28/02/25- La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Santa Unción.
«Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (Mc. 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano del Señor» (Concilio de Trento).
El sacramento de la Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de vejez.
La gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos:
— la unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia;— el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez;— el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la penitencia;— el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual;— la preparación para el paso a la vida eterna.
Lo dialogamos junto al Padre Rodolfo Rapuzzi, perteneciente a la diócesis de Concordia, Entre Ríos. Capellán del Hospital San Benjamín de la ciudad de Colón, e integrante de la Pastoral diocesana de la Salud.