21/04/2025 – Durante su adolescencia, desde la localidad de Suardi, pequeña ciudad de la provincia de Santa Fe, Nicolás comenzó a intercambiar cartas con quien en ese entonces era Arzobispo de Buenos Aires, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio. Hoy, siendo profesor en Ciencias Sagradas, Nicolás Mondino nos compartió su recuerdo, lo que le decía Bergoglio en sus cartas. Además nos regaló su reflexión sobre el pontificado de Francisco entre los jóvenes, un pastor que con su cercanía logró abrazar a todo el mundo.
En el inicio, Nicolás nos regaló el contexto que dio origen a la comunicación epistolar : “cuando era adolescente, estaría en cuarto año de la secundaria quizás, en este deseo de ampliar los horizontes de lo espiritual y seguir escuchando voces para hacer más rico el camino, se me ocurrió escribirle a quien en aquel entonces era Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, Monseñor Bergoglio”.
“Con la dirección de correo en mano me puse a escribir una carta de puño y letra (…) y para mi sorpresa al tiempito me llega por correo una carta del padre Bergoglio. Para mí fue muy emocionante porque además fue el inicio de un intercambio epistolar de varias veces”.
Sobre el contenido de las cartas, contó que en cada una de ellas Bergoglio se despedía con el mismo pedido: “Rezá por mi”, la misma frase que años después abrió su pontificado, siendo Francisco para todo el mundo.
En ese sentido, agregó que leyendo posteriormente una de las Encíclicas de Francisco, allí también encontró una expresión similar que supo hacerse presente en su diálogo epistolar con Bergoglio: cuando él le decía que era importante buscarlo al Señor, pero aún más importante dejarse abrazar por Él, porque es quien tiene la iniciativa.
Además, sobre el mensaje que deja el pontificado de Francisco para los jóvenes y para la sociedad en general Nico reflexionó: “creo que sigue siendo un llamado muy fuerte a ser protagonistas de la propia historia y la historia también comunitaria, de lo que nos toca en los entornos donde vivimos (…) y hacerlo no como un número espectador, sino como bien él nos invitaba, esto de patear siempre adelante, buscar el gol y saber que más allá de todo tenemos la presencia de Dios que siempre nos anima y nos impulsa a ponernos en movimiento”.
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