lo que les dice.“El culto que me dan está vacío. La doctrina que enseñan es humana.”Y no solo eso, sino que explica por qué:“Dejan de lado el mandamiento de Dios para aferrarse a las tradiciones de los hombres.”¿Y cuál es el mandamiento de Dios?Jesús lo explica en el Evangelio:“Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.”Qué difícil se hace a veces, ¿no? Sobre todo cuando las relaciones con los demás se complican…Fijate lo que decía la Madre Teresa, Santa Madre Teresa de Calcuta:“Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado. Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica.”
Llevate bien con los que Dios puso al lado tuyo, no los espantes. Es por ahí. Tu fe no tiene fecha de vencimiento, es gracia que se hace concreta para reconocer el paso de Dios en tu vida. ¡Ojo! La crítica tiene que ver con esto que es destructivo. Uno puede analizar la realidad, puede hacer incluso correcciones fraternas, siempre y cuando haya caridad. Pero para poder tener una buena corrección fraterna, primero tenemos que mirarnos el corazón: agarrar el espejo antes que la lupa.El Evangelio presenta una disputa entre Jesús, los fariseos y los escribas, y nos habla de estos preceptos humanos que nunca deben reemplazar el mandamiento de Dios.
¿A qué se refiere Jesús?
A que muchas veces caemos más en el cumplimiento que en buscar sinceramente la voluntad de Dios.¿Por qué?Porque, claro, es más fácil vivir pensando en lo que otros nos dicen que tenemos que hacer.Tremendo esto, ¿no?A veces caemos, incluso en nuestra vida espiritual y de fe, en esta clave. Pero el único que realmente nos orienta, nos acompaña y nos propone su voluntad –y no de manera obligatoria, sino respetando nuestra libertad– es Dios.Por eso tenemos los mandamientos.Por eso la Iglesia nos acompaña y sostiene en el camino.Pero muchas veces tomamos esto y, en lugar de vivirlo como algo que nos libera y nos hace caminar en santidad, lo reducimos a un mero cumplimiento, como si el cielo fuera un premio que hay que ganar, olvidándonos de que es pura gracia de Dios actuando en nosotros.Entonces, preguntate:¿Cómo estás viviendo tu vida de fe?¿Cómo estás viviendo tu espiritualidad y tu relación con los demás?¿Usás máscaras?¿Caés en el cumplimiento sin sentido?¿Caés en los prejuicios?¿Cómo acompañás el sufrimiento de los demás?
Padre Matías Burgui
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